jueves, 30 de marzo de 2023


 

Los cinco minutos del Espíritu Santo

 



Una vez más, intento contemplar con una mirada positiva a la gente que hay a mi alrededor, para descubrir los carismas que hay en mis compañeros, familiares, amigos. Es necesario repetir frecuentemente este ejercicio, para que la mirada no se nos vuelva demasiado negativa.

Doy gracias al Espíritu Santo por cada uno de esos carismas que él derrama en los hermanos, y me pregunto cómo puedo ayudarlos para que esos carismas den mejores frutos para bien de todos. Es hermoso dedicarse a regar las semillas buenas que hay en los demás, y ser como el jardinero del Espíritu Santo.

Me detengo a pedir al Espíritu Santo que me libere de los egoísmos y me ayude a hacer un acto de amor sincero y generoso hacia alguna persona. Trato de pensar en alguien que no me despierta simpatía a flor de piel, y me propongo regalarle un momento de felicidad, algo que lo haga sentir bien. Recuerdo que en esa experiencia de amor tendré un encuentro íntimo y profundo con un amor que me impulsa hacia el infinito, con el Espíritu Santo. Vale la pena intentarlo.

Lecturas de hoy / jueves de la quinta semana de Cuaresma

 




 Lectura del libro del Génesis

17, 1-9

 

Cuando Abrám tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo:

« Yo soy el Dios Todopoderoso.

Camina en mi presencia y sé irreprochable.

Yo haré mi alianza contigo,

y te daré una descendencia muy numerosa».

 

Abrám cayó con el rostro en tierra, mientras Dios le seguía diciendo:

«Ésta será mi alianza contigo: tú serás el padre de una multitud de naciones. Y ya no te llamarás más Abrám: en adelante tu nombre será Abraham, para indicar que Yo te he constituido padre de una multitud de naciones. Te haré extraordinariamente fecundo: de ti suscitaré naciones, y de ti nacerán reyes.

Estableceré mi alianza contigo y con tu descendencia a través de las generaciones. Mi alianza será una alianza eterna, y así Yo seré tu Dios y el de tus descendientes. Yo te daré en posesión perpetua, a ti y a tus descendientes, toda la tierra de Canaán, esa tierra donde ahora resides como extranjero, y Yo seré su Dios».

Después, Dios dijo a Abraham: «Tú, por tu parte, serás fiel a mi alianza; tú, y también tus descendientes, a lo largo de las generaciones».

 

Palabra de Dios.



El pacto inquebrantable que Dios selló con Abram da origen a la historia de salvación para el pueblo judío. Este acontecimiento decisivo no está, de por sí, ligado a un espacio o a un tiempo determinado. Y este también es válido para los que han heredado de sus antepasados la fe en el verdadero Dios. A partir de entonces el padre de todos los creyentes tendrá un nuevo nombre –Abraham– y el Señor tendrá una nueva actitud hacia él. Dios se compromete a bendecir, proteger y defender a quienes se esfuercen por observar fielmente su Ley.


 

 

SALMO RESPONSORIAL                               104, 4-9

 

R.    El Señor se acuerda de su Alianza.

 

¡Recurran al Señor y a su poder,

busquen constantemente su rostro;

recuerden las maravillas que Él obró,

sus portentos y los juicios de su boca! R.

 

Descendientes de Abraham, su servidor,

hijos de Jacob, su elegido:

el Señor es nuestro Dios,

en toda la tierra rigen sus decretos. R.

 

Él se acuerda eternamente de su Alianza,

de la palabra que dio por mil generaciones,

del pacto que selló con Abraham,

del juramento que hizo a Isaac. R.

 

 

 


 

   Evangelio de nuestro Señor Jesucristo

       según san Juan

8, 51-59

 

Jesús dijo a los judíos:

«Les aseguro

que el que es fiel a mi palabra

no morirá jamás».

Los judíos le dijeron: «Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y Tú dices:

"El que es fiel a mi palabra

no morirá jamás".

¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser Tú?»

Jesús respondió:

«Si Yo me glorificara a mí mismo,

mi gloria no valdría nada.

Es mi Padre el que me glorifica,

el mismo al que ustedes llaman "nuestro Dios",

y al que, sin embargo, no conocen.

Yo lo conozco

y si dijera: "No lo conozco",

sería, como ustedes, un mentiroso.

Pero Yo lo conozco y soy fiel a su palabra.

Abraham, el padre de ustedes,

se estremeció de gozo,

esperando ver mi Día:

lo vio y se llenó de alegría».

Los judíos le dijeron: «Todavía no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham?»

Jesús respondió:

«Les aseguro que desde antes que naciera Abraham,

Yo Soy».

Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del Templo.

 

Palabra del Señor.




Fiel a la Palabra de Dios



 Por la Palabra eterna del Padre fueron creadas todas las cosas. El que sea fiel a las palabras de Jesús, no morirá para siempre. Aquel que es antes de Abrahán y de cualquier otra criatura, se ha hecho uno de nosotros para convertirse para nosotros en fuente de vida eterna. Quien lo acepte tendrá la vida, quien lo rechace, la habrá perdido para siempre, pues no hay otro camino de salvación, sino sólo Cristo.

Así la fe de Abrahán ha quedado superada por la fe en Cristo. Por eso debemos no sólo escuchar la Palabra de Dios, sino ser fieles a ella. Entonces no sólo conoceremos a Dios, sino que en verdad lo tendremos como Padre nuestro. Y teniendo a Dios con nosotros tendremos vida, y Vida eterna; y, a pesar de que tengamos que pasar por la muerte nuestro destino final estará escondido con Cristo en Dios, con quien viviremos eternamente.

martes, 28 de marzo de 2023



 

¿Qué tienes, Jesús?

 



 

¿Qué tienes, Jesús?

Que perdonas, lo que el hombre no perdona.

Que olvidas, lo que el ser humano no olvida.

Que vas al fondo de las cosas, cuando nosotros,

nos quedamos satisfechos en lo superficial.

 

¿Qué tienes, Jesús?

¿Por qué te interesa el rescate del corazón

de las personas y, muy poco,

las historias que ocurrieron en ellas?

¿Por qué miras siempre al futuro, a nosotros,

nos gusta siempre mirar al pasado?

Tienes, Señor, la fuerza del amor de Dios.

Tienes, Señor, la garantía de quien te envía.

Tienes, Señor, la Ley del Amor, no la ley humana.

Tienes, Señor, compasión por el hombre.

Tienes, Señor, ojos que ven lo que nosotros no vemos.

Tienes, Señor, ojos que no ven, lo que nosotros,

frecuentemente, vemos, aunque no exista.

 

¿Qué tienes, Jesús?

Tienes la medida de Dios, muy distinta de la humana.

Tienes pensamientos divinos,

¡tan contrarios a los humanos!

Aborreces el pecado, y comprendes y amas al pecador.

¡Ahí estoy yo, Señor!

Soy pecador, pero muchas veces,

las más de las veces,

me convierto en duro juez, Señor.

Haz, que –aun teniendo razones para lanzar

la primera piedra– cuente hasta tres y hasta cien

para utilizar lo que es grande en Ti:

la misericordia

 

P. Javier Leoz

Los cinco minutos del Espíritu Santo

El Espíritu Santo es un manantial generoso, una fuente desbordante que siempre da. Y por eso, siempre nos invita a dar con generosidad. A ve...