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Mostrando las entradas de abril, 2025

Evangelio diario / 2° Semana de Pascua

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    Evangelio según san Juan 3, 7-15 En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: “Tienen que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu”. Nicodemo le preguntó: “¿Cómo puede suceder eso?”. Le contestó Jesús: “¿Tú eres maestro en Israel, y no lo entiendes? En verdad, en verdad te digo: hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no reciben nuestro testimonio. Si les hablo de las cosas terrenas y no me creen, ¿cómo creerán si les hablo de las cosas celestiales? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en Él tenga vida eterna”. Palabra del Señor. Jesús sigue hablando con Nicodemo… y lo lleva más allá. Ya no solo le habla de “nacer de nuevo”, ahora le habla del  misterio más grande del...

Los cinco minutos del Espíritu Santo

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28 de abril Un manco puede ser feliz sin una mano. Lo será si acepta que eso que le falta es sólo una parte, porque la vida es mucho más que eso. Si lo piensa bien, reconocerá que, si no le faltara eso, le faltaría otra cosa, porque nunca podemos tenerlo todo. Porque nuestra vida será siempre algo limitado, pero no por eso deja de ser bella, a su manera. Que no se te escape. Esto no significa no tener objetivos, no tratar de alcanzar cosas nuevas, o dejar de proponerse algo más. Porque eso también es parte de la felicidad. Pero siempre que uno ame y valore más lo que tiene y no tanto lo que no tiene. Porque si uno ama mucho lo que no tiene, y poco lo que sí tiene, siempre estará tristemente insatisfecho, con una especie de vacío en el corazón. El Espíritu Santo quiere abrirnos los ojos para que aprendamos a vivir nuestra vida así como es, con sus valores y sus límites, sin estar envidiando la vida ajena y comparándonos con los demás. Cada uno tiene que hacer su propio camino y recorrer...

Evangelio diario / 2° Semana de Pascua

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  Evangelio según san Juan 3, 1-8 Había un hombre del grupo de los fariseos llamado Nicodemo, jefe judío. Este fue a ver a Jesús de noche y le dijo: “Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él”. Jesús le contestó: “En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios”. Nicodemo le pregunta: “¿Cómo puede nacer un hombre siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer?”. Jesús le contestó: “En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: ‘Tienen que nacer de nuevo’; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así es· todo el que ha nacido del Espíritu”. Palabra del Señor. “El que no nazca de nuevo no puede ver el Rei...

Los cinco minutos del Espíritu Santo

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  26 de abril La profundidad está en Dios, que es la perfección acabada de todo ideal humano. El Espíritu Santo es Dios, y él tiene la capacidad de tocarlo todo con su luz. Por eso puede hacernos capaces de reconocerlo también en los demás. Si en los otros sólo vemos miseria, porque tenemos los ojos heridos, el Espíritu Santo puede manifestarse y hacernos descubrir muchas cosas preciosas que hay en los hermanos. Con el Espíritu Santo, además, podemos liberarnos poco a poco de la superficialidad y de la incoherencia, y volvernos comprensivos, generosos, amables, sinceros, disponibles. Su Palabra nos enseña que " quien dice que está en la luz pero no ama a su hermano, está todavía en las tinieblas " (1 Juan 2,9), y que " el que no ama permanece en la muerte " (1 Juan 3,14). Entonces, estamos descubriendo lo más importante: Si alguien quiere salir de la superficialidad y ser profundo, su camino es el amor a los hermanos. Si yo no me encuentro con los demás, si no los a...

Evangelio diario / Octava de Pascua

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    Evangelio según san Marcos 16, 9-15 Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando. Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron. Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando al campo. También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no les creyeron. Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo: “Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio a toda la creación”. Palabra del Señor. “Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Noticia.” Jesús ha resucitado. La Vida ha vencido. Y, sin embargo, los discípulos están llenos de miedo, de incredulidad, de dolor. No es fácil creer en la esperanza cuando todo par...

Los cinco minutos del Espíritu Santo

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  25 de abril " Aquí estoy, Espíritu Santo,  dispuesto a ofrecerte parte de mi tiempo.  Escuché tu llamado al servicio  y estoy intentando seguir a Jesús  en esta misión que me confías.  Necesito tu compañía y  la fuerza de tu gracia.  Dame un profundo gusto por mis tareas,  un intenso fervor y una profunda alegría.  No confío en mis fuerzas  ni en mis capacidades  sino en tu constante ayuda.  Pero te ofrezco todo lo que soy,  todas mis capacidades y talentos,  mi imaginación y mi creatividad,  mi inteligencia y mis energías,  mi emotividad y mi capacidad de amor. Quiero que todo esté al servicio de tu gloria,  para que el bien y la verdad  puedan triunfar en esta tierra.  Ven Espíritu Santo.  Amén ." 📚  Autor:  Mons. Víctor Manuel Fernández.  ® Editorial Claretiana.

Evangelio diario / Semana 1ª de Pascua

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    Evangelio  según san Juan 21, 1-14 En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, apodado el Mellizo; Natanael, el de Caná de Galilea; los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les dice: “Me voy a pescar”. Ellos contestan: “Vamos también nosotros contigo”. Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice: “Muchachos, ¿tienen pescado?”. Ellos contestaron: “No”. Él les dice: “Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán”. La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro: “Es el Señor”. Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierr...

Los cinco minutos del Espíritu Santo

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  24 de abril Quisiéramos vivir con más profundidad, ser personas más espirituales, realmente transformados por el Espíritu Santo. Pero no vemos grandes cambios en nuestra vida. Si nos miramos a nosotros mismos con sinceridad podremos descubrir que en nuestro interior no está la profundidad que deseamos. Allí también hay límites e incoherencias. Posiblemente encontremos mucho egoísmo allí adentro, y lo que llamamos "amor al prójimo" quizás sea sólo una necesidad de satisfacciones afectivas, quizás sea sólo una forma de egoísmo, de estar encerrados en nuestras propias necesidades y de buscar a los demás sólo para que nos hagan sentir bien. Por eso parece que ese amor se acaba cuando los demás contradicen nuestros proyectos, cuando no nos dan la razón, no nos elogian, o no dicen lo que nos interesa escuchar. Entonces, la incoherencia y el vacío también están dentro de nosotros mismos. Por eso, cuando buscamos la soledad y nos encontramos con nosotros mismos a veces sólo estamos...

Evangelio diario / 1° Semana de Pascua

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    Evangelio según san Lucas 24, 35-48 En aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando Él se presentó en medio de ellos y les dice: “Paz a ustedes”. Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. Y Él les dijo: “¿Por qué se alarman?, ¿por qué surgen dudas en su corazón? Miren mis manos y mis pies: soy yo en persona. Pálpenme y dense cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como ven que yo tengo”. Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: “¿Tienen ahí algo de comer?”. Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: “Esto es lo que les dije mientras estaba con ustedes: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí”. Entonces les abrió el...

El video del Papa

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Los cinco minutos del Espíritu Santo

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  23 de abril Algunos dicen que el Espíritu Santo es solamente una energía. Pero nosotros creemos que la Biblia no dice eso, sino que es una Persona. En la Biblia,  Espíritu  es el impulso de Dios, que interviene en el mundo y particularmente en el hombre. En ese sentido, se aplica a la actividad de las tres Personas de la Trinidad que obran unidas. Pero hay textos donde la expresión  Espíritu  se refiere a  alguien , indica una Persona distinta del Padre y del Hijo. Así lo vemos, por ejemplo, en el Evangelio de Juan. Allí se le da también el nombre de Paráclito, y se le llama el  otro  Paráclito, para distinguirlo de Cristo; y se le atribuye la misión de  recordarnos  lo que Cristo enseñó. Se dice, por otra parte, que el Padre lo envía. Se le menciona con el pronombre  aquél , que no se utiliza para referirse sólo a una energía o a un impulso impersonal, sino para hablar de una Persona (Juan 14,26; 16,7-15). También podríamos menci...

Evangelio diario / 1° Semana de Pascua

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    Evangelio según san Lucas 24, 13-35 Aquel mismo día, el primero de la semana, dos de los discípulos de Jesús iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos sesenta estadios; iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: “¿Qué conversación es esa que traen mientras van de camino?”. Ellos se detuvieron con aire entristecido. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió: “¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?”. Él les dijo: “¿Qué?”. Ellos le contestaron: “Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que Él iba a liberar a Israel, pero, con todo es...

Los cinco minutos del Espíritu Santo

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  22 de abril " Espíritu Santo, todo mi ser está hecho para el encuentro con los hermanos. Has puesto dentro de mí el llamado a caminar con los demás. Por eso estoy aquí, en tu presencia, para pedirte que alimentes mi sentido comunitario. Quiero aprender a trabajar con los demás. Quiero evangelizar en unión con toda la Iglesia que camina. Enséñame, Espíritu Santo, a buscar caminos de diálogo y de unidad con los demás cristianos que luchan por tu Reino.  Que nuestra santidad sea comprometida y comunitaria, y no busquemos salvarnos solos.  Tampoco permitas que nos encerremos en pequeños grupos que se sienten superiores. Toca nuestros corazones y nuestra mirada para que aprendamos a abrirnos a todos, para que podamos llegar a todos.  Y danos la sensibilidad del amor para adaptarnos a lo que ellos viven, a sus inquietudes y necesidades. Así caminaremos con ellos para extender juntos el Reino de Dios. Ven Espíritu Santo.  Amén ." 📚  Autor:  Mons. Víctor Ma...

Evangelio diario/ 1° Semana de Pascua

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    Evangelio según san Juan 20, 11-18 En aquel tiempo, estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan: “Mujer, ¿por qué lloras?”. Ella les contesta: “Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto”. Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: “Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?”. Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: “Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré”. Jesús le dice: “¡María!”. Ella se vuelve y le dice: “¡Rabbuní!”, que significa: “¡Maestro!”. Jesús le dice: “No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero, anda, ve a mis hermanos y diles: ‘Subo al Padre mío y Padre de ustedes, al Dios mío y Dios de ustedes’”. María la Magdalena fue y anunció a los discípulos: “He visto al S...