Evangelio diario / Semana 2ª de Adviento

 



Evangelio según san Mateo 18, 12-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “¿Qué les parece? Supongan que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en los montes y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, en verdad les digo que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Igualmente, no es voluntad de su Padre que está en el cielo que se pierda ni uno de estos pequeños”.

Palabra del Señor.


“ Que no se pierda ni uno de estos pequeños 

  1. El amor personal de Dios:

    • En esta parábola, Jesús muestra que Dios no es un juez indiferente, sino un Padre amoroso que se preocupa profundamente por cada uno de sus hijos. Su amor no es colectivo, sino personal; cada uno de
    • El pastor que busca a la oveja perdida simboliza la infinita paciencia y misericordia de Dios, que no se rinde incluso cuando nos alejamos de su camino.
  2. El valor de cada vida:

    • La oveja perdida representa a aquellos que se han desviado, que están heridos o que se sienten alejados de Dios. Jesús nos recuerda que ninguna vida es insignificante y que la alegría de recuperar a alguien perdido es inmensa, mayor aún que la de mantener a los que ya es.
    • Este pasaje nos desafía a mirar a los demás con los ojos de Dios, reconociendo su valor y haciendo todo lo posible para ayudarlos a
  3. La misión de la comunidad:

    • Este texto también invita a la comunidad cristiana a asumir un rol activo en el cuidado y la búsqueda de quienes se han alejado. No podemos conformarnos con cuidar a los que están cerca; Estamos llamados a ser instrumentos del amor de Dios para traer de vuelta a quienes están en peligro.
  4. La voluntad de Dios:

    • La frase clave "no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos que se pierde uno solo de estos pequeños" reafirma que el deseo de Dios es salvar, restaurar y cuidar a cada persona, sin excepción. Esto nos inspira a vivir con esperanza y a confiar en su amor redentor.

Mateo 18, 12-14 nos invita a ser como el buen pastor: llenos de amor, compasión y perseverancia en la búsqueda del bien de los demás, reconociendo que cada uno tiene un valor infinito para Dios.




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