Cuarto día: «San José, padre de los peregrinos»
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En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo +
Acto de Contrición
Pésame, Dios mío,
y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido.
Pésame por el Infierno que merecí y por el Cielo que perdí;
pero mucho más me pesa,
porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como Vos.
Antes querría haber muerto que haberos ofendido,
y propongo firmemente no pecar más,
y evitar todas las ocasiones próximas de pecado. Amén.
Oración introductoria
Te rogamos Padre Dios que nos ayudes a enamorarnos de la vida y enfrentar toda adversidad confiando en tu divina providencia, a ejemplo de san José, hombre justo y piadoso, que supo asumir las contrariedades de la vida y las enfrentó desde tu ayuda divina. Que en esta novena san José nos ayude e ilumine para poder alabarte siempre con nuestras vidas y gozar plenamente de ti en la muerte. Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo en unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria. Por los siglos de los siglos. Amén
«San José, padre de los peregrinos»
San José junto a María salen a esa aventura, asumen lo que Dios les pide y salen, enfrentan y asumen la situación y van. El camino es duro y difícil, pero van juntos. Ya Dios los manda de dos, en donde luego Jesús nos envía de dos en dos; recordándonos los dos mandamientos más importantes: «amar a Dios sobre todas las cosas» y «amar al prójimo como a sí mismo». Cuántos hoy salen a la lucha de la vida. Los estudiantes de la calle, esos hermanos que no tienen nada y salen a buscar la vida y la enfrentan. Hoy no te quedes encerrado y asustado, asumí y salí a la aventura que Dios te propone. Esa aventura es larga y tiene tramos duros y también difíciles, pero al final es hermoso, allí está el secreto.
P. Luis Zazano
Silencio, meditación, escribir el favor o recordatorio
Oración Final
Oh Glorioso patriarca san José, esposo de la Virgen María,
dispénsanos de tu protección paterna.
Te lo suplicamos por el Sagrado Corazón de nuestro Señor Jesucristo.
Tú, cuya protección se extiende a todas las necesidades
y sabe hacer posibles las cosas más imposibles
dirige tu mirada de padre sobre los intereses de tus hijos.
Recurrimos a ti con la confianza en las angustias y penas que nos oprimen;
dígnate tomar bajo tu caritativa protección este asunto importante y difícil
que es causa de nuestras inquietudes:
(Repite con gran fe tu petición).
Haz que su feliz desenlace sea para gloria de Dios
y bien de sus amantes siervos”.
Así sea.
Padrenuestro, Avemaría, y Gloria.
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