QUINTO DÍA NOVENA EN HONOR A SAN JOSÉ DORMIDO «SAN JOSÉ, PADRE DE LOS ESPOSOS»

 


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En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo +

Acto de Contrición

Pésame, Dios mío,
y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido.

Pésame por el Infierno que merecí y por el Cielo que perdí;
pero mucho más me pesa,
porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como Vos.

Antes querría haber muerto que haberos ofendido,
y propongo firmemente no pecar más,
y evitar todas las ocasiones próximas de pecado. Amén.

Oración introductoria

Te rogamos Padre Dios que nos ayudes a enamorarnos de la vida y enfrentar toda adversidad confiando en tu divina providencia, a ejemplo de san José, hombre justo y piadoso, que supo asumir las contrariedades de la vida y las enfrentó desde tu ayuda divina. Que en esta novena san José nos ayude e ilumine para poder alabarte siempre con nuestras vidas y gozar plenamente de ti en la muerte. Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo en unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria. Por los siglos de los siglos. Amén

«San José, padre de los esposos.»

En san José encontramos a un esposo que protege y da seguridad a María, la acompaña y también consuela. Me imagino a san José caballero y que mira los detalles, sabe que el camino se pone difícil y también sabe que a María también le cuesta. Su servicio inicia en ella y termina en ella, él conoce que su prioridad como esposo es ella y su hijo. Hoy pidamos a san José por tantos esposos que están en crisis, que perdieron el gustito del amor a la familia, incluso por aquellos que perdieron la delicadeza de convertir su hogar en un hogar de paz para convertirlo en un campo de guerra. Le pedimos a san José por aquellos que no entienden que la vida matrimonial es respeto y cercanía. 

P. Luis Zazano

Silencio, meditación, escribir el favor o recordatorio

Oración Final

Oh Glorioso patriarca san José, esposo de la Virgen María,
dispénsanos de tu protección paterna.

Te lo suplicamos por el Sagrado Corazón de nuestro Señor Jesucristo.
Tú, cuya protección se extiende a todas las necesidades
y sabe hacer posibles las cosas más imposibles 
dirige tu mirada de padre sobre los intereses de tus hijos.

Recurrimos a ti con la confianza en las angustias y penas que nos oprimen;
dígnate tomar bajo tu caritativa protección este asunto importante y difícil
que es causa de nuestras inquietudes:

(Repite con gran fe tu petición).

Haz que su feliz desenlace sea para gloria de Dios
y bien de sus amantes siervos”.

Así sea.

Padrenuestro, Avemaría, y Gloria. 

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