lunes, 13 de mayo de 2024

Nuestra Señora de Fátima

 





 En 1917, en el momento de las apariciones, Fátima era una ciudad desconocida de 2.500 habitantes, situada a 800 metros de altura y a 130 kilómetros al norte de Lisboa, casi en el centro de Portugal. Hoy Fátima es famosa en todo el mundo y su santuario lo visitan innumerables devotos.


Allí, la Virgen se manifestó a niños de corta edad: Lucía, de diez años, Francisco, su primo, de nueve años, un jovencito tranquilo y reflexivo, y Jacinta, hermana menor de Francisco, muy vivaz y afectuosa. Tres niños campesinos muy normales, que no sabían ni leer ni escribir, acostumbrados a llevar a pastar a las ovejas todos los días. Niños buenos, equilibrados, serenos, valientes, con familias atentas y premurosas.

Los tres habían recibido en casa una primera instrucción religiosa, pero sólo Lucía había hecho ya la primera comunión.

Las apariciones estuvieron precedidas por un "preludio angélico": un episodio amable, ciertamente destinado a preparar a los pequeños para lo que vendría.leer mas

Los cinco minutos del Espíritu Santo

 


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"Ven Espíritu Santo, mira todas esas emociones que a veces se sublevan en mi interior. Mira mis nerviosismos, mis arranques de ira, mis reacciones de agresividad, todas las veces que me indigno y me resiento por las cosas que me dicen, o por los errores y las imperfecciones de los demás. 
Ven como lluvia mansa a refrescar mi interior, para que no me queme y me enferme a causa de esas tensiones. Ven como brisa tibia que acaricia y devuelve la calma, ven como música suave que me relaja por dentro, ven como amor y ternura que me ayuda a comprender a los demás. 
¿Para qué quiero esos nerviosismos y resentimientos? Ayúdame a usar mis energías para cosas buenas, porque no quiero desgastarme en lamentos y angustias sin sentido. Ven Espíritu de armonía y de serenidad. Ven, para que siempre elija el  amor, el diálogo y la amistad. Ven, para que sepa reaccionar con amor, para que pueda vencer el mal con el bien. Porque el amor es siempre el mejor camino. Ven Espíritu Santo. 
Amén
."


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

Evangelio de hoy / Lunes de la 7º Semana de Pascua

 



Evangelio según san Juan 16, 29-33

Los discípulos le dijeron a Jesús: "Por fin hablas claro y sin parábolas.
Ahora conocemos que tú lo sabes todo y no hace falta hacerte preguntas. Por eso creemos que tú has salido de Dios".
Jesús les respondió: "¿Ahora creen?
Se acerca la hora, y ya ha llegado, en que ustedes se dispersarán cada uno por su lado, y me dejarán solo. Pero no, no estoy solo, porque el Padre está conmigo.
Les digo esto para que encuentren la paz en mí. En el mundo tendrán que sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo".

Palabra del Señor.

“¿Ahora creen?”

Las palabras de despedida de Jesús a sus discípulos en Juan (pausadas por el pasaje de Lucas sobre la Ascensión), vuelven nuevamente a ser retomadas; pero con una perspectiva que nos invita a prepararnos para el acontecimiento de Pentecostés. 

Ante las largas y profundas enseñanzas de Jesús, donde los discípulos mantuvieron un silencio prolongado, hoy han expresado al Maestro: “Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que saliste de Dios”.

Los discípulos consideran que “escuchan claramente y que comprenden las palabras de Jesús”; también aseguran que “ven y creen”. Para ellos, están adelantados y maduros en el seguimiento. El Señor sabe que aún les falta mucho. ¿Qué significa creer; qué supone? Creer es aceptar y asumir lo que Dios revela; es caminar sólo con la confianza en la Palabra, sin más, aunque no se vean ni se comprendan del todo las cosas. Creer es apostarlo todo, sin nada en las manos como garantía. Es tan grande lo que implica que por eso, sin la asistencia del Espíritu es imposible creer y ser honesto con la fe.

Jesús recupera la forma verbal que los discípulos emplean: -“¿Ahora creen?”. Ciertamente, no sabían lo que decían. Todo lo que habían vivido no era el punto de llegada, sino de partida. La verdad que cualquiera tiembla antes de considerar su fe suficiente. Porque los misterios de Dios siempre nos superan. Jesús les deja claro, y a nosotros también, que sin la fuerza del Espíritu nos dispersamos al momento del aprieto, de la dificultad, cada quien por su lado, desintegrando la comunidad, dejando a Jesús.

El mismo Señor aclara que a Él no lo dejan solo; los que nos vamos solos somos quienes nos distanciamos de Él. El Espíritu es quien nos da la convicción de permanecer a su lado, en comunidad, como racimo a ser servido. El Espíritu es quien da sentido a las convicciones, para optar por Jesús en medio de las luchas que esta unidad implique. El Espíritu es maestro de paz. Presencia pacífica. Es quien da valor y fortaleza. Es el motor que ha hecho a Jesús vencer el mundo. Compartir esta gracia es lo que nos espera si nos vamos preparando seriamente para la llegada de Pentecostés.  

Señor: danos la gracia de experimentar al vivo nuestra debilidad. Déjanos tocar nuestra ignorancia con los sentidos. Queremos y necesitamos experimentar nuestra falta de prudencia ante tu misterio. Y ahí, Señor, amado, déjanos hacer nido para acoger tu Santo Espíritu. Espíritu de Dios que desea nacer dentro. Necesitamos oír claro, y tener una mirada contemplativa. Danos conciencia de lo que se aproxima.

Despiértanos, Señor, que somos tuyos. Necesitamos consistencia para permanecer fiel a ti, en tu seguimiento. Que podamos pedir a conciencia la llegada de tu Espíritu.

  1. ¿Qué estoy esperando en este momento de mi vida?
  2. ¿Quién es el Espíritu para mí?
  3. En este tiempo y siempre ¿por qué es ganancia no dispersarse, cada cual por su lado, y mantenerse siempre en unidad comunitaria?

domingo, 12 de mayo de 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo


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El Espíritu Santo me lanza hacia el futuro y me invita a crecer. Pero en realidad, lo que más le interesa es que yo viva la vida con todas mis ganas, que me entregue ahora a lo que me toque vivir. El deseo de ser mejores es importante, pero no tiene que llevarnos a estar siempre pendientes del futuro. Eso nos llena de ansiedad y hace que el presente se vuelva insoportable.

Tengo que optar en primer lugar por el presente, porque es lo que Dios me está regalando, y por eso tengo derecho a vivirlo lo mejor posible. Es Dios quien me da la vida, y eso me otorga todo el derecho a vivir feliz en este mundo.

Más allá de mis errores yo soy amado por Él, que no puede rechazar su propia obra.

Entonces, hoy es un día valioso y estoy llamado a vivirlo. El pasado ya sucedió. No lo puedo borrar, pero ya terminó. Y ese pasado no tiene derecho a arruinar mi vida presente que Dios me está ofreciendo generosamente.

Tengo que vivir hoy de tal manera que pueda sentir que vale la pena que yo exista. Y eso es dejarme llevar por el Espíritu Santo, sabiéndome amado, y entregándome a su amor y a su proyecto, dando lo mejor de mí y disfrutando de lo que pueda vivir en este día.

Ahora mismo me dejo llevar por el Espíritu Santo, y me entrego a vivir esta jornada con paz, confianza, dignidad y creatividad.


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

ASCENSIÓN DEL SEÑOR

 




 Evangelio según san Marcos 16, 15-20

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo: “Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, tomarán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos”. Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a predicar por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Palabra del Señor.



“El que crea y se bautice, se salvará”

El signo que mejor expresa la opción radical por el proyecto de Jesús es el bautismo. Quien ha elegido el bautismo es porque realmente ha tenido una experiencia profunda con Jesús resucitado, y la expresa a través de signos liberadores, signos que evidencian la presencia del Señor en medio de la comunidad cristiana. Es triste percibir actualmente la pérdida del sentido liberador y salvífico de los sacramentos; es necesario que, como comunidad creyente, asumamos con seriedad y compromiso la misión que se desprende de cada uno de ellos. Si no la tengo presente, trato de ubicar la fecha de mi bautismo, para celebrar la fe de otros en mí, y cómo he ido profundizando esa fe hasta hacerla propia.



sábado, 11 de mayo de 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo


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El Espíritu Santo ha hecho en los seres humanos una obra maravillosa. Tenemos muchos y bellísimos ejemplos. Son los seres humanos que han dejado que el Espíritu los transformara. Entonces, él los hizo parecidos a Jesús, puso en sus vidas algo de la hermosura del Salvador, los fue tallando como una piedra preciosa, y ahora son para nosotros como un regalo de amor. Son los santos. 

Ellos fueron seres humanos de carne y hueso como nosotros; llenos de debilidades y defectos, como nosotros. Pero también, como nosotros, tenían dentro cosas lindas que el Señor les había regalado. Cuando ellos se dejaron transformar por el Espíritu Santo, él fue purificando todo lo malo y negativo, y regó con el agua de su gracia todas las buenas semillas que llevaban dentro. Por eso fueron santos. 

Lo mismo puede hacer en nuestras vidas. Pero nada cambiará si confiamos sólo en nuestras fuerzas y capacidades. Podremos cambiar por fuera, pero por dentro no habrá cambios profundos sin el fuego del Espíritu Santo.


📚 Autor: 
Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

Evangelio diario / Sábado de la Sexta Semana de Pascua

 





 Evangelio según san Juan 16, 23b-28

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “En verdad, en verdad les digo: si piden algo al Padre en mi nombre, se lo dará. Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre; pidan, y recibirán, para que su alegría sea completa. Les he hablado de esto en comparaciones; viene la hora en que ya no hablaré en comparaciones, sino que les hablaré del Padre claramente. Aquel día pedirán en mi nombre, y no les digo que yo rogaré al Padre por ustedes, pues el Padre mismo los quiere, porque ustedes me quieren y creen que yo salí de Dios. Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre”.

Palabra del Señor.


"El Padre les concederá todo lo que le pidan en mi nombre"

Tamaña promesa, pero ¿cómo? La respuesta es simple: a través de la oración, del íntimo contacto con Dios que nos lleva a llamarle Padre. Pero no una relación sacada de las necesidades personales, sino que desde lo más profundo de nosotros; vivamos en comunión con El, y compartamos logros y fracasos, alegrías y tristezas, aciertos y desaciertos, pero siempre con la mirada puesta en su proyecto de Padre generoso, y lo hagamos nuestro con mucho amor y disponibilidad. Jesús se dirige al Padre y dice: "No se haga mi voluntad sino la tuya". Nos enseña en el padrenuestro: "se haga su voluntad". Y María tiene esta expresión: "se haga en mi según tu palabra". ¿Cuánto hace que no le presentas tu disponibilidad a tu Padre que te ama?

Los discípulos van a descubrir una vez más el poder y el amor de Dios, cuando pidan en nombre de Jesús y reciban lo que necesitan y eso les hará reconocer a Jesús, que vivo en ellos, sigue actuando.






Nuestra Señora de Fátima

    En 1917, en el momento de las apariciones, Fátima era una ciudad desconocida de 2.500 habitantes, situada a 800 metros de altura y a 130...