jueves, 22 de febrero de 2018

Gracias, Señor




Sin saber cómo ni por qué,
he dicho “no” a lo que me degrada.
Me prometieron ser más feliz lejos de ti
y, veo, que son más desdichados
los que de ti apartaron.

Me señalaron que, con pan, vino y dulce
no tendría necesidad de más sustento
pero, con el tiempo, he aprendido
que, el dulce empalaga,
el vino embriaga demasiado
y el pan se endurece sobre la mesa

Sólo Tú, Señor, conservas la frescura,
eres algo siempre nuevo
y, en tu Eucaristía, permanentemente tierno.
¿Cómo voy a dejarte, Señor?
Ayúdame, Jesús, a combatir el buen combate.
A defender mi fe y mi esperanza.
A no esconder mi rostro,
cuando el enemigo me pregunte
si yo tengo algo que ver contigo.

Gracias, Señor.
Conocerte ha merecido la pena.
Servirte es mi lucha cada día.
Y, no caer en la tentación de la debilidad,
es mi oración a Ti confiada.
Guárdame y ayúdame, Señor,
a salir victorioso de tantas dudas
que siembran en mí interior incertidumbre.
Amén.
P. Javier Leoz

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 16, 13-19




En aquel tiempo: Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?»
Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas».
«Y ustedes -les preguntó-, ¿quién dicen que soy?»
Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».
Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo».

Palabra del Señor.


¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

¿Quién es Jesús? ¿Quién es Jesús para ti? ¿un maestro de vida? ¿un amigo al que acudo cuando lo necesito? ¿un hombre excepcional? ¿el Señor que conduce mi vida? ¿el salvador de mis miedos y mis pecados? ¿el Mesías, el Hijo de Dios, que revela el rostro del Padre? ¿el Amado?
No respondas sólo con la cabeza, responde también con la vida.

Piensa también ¿Quién debería ser Jesús en ti? ¿qué pasos tienes que dar para avanzar hacia ese ideal?

Tú eres
la brisa que alienta todas mis horas,
la lluvia que empapa mis células,
la luz que ilumina mi caminar,
el friego que acrisola mi vida entera.
La nube que nos acompaña de día y de noche,
la roca de manantiales de agua limpia y fresca,
el perfume que penetra por todas las rendijas,
el techo que nos cobija de toda inclemencia,
eres Tú.

Tú,
tienda de lona en el desierto;
flor que florece todas las primaveras;
campo de cultivo, tierra mullida;
aljibe comunal a la vera del camino.
La mano que sostiene,
la sonrisa que relaja,
el rostro que serena,
el regazo que acoge,

Tú.
Tú has puesto en lo más íntimo de mi ser
el anhelo de vivir y gozar,
el deseo de abrir mi corazón,
de contemplar la amplitud del mundo,
de conocerte más y más,
de estar en silencio... contigo.

Florentino Ulibarri


 Hoy es la fiesta de la Cátedra de San Pedro, una Cátedra desde la que los sucesores de Pedro presiden a todas las Iglesias para que permanezcan unidas en la misma fe que un día San Pedro confesara en Cesarea de Filipo. Damos gracias a Dios por el Papa, por su magisterio; Rezamos por el Papa y por todos los pastores de la Iglesia, para que sean transparencia de Jesús, el Buen Pastor:

El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.

miércoles, 21 de febrero de 2018

¡Aventúrate!




1.- Coloca a Dios en el centro de tu vida. Piensa un poco
las causas de tu tristeza, tus preocupaciones y fin
de tus proyectos. Verás que, tal vez, no están en el Señor.

2.- Acentúa la oración en estos cuarenta días.
Hazte una idea que es un recorrido, durante 40 kilómetros,
de la mano de y con Jesús. ¿Tienes palabras para Él? ¡Rézale!

3.- Ten curiosidad, y de la buena, por la Palabra de Dios.
¿Tienes Biblia? ¿Cuánto hace que no lo has abierto como
el “gran libro de tu casa”? ¡Lee, escucha y medita la Palabra
de Dios! ¿Qué lugar ocupa en tu familia la Palabra de Dios?

4.- No seas egoísta. Comparte aquello que puedas.
¿Qué tienes mucho? ¡Quién te lo ha dado¡ ¿Qué tienes poco?
¡Acaso no hay otros con menos! La caridad, no lo olvides,
es un ascensor cuyo recorrido acaba en el cielo.

5.- Participa en la Eucaristía todos los días. ¿No tomas
un café todo los días? ¿No das un paseo todas las tardes?
¿No te sientas a la mesa incluso varias veces durante la jornada?
¿Por qué no te propones como crecimiento personal
la Eucaristía diaria en cuaresma?

6.- Busca espacios para rezar. A Dios, que es Padre,
también le gusta tratar de “Tú a tú” con cada uno de sus hijos.
Entra en cualquier iglesia, busca una cruz, háblale como aquel
amigo que, sabe que otro amigo está haciendo algo grande por él.

7.- Renuévate todo lo que puedas. Pero no lo hagas sólo
de vestido. Cambia en aquello que el Evangelio te marca con fuerza:
perdón, amor, alegría. Hay muchos que siempre van a la moda
pero no se despojan de un gran problema: la tristeza siempre
la llevan dentro. No hay forma de venderla.

8.- Haz un acto de valentía. ¿Con quién tienes cuentas pendientes?
¡Y no solamente en lo económico! Piensa en quién, por lo que sea,
hace tiempo que está distanciado, sentido o decepcionado de ti.
¿Por qué no dar un paso para intentar recuperar a un hermano?

9.- Ama a tu Iglesia. Reza por ella. Es una barca que se tambalea
constantemente debido a muchos vientos interesados. Por cierto,
no te rías de ello: lo que sabes de Jesús ¿a quién se lo debes?
¿Eres consciente de que tú también vas dentro de ella?

10.- Mantén en tu familia y en tu persona ciertas prácticas
cuaresmales: no tomes carne el miércoles de ceniza
ni el resto de viernes de cuaresma o en viernes santo.
¿Qué no es importante? Los gestos, cuando hay contenido,
dicen todo. Malo será que muchos los hayan perdido por eso….
porque perdieron todo.

P. Javier Leoz

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 11, 29-32




Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: Ésta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación.
El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay Alguien que es más que Salomón.
El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay Alguien que es más que Jonás.

Palabra del Señor

¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

 Nos cuesta convertirnos de verdad al Señor. Y ponemos excusas y justificaciones, algunas realmente buenas; pero excusas, al fin y al cabo: “Si Dios me diese una prueba de su existencia”, “Si Dios cambiara mi forma de ser”, “Si viera un milagro”. ¡En qué aprieto nos pondría Dios si convirtiera una tinaja de agua en vino! Algo tendríamos que inventar.

Sin embargo, hay personas que se conforman con menos. Los ciudadanos de Nínive se convierten por la predicación de Jonás, y la reina del Sur al escuchar la sabiduría de Salomón.

Si hiciéramos más a menudo memoria de todas las maravillas que Dios ha hecho en nosotros, pediríamos menos signos, seríamos más agradecidos, crecería nuestra esperanza y viviríamos más felices.

“Danos Señor un corazón y unos ojos nuevos
  para descubrir y agradecer las maravillas
  que haces en los corazones de las personas
  y en la historia de mundo.
  Y danos la fuerza de tu Espíritu
  para que no pase esta Cuaresma
  sin habernos convertido un poco más a Ti”

Yo se que me quieres, Señor, porque eres bueno.
Porque tienes un corazón sensible, perdóname;
limpia mi vida de todos mis pecados
y de mis continuas caídas, levántame.

Que alegría tan grande saber que eres mi Padre,
y que juzgas a todos con misericordia.
Dame tu abrazo de perdón y tu amor cambiará mi corazón,
sé mi amigo y caminaré siempre en tu presencia.

Devuelveme el gozo y la alegría, que toda mi vida salte de gozo.
Somos amigos: olvida el mal que hice,
ayúdame con tu amistad a renovarme
y haz que nunca más me separe de Ti .

Que nazca en mí, como una fuente, un corazón puro,
y que una voluntad firme crezca en mi.
Quiero ver tu rostro alegre a mi lado,
y que tu fuerza me acompañe siempre, Señor.

Dame alegría de tu salvación
y un corazón generoso para amarte toda la vida.
Les diré a mis amigos que tus caminos son formidables,
y a los que pecan sin conocerte, lo bueno que Tú eres.

Dame vida, pues yo amo el vivir,
Tú que eres el Dios de la Vida,
y con ella diré a las gentes que contigo todo es posible.
Abre mi corazón y mis labios para decirte cuánto te quiero.

Ya sé que no te contentas con poco
y que no quieres de mí palabras vacías.
Lo que me pides es un corazón arrepentido;
un corazón sincero y noble es lo que quieres.

Sé bueno conmigo y con los otros
y fortalece nuestras vidas indefensas.
A Tí te ofrecemos nuestra vida cada día,
todo lo que somos y tenemos, todo es tuyo.

Devuélvenos, te lo pedimos, el gozo y la alegría,
y toda nuestra vida salte hoy en fiesta.
Somos amigos: olvida el mal que hemos hecho
y ayúdanos con tu amistad a convertirnos.

martes, 20 de febrero de 2018

¿Quieres vivir la Cuaresma?




-No seas sordo a la Palabra de Dios. Procura asistir
todos los días a la Eucaristía. Si, te resulta difícil,
procura cada día leer un momento la Palabra de Dios

-No pienses que, en todo, llevas la razón. La conversión
exige un cambio de corazón, de mente, de actitudes: humildad.

-Reza un poco más. La meditación es saludable e, incluso,
necesaria para el ajetreo que llevamos. ¿Cuánto hace
que no te has retirado en un silencio prolongado
en el interior de una iglesia?

-Confiésate. Uno, desde dentro, no puede ver la fachada
de su propia casa. El sacramento de la reconciliación
te hará ver la grandeza que Dios ha puesto en ti
y la fragilidad que, sin querer o queriendo, existe en ti.

-Haz una obra de caridad. No caviles con los que están
en la distancia. A veces, el ayudar a los que nos quedan lejos,
se puede convertir en válvula de escape para no
comprometernos con los que tenemos cerca.

-Ama a la Iglesia. Nunca como hoy necesita de cristianos
y de católicos que arrimen el hombro. Recuerda la palabra
de Jesús: “Rema mar adentro”. Tus manos son necesarias.

-Defiende con pasión y con convencimiento tus motivaciones
religiosas. Si almuerzas, en el trabajo, o comes en un restaurante
¿sabes que puedes dar testimonio de lo que eres?
¿Cómo? Guardando vigilia: una imagen o un gesto
vale más que mil palabras!

-Vive con más austeridad estos cuarenta días. Márcate un pequeño
programa para que, la Cuaresma, deje en ti poso abundante.

-No caigas en la tentación de pensar “lo de la Cuaresma
es una tontería”. Cuando no tenemos razones o no queremos
entrar por un camino, buscamos mil excusas.
¿Jesús no se merece un acompañamiento especial
camino del Calvario? ¡Piénsalo!

-Si estás enojado con alguien, no lo dudes, pide perdón.
Si no te lo aceptan tu habrás cumplido y, el peso de la conciencia,
no residirá tanto en ti cuanto en aquellos que no ejercieron
la misericordia contigo. ¡Te sentirás muy bien!

-¿Tienes rencor contra alguien? ¿Estás decepcionado
con alguien por algo? ¡Olvídalo! Da un paso hacia adelante.
Si Dios, siendo como somos, nos perdona. ¿Cómo no vamos
a ofrecer en la misma medida, el perdón y la comprensión
a los que nos rodean?

-Manifiesta públicamente tu fe. Promueve, con signos y palabras,
lo que dices creer. Invita a alguien a la Eucaristía. Incluso,
si llega la hora del Angelus, rézalo. Tal vez te miren… lograrás,
entre otras cosas, ser diferente. ¡Serás bienaventurado!

-No dejes de acudir cada domingo a la Eucaristía. Sin ella,
a muchos cristianos, les ocurre lo mismo que aquel beduino:
“pasaba por una fuente y, mirándola, no quise beber;
más adelante exhausto y sin fuerzas….me di cuenta
de lo necio que fui por haber despreciado aquel
manantial de agua fresca”
¡Feliz Cuaresma 2018!

P. Javier Leoz

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 6, 7-15




Jesús dijo a sus discípulos:
Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre de ustedes que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan.
Ustedes oren de esta manera:
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino,
que se haga tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido.
No nos dejes caer en la tentación,
sino líbranos del mal.
Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.

Palabra del Señor.


¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?


El Evangelio y la liturgia son buenos maestros. El Evangelio de ayer nos hablaba de compromiso con los pobres; y el de hoy del Padre Nuestro. No podemos separar lo que Dios ha unido: acción y oración. Para que toda la vida sea oración, ha de haber momentos dedicados sólo a la oración. Y la oración auténtica se verifica en el amor comprometido por los hermanos.
“Haznos Señor contemplativos en el trabajo de cada día”
“Que cuando rece, huya del ruido, no de las personas”

Reza con el Padre Nuestro. Ve repitiendo cada palabra. Piensa con qué sentimientos las pronunciaría Jesús... Él reza contigo, más aún, tú rezas en Él, tú te unes a esa oración constante de Jesús con su Padre, con nuestro Padre.

¡Padre nuestro! Estoy tan acostumbrado a decirte “Padre”, que casi lo hago sin darme cuenta.
Sin embargo... cuando lo pienso más en serio, tiemblo un poco.
Porque si eres mi Padre, yo soy tu hijo... Y el hijo tiene la carne y la sangre del padre.
Hoy te pido, Padre mío (y Padre de tantos otros hijos, de tantos hermanos míos),que jamás deje de llamarte así, que jamás deje de ser el que engendraste para que te ame y para ser amado por Ti.
¡Padre nuestro! ¡Padre de Cristo! Que nunca deje de recordar la misericordia que nos mostraste en Jesús.
No permitas que abandone nunca tu casa.
Si estoy lejos de ella (por tantas locuras, por tantas maldades, por tantas tonterías),dame fuerzas para volver ahora mismo:
¡Tú me amas y eres más grande que todos mis pecados juntos!
Y si me das la gracia de vivir siempre en tu casa, disfrutando de todo lo tuyo,dame generosidad para compartir todo lo mío;
dame humildad para comprender a mis hermanos y recibirlos en nuestra casa siempre, como Tú los recibes. ¡Así sea!
(Héctor Muñoz)

lunes, 19 de febrero de 2018

Símbolos de la cuaresma




La cuaresma es DESIERTO:
es sequedad, soledad, ayuno, austeridad,
rigor, esfuerzo, penitencia, peligro, tentación.

La cuaresma es PERDÓN:
Las historias bíblicas de Jonás y de Nínive
y la parábola del hijo pródigo, son ejemplos de ello.

La cuaresma es ENCUENTRO:
es abrazo de reconciliación como en la parábola
del hijo pródigo o en la conversión de Zaqueo
o en el diálogo de Jesucristo con la mujer adúltera.

La cuaresma es LUZ:
como se pone de evidencia, por ejemplo,
en el evangelio del ciego de nacimiento.
Es el tránsito de las tinieblas a la luz.
Jesucristo es la luz del mundo.

La cuaresma es SALUD:
símbolo manifestado en textos como la curación
del paralítico o la sanación del hijo del centurión.

La cuaresma es AGUA:
es el tránsito de la sed de nuestra insatisfacción
al agua viva, el agua de Moisés al pueblo de Israel
en el desierto o de Jesús a la mujer samaritana.

La cuaresma es LIBERACIÓN, TRIUNFO:
es superación victoriosa de las pruebas y dificultades.
Algunas figuras bíblicas, que sufren graves peligros
y vencen en la prueba, son José hijo de Jacob,
la casta Susana, Ester, el profeta Jeremías y,
sobre todo, Jesús, tentado y transfigurado.

La cuaresma es CRUZ:
signo y presencia permanente durante toda
la cuaresma. Prefigurada en el Antiguo Testamento
y patentizada con el ejemplo de Jesucristo y como
su llamada cargar con ella como condición
para el seguimiento.

La cuaresma es TRANSFIGURACIÓN:
es la luz definitiva del camino cuaresmal,
preanunciada y pregustada en la escena
de la transfiguración de Jesús.
"Por la cruz a la luz".

La cuaresma es el ESFUERZO
por retirar el fermento viejo e incorporar la
levadura nueva de la PASCUA RESUCITADA
Y RESUCITADORA, ahora y para siempre.

P. Javier Leoz

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 25, 31-46




Jesús dijo a sus discípulos:
Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y Él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquéllas a su derecha y a éstos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: «Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; era forastero, y me alojaron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver».
Los justos le responderán: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te alojamos: desnudo, y te vestimos? ¿Cuando te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?»
Y el Rey les responderá: «Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo».
Luego dirá a los de su izquierda: «Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; era forastero, y no me alojaron; estaba desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron».
Éstos, a su vez, le preguntarán: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, forastero o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?»
Y Él les responderá: «Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo».
Éstos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna.

Palabra del Señor.



¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

 El camino de la Cuaresma es camino de conversión. En el Evangelio de hoy Jesús nos invita a:

- Descubrirle en los pobres, enfermos, hambrientos y sedientos... en definitiva en todas las personas, porque todos somos pobres. Hay pobres de dinero, de compañía, de esperanza, de fe, de amigos, de salud, de libertad, de cariño... Y hay pobres de todo. Éstos eran los preferidos de Jesús y deben ser nuestros preferidos.
“Señor, dame una mirada contemplativa”

- A dar a cada uno lo que necesita. Y a darlo con amor. Porque dándolo a los hermanos, a Cristo mismo lo ofrecemos.
“Señor, haznos ricos en generosidad”

- A valorar a las personas por su capacidad de amor, de entrega... Y no por otros criterios tan importantes como la inteligencia, el aspecto físico, el dinero, el poder...
“Ayúdanos a valorar según tu corazón”

Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida;
Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua;
Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor.
Cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo;
Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro;
Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.
Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos;
Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien; Cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos.
Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión;
Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender;
Cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona.
Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos;
Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.

Madre Teresa de Calcuta

Nuestra Señora de Fátima

    En 1917, en el momento de las apariciones, Fátima era una ciudad desconocida de 2.500 habitantes, situada a 800 metros de altura y a 130...