Comisión Presidenta Diocesana Élida Aguilar de Zarazaga. Vicepresidente Nora Susana colombo de Quesada. Vicepresidente 2da María Cristina Fassari de Martinolli Tesorera Susana Grela de Salas Secretaria Nélida Ramos de Frati. Asesor espiritual Pbro.Juan Ramón Celeiro. Dirección de la sede Ameghino 954 4222- 0886
jueves, 31 de marzo de 2022
Los cinco minutos del Espíritu Santo
El Espíritu Santo es el término, el fruto del amor entre el Padre y el Hijo, y por eso es el gran regalo que nos hacen el Padre y el Hijo, derramándolo en nuestros corazones.
El Espíritu que el Padre y el Hijo nos regalan es también el principio de nuestra santificación.
Por eso San Buenaventura considera que el Espíritu Santo es la Persona que se relaciona más directamente con nosotros, y de algún modo es el "más inmediato" a nosotros, el más íntimo (1 Sentencias, 18,5, ad 3). Él es quien, poco a poco, puede hacernos verdaderamente santos.
Por eso la Escritura habla del "Espíritu de la gracia" (Hebreos 10,29), o de "la acción santificadora del Espíritu" (2 Tesalonicenses 2,13; 1 Pedro 1,2). Él es quien nos va convirtiendo en nuevas creaturas, y va reformando poco a poco los aspectos enfermos de nuestra limitada existencia.
¿Qué es lo que quisieras que el Espíritu Santo cambiara en tu vida?
¿Qué tipo de santidad te gustaría alcanzar?
Lecturas del día / cuarta semana de Cuaresma
Lectura del libro del Éxodo
32, 7-14
El Señor dijo a Moisés: «Baja en seguida, porque tu pueblo, ése que hiciste salir de Egipto, se ha pervertido. Ellos se han apartado rápidamente del camino que Yo les había señalado, y se han fabricado un ternero de metal fundido.
Después se postraron delante de él, le ofrecieron sacrificios y exclamaron: "Éste es tu Dios, Israel, el que te hizo salir de Egipto"».
Luego le siguió diciendo: «Ya veo que éste es un pueblo obstinado. Por eso, déjame obrar: mi ira arderá contra ellos y los exterminaré. De ti, en cambio, suscitaré una gran nación».
Pero Moisés trató de aplacar al Señor con estas palabras: «¿Por qué, Señor, arderá tu ira contra tu pueblo, ese pueblo que Tú mismo hiciste salir de Egipto con gran firmeza y mano poderosa? ¿Por qué tendrán que decir los egipcios: "Él los sacó con la perversa intención de hacerlos morir en las montañas y exterminarlos de la superficie de la tierra"? Deja de lado tu indignación y arrepiéntete del mal que quieres infligir a tu pueblo.
Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Jacob, tus servidores, a quienes juraste por ti mismo diciendo: "Yo multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo, y les daré toda esta tierra de la que hablé, para que la tengan siempre como herencia"».
Y el Señor se arrepintió del mal con que había amenazado a su pueblo.
Palabra de Dios.
Es un momento trágico: Dios está a punto de repudiar a Israel, sorprendido en flagrante adulterio. Aunque Moisés, jefe del pueblo, permaneció fiel. ¿Le rechazará también el Señor? No, pero se pondrá a prueba su fidelidad. ¿Cómo? Mientras el Señor amenaza con destruir al pueblo, propone a Moisés comenzar con él
una nueva historia y le promete un futuro rico de esperanza. Moisés no cede a la "tentación". Ha recibido la misión de guiar a Israel hacia la tierra prometida y no abandona al pueblo. Como en otro tiempo Abrahán, intercede poniéndose como un escudo entre Dios y el pueblo pecador. Con su súplica, trata de "dulcificar el rostro del Señor". Su angustiosa oración, en la que recuerda al Señor las promesas hechas a los patriarcas, es tan ardiente que llega al corazón de Dios.
SALMO RESPONSORIAL 105, 19-23
R. ¡Acuérdate de tus promesas, Señor!
En Horeb se fabricaron un ternero,
adoraron una estatua de metal fundido:
así cambiaron su Gloria
por la imagen de un toro que come pasto. R.
Olvidaron a Dios, que los había salvado
y había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en la tierra de Cam
y portentos junto al Mar Rojo. R.
El Señor amenazó con destruirlos,
pero Moisés, su elegido,
se mantuvo firme en la brecha
para aplacar su enojo destructor. R.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Juan
5, 31-47
Jesús dijo a los judíos:
Si Yo diera testimonio de mí mismo,
mi testimonio no valdría.
Pero hay otro que da testimonio de mí,
y Yo sé que ese testimonio es verdadero.
Ustedes mismos mandaron preguntar a Juan,
y él ha dado testimonio de la verdad.
No es que Yo dependa del testimonio de un hombre;
si digo esto es para la salvación de ustedes.
Juan era la lámpara que arde y resplandece,
y ustedes han querido gozar un instante de su luz.
Pero el testimonio que Yo tengo
es mayor que el de Juan:
son las obras que el Padre me encargó llevar a cabo.
Estas obras que Yo realizo
atestiguan que mi Padre me ha enviado.
Y el Padre que me envió ha dado testimonio de mí.
Ustedes nunca han escuchado su voz
ni han visto su rostro,
y su palabra no permanece en ustedes,
porque no creen
al que Él envió.
Ustedes examinan las Escrituras,
porque en ellas piensan encontrar Vida eterna:
ellas dan testimonio de mí,
y sin embargo, ustedes no quieren venir a mí
para tener Vida.
Mi gloria no viene de los hombres.
Además, Yo los conozco:
el amor de Dios no está en ustedes.
He venido en nombre de mi Padre
y ustedes no me reciben,
pero si otro viene en su propio nombre,
a ése sí lo van a recibir.
¿Cómo es posible que crean,
ustedes que se glorifican unos a otros
y no se preocupan
por la gloria que viene del único Dios?
No piensen que soy Yo el que los acusaré ante el Padre;
el que los acusará será Moisés,
en el que ustedes han puesto su esperanza.
Si creyeran en Moisés,
también creerían en mí,
porque él ha escrito acerca de mí.
Pero si no creen lo que él ha escrito,
¿cómo creerán lo que Yo les digo?
Palabra del Señor.
Ustedes Examinan Las Escrituras, Porque En Ellas Piensan Encontrar Vida Eterna.
En nuestro caminar cuaresmal bien sabemos que para ir escuchando al Señor que nos habla, la vida ilumina el texto y el texto ilumina la vida; desde esta premisa podemos seguir descubriendo lo que nos trae nuevamente el Evangelio según San Juan. Hoy, mirando hacia atrás, no deja de llamar la atención lo que va generando las opciones y las acciones de Jesús: Ha curado a un paralítico, ha profanado su día sagrado, ha optado por el desvalido por sobre la norma y todo esto tiene consecuencias. Van varios días en que el relato comienza diciendo “dijo a los judíos”, pero las palabras que Jesús dirige a sus compatriotas nos las puede decir a nosotros: “Ustedes investigan las Escrituras”. Él denunciaba un modo de actuar y de leer las Escrituras que podía generar erudición, pero no encuentro con Dios Vivo. Qué bueno si en este tiempo cuaresmal frecuentamos un poco más la Palabra, nos familiarizamos con ella, guardamos como un tesoro en nuestro corazón su mensaje… dejando que nos transforme sin oponer resistencia… Pidamos al Espíritu Santo que cada lectura de la Sagrada Escritura nos haga crecer en conocimiento y en relación con Jesús, el enviado del Padre. Que podamos reconocer el testimonio verdadero de quien no se promueve a sí mismo, ni se exalta a sí mismo, sino que procura la voluntad del Padre.
Tal vez algo “se nos ha pegado” de las actitudes, de la forma de vivir la fe que se van cuestionando en el Evangelio ¿qué cambios debo procurar en mi vida a la luz del testimonio y las opciones de Jesús?
martes, 29 de marzo de 2022
Los Cinco Minutos del Espíritu Santo escrito por Mons. Víctor Manuel Fernández
"Una vez más quiero llegar ante ti, Espíritu Santo.
Aquí estoy, pequeño, pero importante porque tú me amas.
Débil, pero firme en la esperanza.
Preocupado por el sufrimiento de muchos hermanos, pero ofreciéndome para acompañarlos en su camino.
Inmerso en un mundo competitivo, pero dispuesto a la comunión y al perdón.
Conmocionado por la pérdida de valores, pero anunciando un mensaje que cambia los corazones.
Aquí estoy invocándote, Espíritu Santo.
Sopla, para que se desplieguen las velas de mi barca y me atreva a remar mar adentro.
Ven Espíritu Santo.
Amén."
Lecturas de hoy / Cuarta Semana de Cuaresma
Lectura del libro de Isaías
49, 8-15
Así habla el Señor:
En el tiempo favorable, Yo te respondí,
en el día de la salvación, te socorrí.
Yo te formé
y te destiné a ser la alianza del pueblo,
para restaurar el país,
para repartir las herencias devastadas,
para decir a los cautivos: «¡Salgan! »,
y a los que están en las tinieblas: «¡Manifiéstense!»
Ellos se apacentarán a lo largo de los caminos,
tendrán sus pastizales hasta en las cumbres desiertas.
No tendrán hambre, ni sufrirán sed,
el viento ardiente y el sol no los dañarán,
porque el que se compadece de ellos los guiará
y los llevará hasta las vertientes de agua.
De todas mis montañas Yo haré un camino
y mis senderos serán nivelados.
Sí, ahí vienen de lejos,
unos del norte y del oeste,
y otros, del país de Siním.
¡Griten de alegría, cielos,
regocíjate, tierra!
¡Montañas, prorrumpan en gritos de alegría,
porque el Señor consuela a su Pueblo
y se compadece de sus pobres!
Sión decía: «El Señor me abandonó,
mi Señor se ha olvidado de mí».
¿Se olvida una madre de su criatura,
no se compadece del hijo de sus entrañas?
¡Pero aunque ella se olvide, Yo no te olvidaré!
Palabra de Dios.
Por el clima árido de Palestina, las fuentes son símbolos del poder vivificador de Dios. Por eso, en las inmediaciones se erigía un santuario. En la visión de Ezequiel, este poder mana del mismo templo y fluye hacia oriente, por donde regresó la Gloria del Señor a morar con su pueblo. Al principio, es un pequeño arroyo insignificante, comparado con los grandes ríos mesopotámicos, pero va creciendo cada vez más y más. Es sugestivo el contraste entre la medida exacta y calculada siempre igual por el ángel y el crecer sin medida del agua, cuyo poder debe experimentar el profeta en su cuerpo. A él se le revela la extraordinaria fecundidad y eficacia de la fuente: llena de vegetación el territorio, sana el mar Muerto, hace que abunden los peces y que prosperen las gentes; los árboles frutales dan cosechas extraordinarias. Jesús es el verdadero templo del que brota el agua viva del Espíritu.
SALMO RESPONSORIAL 144, 8-9. 13cd-14. 17-18
R. El Señor es bondadoso y compasivo.
El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
el Señor es bueno con todos
y tiene compasión de todas sus criaturas. R.
El Señor es fiel en todas sus palabras
y bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que caen
y endereza a los que están encorvados. R.
El Señor es justo en todos sus caminos
y bondadoso en todas sus acciones;
está cerca de aquéllos que lo invocan,
de aquéllos que lo invocan de verdad. R.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Juan
5, 17-30
Jesús dijo a los judíos:
«Mi Padre trabaja siempre, y Yo también trabajo». Pero para los judíos ésta era una razón más para matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino que se hacía igual a Dios, llamándolo su propio Padre.
Entonces Jesús tomó la palabra diciendo:
«Les aseguro
que el Hijo no puede hacer nada por sí mismo
sino solamente lo que ve hacer al Padre;
lo que hace el Padre,
lo hace igualmente el Hijo.
Porque el Padre ama al Hijo
y le muestra todo lo que hace.
Y le mostrará obras más grandes aún,
para que ustedes queden maravillados.
Así como el Padre resucita a los muertos
y les da vida,
del mismo modo el Hijo da vida al que Él quiere.
Porque el Padre no juzga a nadie:
Él ha puesto todo juicio en manos de su Hijo,
para que todos honren al Hijo
como honran al Padre.
El que no honra al Hijo,
no honra al Padre que lo envió.
Les aseguro
que el que escucha mi palabra
y cree en Aquél que me ha enviado,
tiene Vida eterna
y no está sometido al juicio,
sino que ya ha pasado de la muerte a la Vida.
Les aseguro
que la hora se acerca, y ya ha llegado,
en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios;
y los que la oigan, vivirán.
Así como el Padre tiene la vida en sí mismo,
del mismo modo ha concedido a su Hijo
tener la vida en sí mismo,
y le dio autoridad para juzgar
porque Él es el Hijo del hombre.
No se asombren:
se acerca la hora
en que todos los que están en las tumbas
oirán su voz y saldrán de ellas:
los que hayan hecho el bien,
resucitarán para la Vida;
los que hayan hecho el mal,
resucitarán para el juicio.
Nada puedo hacer por mí mismo.
Yo juzgo de acuerdo con lo que oigo,
y mi juicio es justo,
porque lo que Yo busco no es hacer mi voluntad,
sino la de Aquél que me envió».
Palabra del Señor.
MI PADRE TRABAJA SIEMPRE
Este es uno de los signos que Jesús realiza en el Evangelio de Juan. Son “signos”, o sea que además del hecho en sí de la sanación del paralítico, hay algo más profundo debajo.
Y eso profundo pareciera que tiene que ver con lo que Jesús le dice al que había sido curado una vez que lo vuelve a encontrar: “Has sido sanado; no vuelvas a pecar, de lo contrario te ocurrirán peores cosas todavía”.
La salud, que tiene que ver con el no volver a pecar.
Todo tiene relación con todo y Dios nos viene a salvar de todas las formas posibles. El pecado tiene muchos rostros y amplias consecuencias en nosotros. Cuando nuestro espíritu no está en paz consigo mismo, con los demás, con Dios, con la naturaleza creada, también el cuerpo se resiente. Somos una unidad.
Y en este signo Jesús viene a decirnos eso: que Él tiene la fuerza, el poder de sanarnos y de salvarnos, de reconstituir esa unidad que el pecado rompe en nosotros.
Los judíos estaban preocupados porque Jesús sanaba en sábado. Jesús está ocupado en la salvación de todos.
Viene a mostrarnos que Dios es Padre, Su Padre y Padre de todos nosotros. Eso que escandaliza a los judíos es el motivo de nuestra alegría y de nuestra salud.
Nuestra Señora de Fátima
En 1917, en el momento de las apariciones, Fátima era una ciudad desconocida de 2.500 habitantes, situada a 800 metros de altura y a 130...