martes, 30 de abril de 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo


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"Ven Espíritu Santo. Ilumíname para que sepa decir las mejores palabras, esas que puedan hacer bien a los demás.
Tómame Espíritu Santo, para que a través de mis gestos se exprese el amor de Jesús y los demás puedan crecer en la amistad que les ofreces.
Dame flexibilidad y apertura, para que me adapte con sencillez a las necesidades de los otros.
Dame un oído atento, para escuchar lo que tú me digas a través de ellos.
Fecunda y reaviva los carismas que derramaste en mi vida para cumplir mi misión en el mundo.
Guíame, Espíritu Santo. No dejes que confunda el camino.
Enséñame a discernir, para que no me desgaste cuidando la apariencia o buscando fama.
No dejes que ponga mi apoyo en falsas seguridades que me alejan de ti.
Toca mi interior, Espíritu Santo, para que viva de ti, para que me deje llevar por ti donde quieras, como quieras, cuando quieras.
Para que mi camino me oriente siempre a ti, para que siempre esté contigo, para que sepa de verdad que sólo en ti está la fuente de la vida.
Gracias, Espíritu Santo, porque puedo participar en la construcción del Reino de Dios, y así puedo crecer en tu amor.
Amén
."


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

Evangelio diario / Martes de la Quinta Semana de Pascua

 




 Evangelio según san Juan 14, 27-31a

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “La paz les dejo, mi paz les doy; no se la doy yo como la da el mundo. Que no se turbe su corazón ni se acobarde. Me han oído decir: ‘Me voy y vuelvo al lado de ustedes’. Si me amaran, se alegrarían de que vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo. Se lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda crean. Ya no hablaré mucho con ustedes, pues se acerca el príncipe de este mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que, como el Padre me ha ordenado, así actúo”.

Palabra del Señor.



"La paz les dejo, mi paz les doy".

La paz les dejo como una tarea.

La paz es fruto de una relación en armonía con la naturaleza, con uno mismo, con los demás, con Dios.

Cuando falta la armonía, reina la injusticia, la desigualdad, el egoísmo, la violencia; no puede haber paz.

Por eso tenemos una misión que nos deja Jesús: construir unas relaciones humanas de armonía, de justicia, de igualdad, para que pueda reinar la paz.  Si no hay justicia, no puede haber paz.

También dice Jesús: La paz les doy; es un regalo del Resucitado: para vivir con Dios en una relación de armonía, de bondad, de amor, de vida.

Por eso el saludo de Jesús resucitado es paz.

Esta paz es el fruto de la victoria del amor de Dios sobre el mal, es el fruto del perdón. Es la experiencia de la misericordia de Dios en nuestra vida. La paz que garantiza los bienes mesiánicos de la salvación.

El don de la Paz que Jesús comunica a los discípulos, es expresión del amor del Padre, fuente de gozo. Esa paz no la puede dar el mundo.

Jesús vuelve al Padre; es su última noche antes de morir e  invita a edificar paz y gozo y fe.

Pero esta vuelta al padre pasa por la cruz. Cuando llegue la cruz que sigamos creyendo y  que  comprendamos la cruz como obediencia de Jesús al mandato del amor recibido del Padre.

Construye paz, armonía, justicia, fraternidad alegre, y cuando te llegue la cruz sigue creyendo en el amor de Dios, cree en el mandato grande del amor… y que tu vida comunitaria sea testimonio vivo de Cristo resucitado.

Fr. Isidoro Crespo Ganuza O.P.

Fr. Isidoro Crespo Ganuza O.P.
Convento de S. Valentín de Berrio Ochoa (Villava)

lunes, 29 de abril de 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo


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Hoy contemplamos lo que hizo el Espíritu en la vida de Santa Catalina de Siena. Por una parte, en ella vemos realizada la sabiduría de los sencillos, porque Catalina era una mujer analfabeta, sin formación, que llegó a explicar misterios profundos de la vida espiritual y fue capaz de sacar de sus errores a muchos pretendidos sabios de su época. La acción del Espíritu en quien se deja enseñar por él, produce la más alta sabiduría, e infunde en los aparentemente débiles un arrojo incomprensible. La humilde e inculta Catalina era capaz de dirigirse al Papa dándole consejos y de reprochar de frente las debilidades de los obispos.

Además, el hombre o la mujer donde obra el Espíritu, que se deja llevar en la existencia por el impulso de vida del Espíritu Santo, pierde el temor al desgaste que pueda ocasionarle su misión; ya no le tiene miedo al paso del tiempo, a la pérdida de energías, y cada vez experimenta una seguridad mayor, prueba "gozo y paz en el Espíritu Santo" (Romanos 14,17). Por la firme vitalidad que le ha ido dando el Espíritu con el paso de los años, "en la vejez seguirá dando fruto, y estará frondoso y lleno de vida" (Salmo 92,15).

La vida de Dios en nosotros nos hace experimentar, cuando una parte de nosotros se va desgastando, que hay otro nivel de vida que va creciendo: "Al cansado da vigor, y al que no tiene fuerzas le acrecienta la energía" (lsaías 40,29-31).

Es bueno que hoy pidamos al Espíritu Santo que derrame en nosotros esa sabiduría de los humildes y esa fortaleza de los santos que se dejan conducir por él.


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

Evangelio cotidiano / Lunes de la Quinta Semana de Pascua




 Evangelio según san Juan 14, 21-26

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él”. Le dijo Judas, no el Iscariote: “Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?”. Respondió Jesús y le dijo: “El que me ama guardará mi Palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la Palabra que están oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Les he hablado de esto ahora que estoy a su lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien se lo enseñe todo y les vaya recordando todo lo que les he dicho”.

Palabra del Señor.


El amor es la carta de identidad de nosotros, los cristianos. El amor está conectado a vivir su Palabra y a cumplir sus mandamientos. Y como no sabemos amar como Jesús nos amó, el Espíritu Santo viene en nuestra ayuda; es el Espíritu de Jesús.




domingo, 28 de abril de 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo


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Un manco puede ser feliz sin una mano. Lo será si acepta que eso que le falta es sólo una parte, porque la vida es mucho más que eso. Si lo piensa bien, reconocerá que, si no le faltara eso, le faltaría otra cosa, porque nunca podemos tenerlo todo.


Porque nuestra vida será siempre algo limitado, pero no por eso deja de ser bella, a su manera. Que no se te escape.


Esto no significa no tener objetivos, no tratar de alcanzar cosas nuevas, o dejar de proponerse algo más. Porque eso también es parte de la felicidad. Pero siempre que uno ame y valore más lo que tiene y no tanto lo que no tiene. Porque si uno ama mucho lo que no tiene, y poco lo que sí tiene, siempre estará tristemente insatisfecho, con una especie de vacío en el corazón.


El Espíritu Santo quiere abrirnos los ojos para que aprendamos a vivir nuestra vida así como es, con sus valores y sus límites, sin estar envidiando la vida ajena y comparándonos con los demás.


Cada uno tiene que hacer su propio camino y recorrerlo con todo el corazón, porque tiene que vivir su vida, no la de los demás.


A veces hay que detenerse a mirar la propia vida bajo la luz del Espíritu Santo, hasta que podamos reconocer que también nuestra vida es bella, con todas sus imperfecciones, carencias y límites. Dejemos que el Espíritu Santo nos ayude a aceptarnos a nosotros mismos y a aceptar la vida, para emprender el viaje de cada día con un corazón abierto.



📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

Quinto Domingo de Pascua

 




Evangelio según san Juan 15, 1-8

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí, Él lo arranca, y al que da fruto lo poda para que dé más fruto. Ustedes ya están purificados por las palabras que les he dicho. Permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante, porque sin mí nada pueden hacer. Al que no permanece en mí se le echa fuera, como al sarmiento, y se seca; luego lo recogen, lo arrojan al fuego y arde. Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos”.

Palabra del Señor.



Permanecer en Jesús es un desafío. Permanecer o no permanecer con Él es definitivamente cuestión de vida o de muerte.  Y estar con Jesús es condición indispensable para poder dar fruto: “Sin mí no pueden hacer nada”.

¿Y cuál sería el test para poder saber si estamos unidos a Jesús? El mismo lo aclara diciendo que se trata de que cumplamos sus mandamientos. Pero no solo como una manera de sumisión u obediencia. Es cuestión de experimentar una atracción poderosa a la persona de Jesús. Es un deseo enorme de estar adherido a Él, con “alma y vida”, como se dice.



Quinto Domingo de Pascua

 



Evangelio según san Juan 15, 1-8

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí, Él lo arranca, y al que da fruto lo poda para que dé más fruto. Ustedes ya están purificados por las palabras que les he dicho. Permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante, porque sin mí nada pueden hacer. Al que no permanece en mí se le echa fuera, como al sarmiento, y se seca; luego lo recogen, lo arrojan al fuego y arde. Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos”.

Palabra del Señor.



Permanecer en Jesús es un desafío. Permanecer o no permanecer con Él es definitivamente cuestión de vida o de muerte.  Y estar con Jesús es condición indispensable para poder dar fruto: “Sin mí no pueden hacer nada”.

¿Y cuál sería el test para poder saber si estamos unidos a Jesús? El mismo lo aclara diciendo que se trata de que cumplamos sus mandamientos. Pero no solo como una manera de sumisión u obediencia. Es cuestión de experimentar una atracción poderosa a la persona de Jesús. Es un deseo enorme de estar adherido a Él, con “alma y vida”, como se dice.




sábado, 27 de abril de 2024

Evangelio de hoy /Sábado de 4° Semana de Pascua

 



"Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre"

Da toda la impresión de que Jesús fue hablando de temas importantes a sus apóstoles poco a  poco, cuando lo creyó oportuno. Uno de estos temas fue el del Padre. Jesús les habló de su Padre Dios en más de una ocasión, pero no parece que los discípulos entendieran todo lo que les decía de él. En este pasaje evangélico, el apóstol Felipe le pide que se deje de rodeos y les muestre claramente al Padre.

Y es entonces cuando le explica a Felipe, y a sus discípulos y a todos nosotros, la unión íntima que hay entre el Padre y él, algo a lo que nosotros, por nosotros mismos, nunca hubiésemos llegado: “Quien me ha visto a mí ha visto al Padre… ¿no crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí?”. En otros momentos, hablándoles del Espíritu Santo les revelará que es también Dios y que está a la altura del Padre y del Hijo. De esta manera nos revela que el Único Dios son tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, a las que podemos acudir indistintamente con la convicción de que seremos escuchados, como nos indica  Jesús de sí mismo: “Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré”.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)


Evangelio de hoy /Sábado de 4° Semana de Pascua

 Evangelio según san Juan 14, 7-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre. Ahora ya lo conocen y lo han visto”. Felipe le dice: “Señor, muéstranos al Padre y nos basta”. Jesús le replica: “Hace tanto que estoy con ustedes, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo les digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, Él mismo hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, crean a las obras. En verdad, en verdad les digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidan en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me piden algo en mi nombre, yo lo haré”.

Palabra del Señor.



"Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre"

Da toda la impresión de que Jesús fue hablando de temas importantes a sus apóstoles poco a  poco, cuando lo creyó oportuno. Uno de estos temas fue el del Padre. Jesús les habló de su Padre Dios en más de una ocasión, pero no parece que los discípulos entendieran todo lo que les decía de él. En este pasaje evangélico, el apóstol Felipe le pide que se deje de rodeos y les muestre claramente al Padre.

Y es entonces cuando le explica a Felipe, y a sus discípulos y a todos nosotros, la unión íntima que hay entre el Padre y él, algo a lo que nosotros, por nosotros mismos, nunca hubiésemos llegado: “Quien me ha visto a mí ha visto al Padre… ¿no crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí?”. En otros momentos, hablándoles del Espíritu Santo les revelará que es también Dios y que está a la altura del Padre y del Hijo. De esta manera nos revela que el Único Dios son tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, a las que podemos acudir indistintamente con la convicción de que seremos escuchados, como nos indica  Jesús de sí mismo: “Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré”.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)


jueves, 25 de abril de 2024

Hoy celebramos a San Marcos Evangelista, al que llaman "el León Alado"

 




 Cada 25 de abril, la Iglesia Católica celebra la fiesta de San Marcos Evangelista, discípulo del apóstol San Pedro y autor del segundo Evangelio que aparece en el Nuevo Testamento.

San Marcos es patrono de la ciudad de Venecia (Italia), de los abogados y de quienes hacen vitrales.

El León Alado

Como al resto de Evangelistas, la tradición ha caracterizado a San Marcos con uno de los símbolos o figuras tomados de un conocido pasaje del libro del Apocalipsis, texto escrito por el apóstol San Juan. Dice la Escritura: "El primer Ser Viviente se parece a un león, el segundo a un toro, el tercero tiene un rostro como de hombre y el cuarto es como un águila en vuelo" (Ap 4, 7).

A San Marcos la tradición lo ha identificado simbólicamente con el león, el más fuerte entre los animales, representado además portando alas como si se tratase de un ave, con la muy probable intención de evocar elevación espiritual. La elección del león como figura parece aludir de manera directa a la forma como Marcos da inicio a su narración del Evangelio.

Los cinco minutos del Espíritu Santo


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"Aquí estoy, Espíritu Santo, 
dispuesto a ofrecerte parte de mi tiempo. 
Escuché tu llamado al servicio 
y estoy intentando seguir a Jesús 
en esta misión que me confías. 
Necesito tu compañía y 
la fuerza de tu gracia. 
Dame un profundo gusto por mis tareas, 
un intenso fervor y una profunda alegría. 
No confío en mis fuerzas 
ni en mis capacidades 
sino en tu constante ayuda. 
Pero te ofrezco todo lo que soy, 
todas mis capacidades y talentos, 
mi imaginación y mi creatividad, 
mi inteligencia y mis energías, 
mi emotividad y mi capacidad de amor.
Quiero que todo esté al servicio de tu gloria, 
para que el bien y la verdad 
puedan triunfar en esta tierra. 
Ven Espíritu Santo. 
Amén
."


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

Evangelio de hoy / Jueves de la 4º Semana de Pascua

 




Santo Evangelio según san Marcos 16, 15-20

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: “Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado. A los que crean, los acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos”. Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a predicar por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Palabra del Señor.


Vayan por todo el mundo


El tiempo pascual es tiempo de ser verdaderos “Discípulos misioneros”. Es el ejemplo del evangelista Marcos cuya fiesta litúrgica de hoy nos ayuda a tomar con fuerza renovada el ser “Iglesia en salida”, de la que nos habla el Papa Francisco. Jesús nos pide “ir por todo el mundo, anunciar la Buena Noticia, a toda la creación”. Los signos de la presencia de Dios nos acompañarán.



martes, 23 de abril de 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo

 Los cinco minutos del Espíritu Santo

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Algunos dicen que el Espíritu Santo es solamente una energía. Pero nosotros creemos que la Biblia no dice eso, sino que es una Persona.

En la Biblia, Espíritu es el impulso de Dios, que interviene en el mundo y particularmente en el hombre. En ese sentido, se aplica a la actividad de las tres Personas de la Trinidad que obran unidas.

Pero hay textos donde la expresión Espíritu se refiere a alguien, indica una Persona distinta del Padre y del Hijo. Así lo vemos, por ejemplo, en el Evangelio de Juan. Allí se le da también el nombre de Paráclito, y se le llama el otro Paráclito, para distinguirlo de Cristo; y se le atribuye la misión de recordarnos lo que Cristo enseñó. Se dice, por otra parte, que el Padre lo envía. Se le menciona con el pronombre aquél, que no se utiliza para referirse sólo a una energía o a un impulso impersonal, sino para hablar de una Persona (Juan 14,26; 16,7-15).

También podríamos mencionar 1 Corintios 12,11 donde se le atribuye un poder de decisión personal: reparte los dones como él quiere. Finalmente, mencionemos Gálatas 4,6, donde se dice que el Espíritu clama "Padre", lo cual remarca que se distingue del Padre.

Sin embargo, aunque es una Persona distinta, el Espíritu no permite que nos detengamos en él, porque siempre nos orienta a Cristo, y al Padre. Lo que él nos comunica es lo que recibe de Cristo (Juan 16,14-15), y lo que nos recuerda son las enseñanzas de Cristo. Pero además, él nos hace clamar: "Padre" (Gálatas 4,6; Romanos 8,15). Él, con la seducción sublime de su gracia, hace que nos enamoremos de Cristo y que nos dejemos atraer por Dios Padre.

Pidamos al Padre Dios que derrame en nosotros ese magnífico regalo del Espíritu Santo, porque su Palabra lo ha prometido:

"Y si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan" (Lucas 11,13).


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

Evangelio de hoy /Martes de la 4º Semana de Pascua

 



 Santo Evangelio según san Juan 10, 22-30

Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del Templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el Templo por el pórtico de Salomón. Los judíos, rodeándolo, le preguntaban: “¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente”. Jesús les respondió: “Se lo he dicho, y no creen; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, esas dan testimonio de mí. Pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. El Padre y yo somos uno”.

Palabra del Señor.




En el pasaje evangélico de hoy, se nos narra una de las razones ante el planteamiento que le hacen los judíos. Jesús está en Jerusalén, donde con motivo de la fiesta, acuden de todos los pueblos judíos devotos. Estos ante el personaje que pasea por el pórtico del templo, del que han oído y del que hay distintas versiones, quieren que les aclare su verdadera identidad. Eran devotos y todos estaban expectantes ante la venida del Mesías. De ahí la pregunta. Están inquietos y se les ve que se sienten mal, ante esta situación de inquietud. ¿Será o no será el mesías que esperamos?  Lo mismo nos pasa a nosotros, a veces, ¿Será verdad todo lo que sabemos de Jesús? Queremos saber, descubrir la fuerza que hay detrás de ese personaje. Ese personaje siempre resulta un interrogante. Su manera de comportarse con los demás resulta chocante, no normal.

La respuesta de Jesús les remite a que descubran lo que hace  y cuál es su intención. Enseñar y liberar a las personas de su cerrazón, de sus males de todo aquello que no les hace felices. Lo hace por mandato de Dios su Padre. Quiere traer luz a la humanidad, pero nosotros preferimos las tinieblas, por eso les dice y nos dice que lo vemos, lo sabemos, pero no creemos.

Para descubrir su identidad hay que ser de sus ovejas, que escuchan su voz, pues es como el pastor que las conoce, nos conoce, nos cuida nos cura y carga con nosotros y nos busca cuando nos perdemos.

Este tiempo de Pascua es una escuela para aprender la voz del buen pastor, que es el enviado de Dios que vive en el Padre y muere para dar vida. Entrar en este misterio nos lleva a saborear la vida de entrega y el triunfo de esa entrega.

Señor Jesús, buen pastor condúcenos, hoy, entre las obscuridades que impiden verte como luz que iluminas nuestra vida. Abre nuestros oídos para escuchar tu voz conocida y defiéndenos de nuestra cerrazón de corazón. Danos tu Espíritu Santo para anunciar tu Resurrección.

Fr. Mitxel Gutiérrez Sánchez O.P.

Fr. Mitxel Gutiérrez Sánchez O.P.
Convento de S. Valentín de Berrio Ochoa (Villava)

lunes, 22 de abril de 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo

 


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"Espíritu Santo, todo mi ser está hecho para el encuentro con los hermanos.
Has puesto dentro de mí el llamado a caminar con los demás. Por eso estoy aquí, en tu presencia, para pedirte que alimentes mi sentido comunitario.
Quiero aprender a trabajar con los demás.
Quiero evangelizar en unión con toda la Iglesia que camina.
Enséñame, Espíritu Santo, a buscar caminos de diálogo y de unidad con los demás cristianos que luchan por tu Reino. 
Que nuestra santidad sea comprometida y comunitaria, y no busquemos salvarnos solos. 
Tampoco permitas que nos encerremos en pequeños grupos que se sienten superiores.
Toca nuestros corazones y nuestra mirada para que aprendamos a abrirnos a todos, para que podamos llegar a todos. 
Y danos la sensibilidad del amor para adaptarnos a lo que ellos viven, a sus inquietudes y necesidades.
Así caminaremos con ellos para extender juntos el Reino de Dios.
Ven Espíritu Santo. 
Amén
."


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

Evangelio diario / Lunes de la 4º Semana de Pascua

 




Evangelio según san Juan 10, 1-10

En aquel tiempo, dijo Jesús: “En verdad, en verdad les digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños”.

Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: “En verdad, en verdad les digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante”.

Palabra del Señor.


“Yo soy la puerta”

(...) Cada villa tenía un redil donde todos los pastores llevaban a sus ovejas para pasar la noche para protegerlas. El pastor tenía la autoridad y el derecho de entrar por la única puerta que había. Ese es Cristo para nosotros hoy. Él tiene la autoridad, el privilegio y el derecho de entrar y llamar a sus ovejas y tomarlas consigo. Los falsos pastores promovían el legalismo y la hipocresía. Aparece como el legítimo pastor quien entra de manera adecuada por el redil para buscar y dirigir sus ovejas. Las ovejas identificaban su pastor cuando él las llamaba. Conocen su voz, porque es inconfundible. Su tono de ternura es diferente al de los otros falsos pastores. El desea guiarnos, va delante. Nosotros debemos seguirle, como ovejas que conocen a su pastor. Dios aún hoy continúa llamando a los suyos y en algún momento ellos le responderán. El los conoce y ellos reconocen su voz; esta es una de las verdades más consoladoras para predicar el Evangelio. ningún verdadero elegido se perderá. 

Pero no es sólo el pastor que entra a buscar a sus ovejas, es también la Puerta la única manera de entrar. Es la única puerta para una real transformación. Quien entra por ella encontrará protección, dirección, provisión y vida tan abundante que puede perdurar hasta la vida eterna. Por tanto, mejor ir cerrando nuestras puertas y estar atentos a las voces que nos llegan. La gente resucitada sabe qué puerta escoger y que voz debe escuchar.

Fr. Martín Alexis González Gaspar O.P.

Fr. Martín Alexis González Gaspar O.P.
Convento de Ntro. Padre Sto. Domingo (Torrent)

domingo, 21 de abril de 2024

CUARTO DOMINGO DE PASCUA Día del Buen Pastor

 



Santo Evangelio según san Juan 10, 11-18

En aquel tiempo, dijo Jesús: “Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo las roba y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el Buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre”.

Palabra del Señor.


“ El Buen Pastor da la vida por las ovejas

Seguimos en el tiempo pascual, un tiempo marcado por el sentido de la muerte y la resurrección de Jesús: una vida entregada hasta el final y rescatada de la muerte por amor. Desde entonces, Jesús mantiene con nosotros una relación singular. Nuestra fe no es una afirmación teórica, sino una experiencia de relación personal con Él.

En la liturgia de hoy se describe esa relación con dos imágenes muy sugerentes: Jesús es la piedra angular, el único punto de apoyo firme en la construcción de nuestra vida de creyentes, el único soporte fiable de la Iglesia y de su misión en la historia.

Por otra parte, Jesús es nuestro Buen Pastor. No nos movemos en la vida por pura iniciativa y arbitrariedad. Nos movemos porque su voz nos congrega, nos acompaña y nos dirige. Es el  compañero fiel que no nos abandona.

Fray Fernando Vela López

Fray Fernando Vela López
Convento Virgen del Camino (León)

Los cinco minutos del Espíritu Santo

 


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"Dios amoroso y eterno, hoy me reconozco como templo de tu presencia trinitaria, donde habitas como Creador, como Amigo y como Espíritu Santo. En tu gracia, experimento la maravilla de tu cercanía y amor constante. Cuando estoy en gracia, siento de manera especial tu Espíritu Santo morando en mí como el dulce huésped de mi alma.

Cada acto bueno que realizo, cada vez que me acerco a ti en los Sacramentos, sé que recibes mi amor como un reflejo del tuyo propio. Que tu Espíritu Santo siga obrando en mí, transformándome en un canal de tu amor puro y divino, y guiándome hacia una comunión más profunda contigo.

Gracias por habitar en mí de manera tan íntima y amorosa. Que mi vida sea siempre un testimonio de tu gracia y amor incondicional. 
Amén.
"

viernes, 19 de abril de 2024


 

Cada día


 

Los cinco minutos del Espíritu Santo


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Cuando entre nosotros nos unimos con un amor sincero y generoso, estamos reflejando el Misterio del Espíritu Santo, que es al Amor que une al Padre y al Hijo. Recordemos que, cuando nos queremos entre nosotros, estamos haciendo una profunda experiencia de lo que es el Espíritu Santo:

"El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado" (Romanos 5,5).

Pero eso se realiza cuando nos amamos de verdad, respetando la diversidad, aceptando que los demás sean diferentes. Compartimos con ellos toda nuestra vida, pero no les exigimos que sean todos iguales.

Esa unidad en la diversidad es un reflejo del Espíritu Santo, porque él une al Padre y al Hijo, que son distintas Personas, pero que comparten todo lo que son en un amor infinito.

Cuando vivimos unidos en el amor, respetándonos y valorándonos, estamos reflejando ese Misterio infinito de las tres Personas divinas.


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

Evangelio diario / Viernes de la 3º Semana de PAscua

 



 Santo Evangelio según san Juan 6, 52-59

En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí: “¿Cómo puede este darnos a comer su carne?”. Entonces Jesús les dijo: “En verdad, en verdad les digo: si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de sus padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá, para siempre”. Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.

Palabra del Señor.




“ El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él 


El evangelio de hoy continúa con el discurso del pan y con una afirmación por parte de Jesús que va a hacer que los judíos suban el tono de su discusión: ¿cómo puede éste darnos a comer su carne? Los judíos entienden las palabras del Maestro en sentido real, no metafórico y por ello las cuestionan.

El pan del que habla Jesús se hace ahora carne que hay que comer. Los judíos discuten cómo puede ser eso, y él responde que es necesario comer la carne del Hijo del hombre y beber su sangre. Jesús no explica el cómo, sino que reafirma la necesidad de este pan y los efectos que produce: la vida eterna y la resurrección en el último día. La insistencia en el comer y el beber son afirmaciones claras de comunión personal con Jesús. No se trata, solo de aceptarle como un Maestro que hay que seguir, sino que se tratar de entrar en comunión vital y existencial con Él. Por medio de la comida y de la bebida uno vive en el otro. Esto sólo puede entenderse desde la experiencia del Resucitado y desde el Espíritu que conducirá a los discípulos a la verdad plena.

La comida eucarística no puede realizarse sin la otra comida: la de hacer de la existencia de Cristo nuestro propio alimento. Quien come permanece en Jesús, en su vida. De la misma manera que el Padre es el horizonte y sustento de la vida de Jesús, así lo es Jesús para quien cree en él y come del pan que el Señor da. Se trata de un pan que llena de sentido la vida del creyente y que le ayuda a afrontarla y superar la muerte. Una nota final clausura el discurso, indicando el lugar: Todas estas cosas dijo en una sinagoga enseñando en Cafarnaúm.

Jesús es el único capaz de saciar al ser humano, frágil y vulnerable; sólo él, su carne y su sangre, dan vida en plenitud porque apangan el hambre y la sed de toda persona. ¿Cómo participamos de la comensalidad que Jesús nos ofrece?

Hna. Carmen Román Martínez O.P.

Hna. Carmen Román Martínez O.P.
Congregación de Santo Domingo


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