lunes, 31 de mayo de 2021

Junio/ Mes del Sagrado Corazón de Jesús

 


 La Iglesia Católica dedica el mes de junio al Sagrado Corazón de Jesús, para que los fieles veneren, honren e imiten más intensamente el amor generoso y fiel de Cristo por todas las personas.

Es un mes donde se le demuestra a Jesús, a través de las obras, cuánto se le ama; correspondiendo a su gran amor demostrado al entregarse a la muerte por sus hijos, quedándose en la Eucaristía y enseñando el camino a la vida eterna.

Sobre esta fiesta, el Papa Benedicto XVI afirmó que "al ver el corazón de Señor, debemos de mirar el costado traspasado por la lanza, donde resplandece la inagotable voluntad de salvación por parte de Dios, no puede considerarse culto pasajero o de devoción: la adoración del amor de Dios, que ha encontrado en el símbolo del ‘corazón traspasado’ su expresión histórico-devocional, la cual sigue siendo imprescindible para una relación viva con Dios".

La devoción al Corazón de Jesús ha existido desde los inicios de la Iglesia, desde que se meditaba en el costado y el corazón abierto del Señor.

Cuenta la historia que el 16 de junio de 1675, el Hijo de Dios se le apareció a Santa Margarita María de Alacoque y le mostro su Corazón rodeado de llamas de amor, coronado de espinas, con una herida abierta de la cual brotaba sangre y, del interior del mismo salía una cruz.

Santa Margarita escuchó al Señor decir: "he aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres, y en cambio, de la mayor parte de los hombres recibo ingratitud, irreverencia y desprecio".

¡ Ven Espíritu Santo, ven !

 



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31 de Mayo/ Los Cinco Minutos del Espíritu Santo
Algunos, ya desde niños, abrieron su corazón a la gracia del Espíritu Santo.
Pero otros se resistieron mucho tiempo.
Veamos el ejemplo del apasionado y mundano San Agustín.
Él mismo nos cuenta cómo gastó muchos años de su vida esclavizado en muchos pecados:
"Ardía en el deseo de saciar mis bajos apetitos, y me convertí en una selva de amores oscuros... Me excedí en todo... Le concedí a la lujuria todo poder sobre mi vida y con todas mis fuerzas me entregué a ella" (Confesiones 2,1-2).
Pero a pesar de haber conocido de cerca los vicios y todo tipo de placeres, cuando abrió el corazón al amor de Dios, se lamentó de haber gastado sus energías en esas vanidades, se lamentó de no haber encontrado antes el cautivante amor divino: "¡Qué tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva!" (Confesiones 10,27).
Muchos de nosotros no hemos tenido nunca una vida muy desenfrenada, o no hemos experimentado una maravillosa liberación como Agustín.
Pero todos estamos llamados a una vida mejor, más santa, más buena (Filipenses 3,12-14).
Invoquemos al Espíritu Santo para poder lograrlo.
Él es capaz de transformarlo todo si le damos espacio en nuestra existencia.

VISITACIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA

 




Lectura de la profecía de Sofonías

3, 14-18a

 

¡Grita de alegría, hija de Sión!

¡Aclama Israel!

¡Alégrate y regocíjate de todo corazón,

hija de Jerusalén!

 

El Señor ha retirado las sentencias

que pesaban sobre ti

y ha expulsado a tus enemigos.

El Rey de Israel, el Señor, está en medio de ti:

ya no temerás ningún mal.

 

Aquel día, se dirá a Jerusalén:

¡No temas, Sión, que no desfallezcan tus manos!

¡El Señor, tu Dios, está en medio de ti,

es un guerrero victorioso!

Él exulta de alegría a causa de ti,

te renueva con su amor

y lanza por ti gritos de alegría,

como en los días de fiesta.

 

Palabra de Dios.



La hija de Sión debe exultar, alegrarse «de todo corazón», es decir, con todo su ser, porque -¡gran misterio!- el Dios que parecía alejado ha revocado la condena. Y él goza ya con esto. Dios exulta, Dios realizará el milagro de hacer cosas nuevas, Dios se alegrará por la hija de Sión. Sólo la presencia de YHWH en medio de su pueblo es fuente y motivo de una renovada esperanza. «No temas, Sión, que no desfallezcan tus manos», porque Dios «es un guerrero victorioso», «el Señor, tu Dios, esta en medio de ti», es el Emmanuel. Es lo que experimentan Isabel y Juan el bautista.



 

 

SALMO RESPONSORIAL                    Is 12, 2-3. 4b-6

 

R.    ¡Es grande en medio de ti el Santo de Israel!

 

Éste es el Dios de mi salvación:

yo tengo confianza y no temo,

porque el Señor es mi fuerza y mi protección;

Él fue mi salvación. R.

 

Ustedes sacarán agua con alegría

de las fuentes de la salvación.

Den gracias al Señor, invoquen su Nombre,

anuncien entre los pueblos sus proezas,

proclamen qué sublime es su Nombre. R.

 

Canten al Señor porque ha hecho algo grandioso:

¡que sea conocido en toda la tierra!

¡Aclama y grita de alegría, habitante de Sión,

porque es grande en medio de ti el Santo de Israel! R.




Evangelio de nuestro Señor Jesucristo

según san Lucas

1, 39-56

 

Durante su embarazo, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas ésta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó:

«¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi vientre. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor».

María dijo entonces:

«Mi alma canta la grandeza del Señor,

y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,

porque Él miró con bondad la pequeñez de su servidora.

En adelante todas las generaciones me llamarán feliz,

porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:

¡su Nombre es santo!

Su misericordia se extiende de generación en generación

sobre aquéllos que lo temen.

Desplegó la fuerza de su brazo,

dispersó a los soberbios de corazón.

Derribó a los poderosos de su trono

y elevó a los humildes.

Colmó de bienes a los hambrientos

y despidió a los ricos con las manos vacías.

Socorrió a Israel, su servidor,

acordándose de su misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,

en favor de Abraham y de su descendencia para siempre».

María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.

 

Palabra del Señor.




María se puso en camino, fue de prisa a la montaña…

Lucas nos presenta el relato de un encuentro de dos mujeres, María e Isabel. Este contacto de dos futuras madres es en realidad  el primer encuentro de los dos hijos: Jesús  con Juan, ambos son llevados en el seno de sus respectivas madres y ambos concebidos por la Gracia infinita de Dios para una misión salvadora. Estamos ante un suceso único que transformará nuestra historia, haciendo de ella Historia de Salvación

Si  la primera lectura nos presentaba el manual evangélico para un cristiano; estas dos mujeres le hacen realidad con sus vidas, antes de ser predicado por sus hijos. Las dos de diferente forma han acogido con gran generosidad y alegría lo inesperado y casi imposible racionalmente; las dos se han convertido  en receptoras de vida, llevan en su vientre a los protagonistas del acontecimiento esperado por todos los creyentes.

El sí de María a Dios la lleva a salir de su casa, ponerse en camino a toda prisa y llegar a encontrarse con su prima Isabel Camina con alegría, se sabe  habitada por todo un Dios. ¿Será que María siente la necesidad  urgente  de dejar actuar al hijo que lleva en su seno?  Ella es la respuesta plena y sin dudas al Plan de Dios, y esto es lo que Isabel descubre y proclama al escuchar el saludo de María, “mi hijo ha saltado de alegría  en mi seno” dice Isabel, y prosigue: “¿cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme?, y, sin esperar respuesta, solo iluminada por el Espíritu proclama una oración que ha llegado en la iglesia hasta nuestros días: “Bendita tu entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre” ¡”Dichosa tú que has creído!”

La bendición de Isabel provoca una respuesta de acción de gracias. María canta su Magnificat, salmo de  gratitud a Dios porque ha visitado y redimido a su pueblo. Cada día la comunidad cristiana lo repetimos, ojalá bien conscientemente.


 

domingo, 30 de mayo de 2021

Para aprender la libertad del Espíritu Santo hay que dejarse iluminar por la Palabra de Dios.

 



El Espíritu Santo es quien ha inspirado la Palabra de Dios. Por eso, él puede iluminarnos para comprender esa Palabra. No sólo para que alcancemos una comprensión intelectual de ella, sino para que le abramos el corazón y nos dejemos mover por su exhortación a la conversión.
Porque si el Espíritu no toca los corazones con su gracia, el solo hecho de escuchar la Palabra o de leerla, no llega a producir ningún cambio en nuestra vida.
Pero si invocamos al Espíritu y nos dejamos inundar por él antes de leer la Palabra, seremos capaces de ser sinceros ante ella, aceptaremos quedar al descubierto, y así esa Palabra le hablará concretamente a la propia vida, nos hará ver claro el camino, y el Espíritu nos dará la fuerza para seguirlo. Ese es un secreto de los verdaderos.
Monseñor Víctor Manuel Fernández.

SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

  



 

Lectura del libro del Deuteronomio

4, 32-34. 39-40

 

Moisés habló al pueblo diciendo:

Pregúntale al tiempo pasado, a los días que se han precedido desde que el Señor creó al hombre sobre la tierra, si de un extremo al otro del cielo sucedió alguna vez algo tan admirable o se oyó una cosa semejante.

¿Qué pueblo oyó la voz de Dios que hablaba desde el fuego, como la oíste tú, y pudo sobrevivir? ¿O qué dios intentó venir a tomar para sí una nación de en medio de otra, con milagros, signos y prodigios, combatiendo con mano poderosa y brazo fuerte, y realizando tremendas hazañas, como el Señor, tu Dios, lo hizo por ustedes en Egipto, delante de tus mismos ojos?

Reconoce hoy y medita en tu corazón que el Señor es Dios -allá arriba, en el cielo, y aquí abajo, en la tierra- y no hay otro.

Observa los preceptos y los mandamientos que hoy te prescribo. Así serás feliz, tú y tus hijos después de ti, y vivirás mucho tiempo en la tierra que el Señor, tu Dios, te da para siempre.

 

Palabra de Dios.




El Señor invita a los suyos a que pregunten si se ha visto en algún lugar tanta grandeza y maravilla como ellos han contemplado, un amor tan grande como ellos han experimentado. Misterio profundo de Dios que se nos escapa por mucho que nos esforcemos en comprenderlo. Misterio que hay que aceptar al margen de la razón, de esa lógica que los hombres usamos en nuestro pensar y en nuestro obrar. Dios que ama siempre, también cuando el pueblo le traiciona o le olvida. Ese pueblo de dura cerviz que no logra apagar la capacidad infinita de perdón que el Señor tiene. Ese pueblo del que también nosotros formamos ahora parte, repitiendo con nuestros pecados e infidelidades la historia triste del pueblo elegido.



 

 

SALMO RESPONSORIAL                                 32, 4-6. 9. 18-20. 22

 

R.    ¡Feliz el pueblo que el Señor se eligió como herencia!

 

La palabra del Señor es recta

y Él obra siempre con lealtad;

Él ama la justicia y el derecho,

y la tierra está llena de su amor. R.

 

La palabra del Señor hizo el cielo,

y el aliento de su boca, los ejércitos celestiales;

porque Él lo dijo, y el mundo existió,

Él dio una orden, y todo subsiste. R.

 

Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles,

sobre los que esperan en su misericordia,

para librar sus vidas de la muerte

y sustentarlos en el tiempo de indigencia. R.

 

Nuestra alma espera en el Señor:

Él es nuestra ayuda y nuestro escudo:

Señor, que tu amor descienda sobre nosotros,

conforme a la esperanza que tenemos en ti. R.

 

 

 



 

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo

a los cristianos de Roma

8, 14-17

 

Hermanos:

Todos los que son conducidos por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no han recibido un espíritu de esclavos para volver a caer en el temor, sino el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios «¡Abbá!», es decir «¡Padre!»

El mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, también somos herederos, herederos de Dios y coherederos de Cristo, porque sufrimos con Él para ser glorificados con Él.

 

Palabra de Dios.

 

 

 


    Evangelio de nuestro Señor Jesucristo

según san Mateo

28, 16-20

 

Después de la resurrección del Señor, los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de Él; sin embargo, algunos todavía dudaron.

Acercándose, Jesús les dijo: «Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que Yo les he mandado. Y Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo».

 

Palabra del Señor.

 

 

Reflexión


Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, una vez más vengo a ponerme delante de ti. Me conoces desde antes que naciera, me has confiado dones maravillosos y me has amado hasta entregar tu propia vida por mi salvación. ¡Gracias, Jesús, por todo!, ¡No permitas que tu amor sea estéril en mí!

?Aumenta mi fe, te lo suplico. Quiero creer más en ti, en tu gracia, en tu amor.

?Aumenta mi confianza en ti. Tú eres mi Dios, mi Padre, mi Buen Pastor. Ayúdame a abandonarme sin temor en tus manos.

?Aumenta mi amor. Que nuestras vidas, Jesús, queden tan unidas que yo no sea más que un reflejo de tu amor.

?Ayúdame a escuchar tu voz en esta oración y dame la gracia de saber responder a tus llamados.




Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

Muy amada alma:

?Estoy aquí. No tengas miedo de dejarme entrar en tu corazón, en tu vida. Yo quiero estar contigo… ¡aún más! ¡Quiero vivir en ti! Siempre he estado a la puerta de tu corazón, llamando, esperando a que me abrieras. Siempre he estado allí…aun cuando no lo sabías o no te querías dar cuenta.

?En los momentos difíciles, cuando en tu corazón se anidaban sentimientos de tristeza y de soledad; cuando la melancolía, con sus manos gélidas, quiso apagar el fuego de tu amor… allí estaba Yo esperando que me abrieras.

?En los momentos de luz, cuando te sentías feliz, cuando la vida te sonreía y parecía que nada podía ser mejor, allí estaba Yo… esperando que me abrieras para poder compartir y multiplicar tu gozo.

?Siempre he estado aquí, a tu lado: cuando me ves y cuando no, de día o de noche, en las buenas y en las malas…, siempre he estado allí…, y ten por seguro que siempre estaré allí, contigo, cada día, todos los días hasta el final de los tiempos.

?No importa si es de día o de noche, si me ves o no, pues soy como una estrella del firmamento: aunque no me veas, siempre estoy allí, a tu lado.?No estás solo. Nunca lo has estado y nunca lo estarás. No temas, yo estoy contigo. Eres precioso a mis ojos y Yo te amo. Nunca lo olvides.?Quiero estar contigo, ¿tú quieres estar conmigo?

?Atte. Jesús.

«Este testimonio nosotros debemos llevarlo cada semana: ¡Cristo está con nosotros; Jesús subió al cielo, está con nosotros; Cristo está vivo! Jesús nos ha asegurado que en este anuncio y en este testimonio seremos “revestidos de poder desde lo alto”, es decir, con el poder del Espíritu Santo. Aquí está el secreto de esta misión: la presencia entre nosotros del Señor resucitado, que con el don del Espíritu continúa abriendo nuestra mente y nuestro corazón, para anunciar su amor y su misericordia también en los ambientes más refractarios de nuestras ciudades».
?(Regina Coeli de S.S. Francisco, 8 de mayo de 2016).

Nuestra Señora de Fátima

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