viernes, 30 de septiembre de 2016

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 10, 13-16


Jesús dijo:
¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza. Por eso Tiro y Sidón, en el día del Juicio, serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.
Y tú, Cafarnaúm, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno.
El que los escucha a ustedes me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes me rechaza a mí; y el que me rechaza rechaza a Aquél que me envió.
Palabra del Señor.
Oración
 
Gracias, Señor, por tu amor y por el prodigio que me das, en este momento, al invitarme a dialogar contigo en esta meditación. Confío en Ti, Señor, y humildemente pongo mi mente, mi corazón, mi vida, en tus manos.

Petición
Jesús, ayúdame a guardar el silencio necesario para poder escucharte.



Meditación del Papa Francisco

 
Cuando nosotros estamos en tentación, no escuchamos la Palabra de Dios: no escuchamos, no entendemos, porque la tentación nos cierra, nos quita cualquier capacidad de previsión, nos cierra cualquier horizonte, y así nos lleva al pecado. Cuando estamos en tentación, solamente la Palabra de Dios, la Palabra de Jesús nos salva. Escuchar la Palabra que nos abre el horizonte... Él siempre está dispuesto a enseñarnos como salir de la tentación. Y Jesús es grande porque no solo nos hace salir de la tentación, sino que nos da más confianza.
Esta confianza es una fuerza grande, cuando estamos en tentación: el Señor nos espera, se fía de nosotros así, tentados, pecadores, siempre abre horizontes. Y viceversa, el diablo con la tentación cierra, cierra, cierra. (Cf. S.S. Francisco, 18 de febrero de 2014, homilía en Santa Marta)

Reflexión
 
¡Ay de ti, que has visto muchos milagros y no te has convertido! Son muy duras las palabras de Cristo contra estas dos ciudades, ciudades que nos pueden representar si no creemos en los milagros que Cristo va cumpliendo cada día de nuestra vida.

¿Qué milagros ha hecho y no he creído? Cada uno en su vida personal puede decir cuántos son los milagros que Dios ha hecho en su propia vida, pero los más comunes son la Eucaristía, la conversión de nuestros corazones, las casualidades que no tienen otro fundamento que el querer de Dios, nuestra propia vida cuando hemos estado en riesgo de morir...

Lo que nos pide Cristo en este evangelio es que reflexionemos sobre todos esos milagros, esas gracias que Dios nos va dado, para que se las agradezcamos como verdaderos hijos, que aman a su Padre. Seamos agradecidos y pidamos la gracia de ver todo lo que Dios nos ha dado.

Propósito
 
Poner en mi agenda de actividades, el día en que voy a ir a confesarme.

Diálogo con Cristo
 
Señor, hazme darme cuenta que para escuchar y poder responder a tu llamada, debo limpiar mi mente y mi corazón en el sacramento de la confesión. No soy digno de ser tu discípulo misionero, por eso te pido me ayudes a crecer en la sinceridad y en la honestidad, para que sepa aprovechar los medios espirituales que me ofrece tu Iglesia

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 9, 57-62

Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: «¡Te seguiré adonde vayas!»
Jesús le respondió: «Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza».
Y dijo a otro: «Sígueme». Él respondió: «Señor, permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre». Pero Jesús le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios».
Otro le dijo: «Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos». Jesús le respondió: «El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás no sirve para el Reino de Dios».
Palabra del Señor.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Ser cristiano no es solamente conocer a Jesús, rezar, cumplir ciertas obligaciones, hacer cosas por los demás... Ser cristiano es fundamentalmente seguir a Jesús, seguir a Jesús por el camino que él nos vaya marcando.
¿Cómo descubrir este camino? A través de la oración, de la reflexión, del acompañamiento espiritual...
¿Estas dispuesto a seguir a Jesús por la senda que te señale? ¿Qué medios pones y podrías poner para escuchar su voz? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

El Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza. Seguir a Jesús normalmente pasa por la pobreza, por la austeridad, Vivir en pobreza sólo es posible si confío en él, si tengo a Dios cómo el mejor tesoro.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

La majestad no está en los gestos de orgullo,
en la mirada altiva o el ceño fruncido.
No está en la puerta infranqueable
o en la adulación cortesana.
Tampoco en la altura de los rascacielos
o la privacidad de los accesos exclusivos.
No está en las cenas de gala, la alta costura,
la joyería fina o los gastos suntuosos.
La majestad poco tiene que ver con protocolos
que encumbran al poderoso y ningunean al débil.

¿Dónde, entonces?
En un rey sin trono, palacio o ejércitos.
Sin cuenta corriente, sin otro techo que el cielo.
Un rey sin más ley que el amor desmedido,
sin más cetro que sus manos desnudas,
gastadas ya en tanta caricia, en tanta brega,
por tanto tirar de los derrumbados.
Sin otra atalaya que la cruz, y en ella,
el perdón por bandera, la paz por escudo,
y la justicia, inmortal,
como apuesta eterna.

José Mª Rodríguez Olaizola, sj

Seguir a Jesús es lo más importante, lo más urgente, lo único necesario; más que enterrar a un muerto, o terminar una carrera universitaria, o conseguir un trabajo, o alcanzar cualquier objetivo.
El seguimiento es la brújula que orienta toda nuestra vida (familiar, social, comunitaria, religiosa)
¿Cómo lo vives? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Maestro, te seguiré adonde vayas;
Maestro, dedicaré un tiempo cada día a estar contigo;
Maestro, me gustaría comprometerme con una buena causa;
Maestro, voy a compartir una parte de mi dinero;
Maestro, quiero seguir el camino que Tú me señalas:
Maestro, lo que más quiero en esta vida es ...

Pero, Señor,
déjame ir primero a enterrar a mi padre;
déjame terminar primero la carrera o la oposición;
déjame criar primero a mis hijos;
déjame pagar primero la hipoteca;
déjame que antes resuelva todas mis dudas;
déjame ....

Señor, Tú me llamas y yo pongo excusas;
y tú vuelves a decirme: "Tú, sígueme".
Acompáñame, Señor, en esta jornada,
para que sepa aprovechar cada momento,
para seguirte, escucharte y hablarte,
para comprometerme y compartir;
para disfrutar la vida y entregarla del todo. Amén.

----------------------

Para estar contigo,
me libero de la alforja (mis preocupaciones);
me quito las gafas (mis visiones);
olvido mi agenda (mis negocios);
guardo la pluma en el bolsillo (mis planes);
arrincono el reloj (mi horario);
me despojo de mi ropa (mis ambiciones);
me desprendo de mis joyas (mis vanidades);
renuncio a mi anillo (mis compromisos);
me quito los zapatos (mis ansias de huida);
dejo, también, mis llaves (mis seguridades);
para estar sólo contigo,
el único verdadero Dios.

Y, después de estar contigo...
Tomo las llaves, para poder abrir tus puertas.
Me calzo los zapatos, para andar por tus caminos.
Me coloco el anillo, para comprometerme contigo.
Me adorno con las joyas, para asistir a tu fiesta.
Me visto con mi mejor ropa,
para salir a tu amplio mundo.
Recupero mi reloj, para vivir al compás de tu tiempo.
Cojo mi pluma, para escribir tus pensamientos.
Recobro la agenda, para no olvidar tus citas conmigo,
-mis citas contigo- a lo largo del día y del camino.
Me pongo las gafas, para poder ver el mundo a tu modo.

Y cargo con mi alforja, para llevar y sembrar tus promesas.

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha. 

martes, 27 de septiembre de 2016

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 9, 51-56



Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén y envió mensajeros delante de Él. Ellos partieron y entraron en un pueblo de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén.
Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: «Señor, ¿quieres que mandemos caer fuego del cielo para consumirlos?» Pero Él se dio vuelta y los reprendió. Y se fueron a otro pueblo.
Palabra del Señor.


¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Santiago y Juan iban con Jesús, pero ¡cuanto les costaba comprender el nuevo estilo de vida iniciado por el Maestro! No saben de qué espíritu son. Son del espíritu del amor, de la comprensión, de la misericordia; no son hijos del espíritu del rencor y de la venganza.
            “Señor danos tu Espíritu de amor,
             para que curemos el egoísmo con generosidad
             venzamos la mentira con la verdad,
             ganemos al orgullo con humildad
             y superemos la guerra con la paz”

Cristo no ha venido no a perder a nadie, ha venido y sigue viniendo a salvar a todos. Nuestra tarea es la misma: salvar, animar, dar alegría, levantar la esperanza.
Pedimos perdón porque a veces condenamos a los hermanos
y damos gracias por las personas siguen salvando al mundo con su vida.

Quiero tener una mirada como la tuya, Señor
A no dejarme llevar por mis juicios,
interesados, duros y excesivamente crueles.
A observar, no tanto los aspectos negativos,
cuanto la bondad y lo noble de los que me rodean.

Ayúdame a mirar como Tú, Señor.
A no conspirar ni levantar castillos
en las ruinas sufrientes de tantos hermanos.
A no señalar defectos e historias pasadas
que, entre otras cosas,
sólo sirven para causar sensación o daño.

Ayúdame a mirar como Tú, Señor.
A ser prudente, como Tú lo fuiste
con aquella mujer, que adulterada en su vida,
comenzó otra vida nueva
ante tu forma de mirarle y corregirle.

Ayúdame a mirar como Tu, Señor.
A ver el lado bueno de las personas.
A no recrearme con el sufrimiento ajeno.
A no ser altavoz de calumnias y mentiras.
A ser persona y no jugar a ser juez.

Ayúdame a mirar como Tú, Señor.
A no manipular ni airear
las cruces de las personas que las soportan.
A no enjuiciar ni condenar
los defectos de tantos próximos a mi vida.
A no hacer estandarte ni burla
de los que están hundidos en sus miserias.

Ayúdame a mirar como Tú, Señor.
Para que, frente a la mentira, reine la verdad.
Para que, frente a la condena, brille tu misericordia.
Para que, frente a la burla, salga la comprensión.
Para que, frente a la humillación, despunte la bondad.
Amén.

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha. 

sábado, 24 de septiembre de 2016

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 9, 43b-45




Mientras todos se admiraban por .las cosas que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: «Escuchen bien esto que les digo: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres».
Pero ellos no entendían estas palabras: su sentido les resultaba oscuro, de manera que no podían comprenderlas, y temían interrogar a Jesús acerca de esto.
Palabra del Señor. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Hay cosas en las que Jesús no se cansa de insistir. Les avisa una y otra vez: ha de ser entregado en manos de los hombres. Pero ellos no entendían. Sabían que Jesús era el Salvador, pero no les cabía en la cabeza que la salvación pasara necesariamente por el sufrimiento. A todos nos cuesta entender el dolor y la muerte.

Sin embargo, si queremos ser fieles a Dios, si queremos hacer presente su amor, en algún momento nos vamos a encontrar con el rechazo de muchos, nos toparemos con la cruz.
            “Señor, enséñanos a tomar la cruz de cada día y a seguirte”
            “Gracias por las personas que saben amar hasta el final”
            “Perdona y cura nuestra cobardía frente al dolor”


Señor, dame la valentía
de arriesgar la vida por ti,
el gozo desbordante
de gastarme en tu servicio.

Dame, Señor, alas para volar
y pies para caminar
al paso de los hombres.

Entrega, Señor, entrega
para “dar la vida”
desde la vida,
la de cada día.

Infúndenos, Señor,
el deseo de darnos y entregarnos,
de dejar la vida
en el servicio a los débiles.

Señor, haznos constructores de tu vida,
propagadores de tu reino,
ayúdanos a poner la tienda en medio de los hombres
para llevarles el tesoro
de tu amor que salva.

Haznos, Señor, dóciles a tu Espíritu
para ser conducidos
a dar la vida desde la cruz,
desde la vida que brota
cuando el grano muere en el surco.

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha. 

viernes, 23 de septiembre de 2016

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 9, 18-22


Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con Él, les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy Yo?»
Ellos le respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado».
«Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy Yo?»
Pedro, tomando la palabra, respondió: «Tú eres el Mesías de Dios».
Y Él les ordenó terminantemente que no lo anunciaran a nadie, diciéndoles:
«El Hijo del hombre debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día».
Palabra del Señor.



Antes de que nosotros mismos demos respuesta a los requerimientos de Cristo, veamos cómo ha respondido Él mismo a la pregunta de lo que nosotros somos para Él. Su respuesta no la ha dado sólo con palabras cargadas de amor y de ternura; su respuesta la ha dado de un modo vital. Él se hizo uno de nosotros, sufrió mucho, fue rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; fue entregado a la muerte, clavando en la cruz el documento que nos condenaba, dándonos, así, el perdón de nuestros pecados. Y resucitó al tercer día para darnos nueva vida y poder presentarnos santos, como Él es Santo, ante su Padre Dios, para que sea nuestra la Gloria que, como a Hijo unigénito del Padre, le corresponde. Eso es lo que nosotros somos para Cristo. ¿Qué respuesta daremos, cada uno de nosotros, cuando nos está preguntando sobre lo que Él es para nosotros? Ojalá y no nos quedemos dando una respuesta nacida de lo aprendido en el Catecismo, o en la profundización de materias que nos hablan de Dios. Ojalá y nuestra respuesta se dé desde nuestra propia vida, en la que el Señor sea el centro de nuestro amor y Aquel por quien realizamos todo, escuchando su Palabra, haciendo en todo su voluntad y dejándonos conducir por su Espíritu, para poder llegar a poseer los bienes eternos.
Hoy el Señor nos reúne en torno a Él, para que seamos testigos del gran amor que nos tiene. La Celebración del Memorial de su Misterio Pascual nos introduce en una experiencia personal del amor de Dios, que nos pone en camino para encontrarnos definitivamente con Él. Por eso este momento debe ser el más significativo de nuestro día. No venimos al Señor sólo por una tradición heredada de nuestros padre; ni sólo por lo que otros nos han dicho del Señor. Somos nosotros los que nos involucramos en el Misterio de Salvación que Cristo nos ofrece. Hechos uno con Él hemos de manifestar lo que realmente significa Él para nosotros: Nuestro amor, centrado en Él de tal manera que nos dejamos transformar en una imagen suya, lo más perfecta posible en nuestro mundo. Démosle a Cristo plena libertad en nosotros para que, desde nosotros, Él continúe su obra salvadora entre nosotros.
El Señor nos ha hecho suyos y nos ha comunicado todos sus bienes. Los que en verdad hemos aceptado su vida en nosotros debemos vivir, firmemente afianzados en la tierra, cumpliendo con todo aquello que se nos ha encomendado, no destruyendo, sino potenciando más la vida, sin perder de vista los bienes eternos, no como una conquista al final de nuestra vida, sino como algo que ya desde ahora vamos haciendo realidad entre nosotros, de tal forma que día a día vamos gozando de más amor fraterno, de más paz, de más bondad, de más misericordia, de más justicia, y de más alegría, que son dones que proceden de Dios para que los hagamos nuestros. Tratemos siempre de ser hombres de esperanza. No vivamos bajo el signo de la cobardía, pues no hemos sido bautizados en el espíritu del temor, sino en el Espíritu Santo, que dinamiza a la Iglesia y la pone en camino para ir conquistando, ya desde ahora, el Reino de Dios entre nosotros siendo testigo vivo del amor de Dios en medio del mundo.
 

martes, 20 de septiembre de 2016

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 8, 19-21



La madre y los hermanos de Jesús fueron a verlo, pero no pudieron acercarse a causa de la multitud. Entonces le anunciaron a Jesús: «Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren verte».
Pero Él les respondió: «Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la practican».
Palabra del Señor.


¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

También yo estoy en ese grupo de personas que escuchaban a Jesús. Él me mira y me dice: ¿Quienes son mi madre y mis hermanos? Todo el que hace la voluntad de Dios.
Yo soy de la familia de Jesús, no soy ajeno a él. Para Jesús soy alguien entrañable, de la familia. Escucho con el corazón estas palabras de Jesús ¿qué siento? ¿qué le digo?

¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? ¿Hasta donde llega nuestro amor? ¿se cierra en los muros de la familia, de los amigos, de los que son y piensan como yo?
    "Dame Señor una mirada y un corazón abiertos"
    "No permitas que me encierre en mi, en los míos"

No es suficiente con ser de la familia de sangre de Jesús, tampoco se trata sólo de pertenecer al grupo que lo acompaña. Se trata de cumplir la voluntad de Dios. Por eso, podemos decir que María es madre de Jesús por doble motivo: porque lo dio a luz y porque ninguna criatura cumplió la voluntad de Dios como ella.
    "María enséñanos a cumplir la voluntad de Dios".


Señor, has dicho: "Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen por obra".

Gracias por considerarnos miembros de tu familia, porque quieres ser nuestro hermano, por darnos a María como madre.
Gracias por ser de la familia de San Francisco, Santa Teresa, la madre Teresa de Calcuta, el arzobispo Romero...
Gracias por ser de la familia de todas las personas que hoy han comenzado a trabajar por sus hijos, por su barrio, por su comunidad, por la gente más necesitada.

Dame unos oídos bien abiertos para escuchar tu palabra en la Biblia, en la conciencia, en el corazón, en los pobres...
y una voluntad decidida para ponerla por obra.

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha. 

lunes, 19 de septiembre de 2016

Aniversario Liga Madres de Famila Avellaneda Lanús


”LA 
FAMILIA
: ESCUELA
 DE 
VALORES”



La 
comisión
 Diocesana 
de 
la 
Liga 
de 
Madres 
de 
Familia 
de 
Avellaneda
–Lanus

,invita 
a 
socias 
y 
comunidad 
a
 la 
Disertación 
Espiritual
 que 
efectuará
 Mons.
 Rubén
 O.
Frassia

 Obispo 
de
 Avellaneda 
Lanus
,en
 adhesión
 al
 51
Aniversario
 de
 nuestra 
querida 
Institución
.

El 
mismo
 se 
realizará 
el 
22 
de
 setiembre 
a 
las
15
 horas en 
la 
sede 
diocesana
,
 Av. Belgrano
 680.

¡Los 
esperamos!


viernes, 16 de septiembre de 2016

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 8, 1-3




Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y también algunas mujeres que habían sido sanadas de malos espíritus y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, esposa de Cusa, intendente de Herodes, Susana y muchas otras, que los ayudaban con sus bienes.
Palabra del Señor.
Oración Introductoria
 
Qué dicha la de los Doce y de las mujeres que supieron reconocerte y por ello dejaron todo para acompañarte y servirte. Permite que encuentre la luz y la fortaleza en esta oración para permanecer siempre fiel a tu gracia, aun cuando se presenten dificultades y problemas.

Petición
 
Jesucristo, ayúdame a escucharte, acompañandote en la oración, en el Santísimo Sacramento.

Meditación del Papa Francisco
 

Es indudable que debemos hacer mucho más a favor de la mujer, si queremos dar más fuerza a la reciprocidad entre hombres y mujeres. Es necesario de hecho, que la mujer no solamente sea más escuchada, sino que su voz tenga un peso real, un prestigio reconocido en la sociedad y en la iglesia.
El modo mismo con el cual Jesús ha considerado a las mujeres -el evangelio lo indica así- era un contexto menos favorable del nuestro, porque en esos tiempos la mujer era puesta en segundo lugar. Pero Jesús la considera de una manera que da una luz potente que ilumina un camino que lleva lejos, del cual hemos recorrido solamente un tramo. Aún no hemos entendido en profundidad cuales son las cosas que nos puede dar el genio femenino de la mujer en la sociedad. Tal vez haya que ver las cosas con otros ojos para que se complemente el pensamiento de los hombres. Es un camino que es necesario recorrer con más creatividad y más audacia. (Audiencia de S.S. Francisco, 15 de abril de 2015).
Reflexión

Tres mujeres en primera línea. Cada una con su vocación particular y las tres seguidoras incansables de las huellas de Jesús.

María Magdalena pasó a la historia por ser la primera persona que vio a Cristo resucitado. Todos recordamos esa escena: ella, llorando junto al sepulcro; el Señor que se le aparece como si fuera el hortelano. Luego el encuentro y el anuncio a los apóstoles. María Magdalena, la apasionada discípula que está junto a la cruz en el Calvario, junto a la Virgen y san Juan.

Había otras mujeres que seguían al Maestro de Nazaret. Juana también le acompañó desde los tiempos felices de los milagros hasta el dolor del sepulcro tras la muerte de Cristo. Era una persona importante en la ciudad. Una de esas santas mujeres que sabían estar, al mismo tiempo, entre la alta sociedad de la época y entre los pobres que escuchaban las palabras del Mesías.

También Susana ejerció un papel importante. Ella colaboraba con sus bienes para que el Señor y sus discípulos pudiesen dedicarse a lo importante: la predicación del Reino de los Cielos.

Son mujeres de actualidad, con un testimonio muy vivo. Son el reflejo del amor a toda prueba, de la fidelidad y de la ayuda a la obra de Cristo.

Propósito
Acompañar a Cristo en el Santísimo Sacramento y llevar a los demás un mensaje de amor de Jesús.

Diálogo con Cristo
Permite, Señor, que tanto los hombres como las mujeres de hoy tengamos una gran necesidad de Ti y seamos apóstoles que propaguen tu mensaje de verdad y de caridad.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 3, 13-17



Jesús dijo:
«Nadie ha subido al cielo,
sino el que descendió del cielo,
el Hijo del hombre que está en el cielo.
De la misma manera, que Moisés
levantó en alto la serpiente en el desierto,
también es necesario
que el Hijo del hombre sea levantado en alto,
para que todos los que creen en Él
tengan Vida eterna.
Sí, Dios amó tanto al mundo,
que entregó a su Hijo único
para que todo el que cree en Él no muera,
sino que tenga Vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo
para juzgar al mundo,
sino para que el mundo se salve por Él».
Palabra del Señor.
 ¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Los cristianos cuando contemplamos la cruz de Jesucristo no vemos principalmente un instrumento de tortura, para nosotros la cruz es el signo más claro del amor más profundo, del amor de Dios, manifestado en su la entrega de su Hijo Jesucristo. Muere en la cruz, para darnos vida, vida eterna. ¡Qué paradoja! Desde la muerte, Jesús da vida.

Contemplamos la cruz de Cristo y damos gracias a Dios porque su amor a la humanidad, a cada uno de nosotros no tiene medida.

Dios sigue amando al mundo, sigue compadeciéndose de todos, especialmente de los que más sufren, y sigue enviando al mundo a sus hijos, a ti y a mí, para salvarlo de la desesperanza, de la injusticia, de la soledad. ¿Estás dispuesto a ser enviado? ¿Asumes el riesgo de la cruz? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

-----------------------

A veces, Señor, a veces
la historia es tan opaca,
la vida tan ambigua,
y el horizonte tan monótono y triste,
que de nada sirve tu mensaje
porque tu presencia se nos esconde.

Y entonces, Señor, entonces
el corazón sufre y sangra,
las entrañas, cansadas, se agotan,
el espíritu se desorienta
y los sentidos se rebelan
porque no encuentran brotes de esperanza.

A veces, Señor, a veces
se me rompen los esquemas,
me encuentro perdido noche y día,
camino sin saber dónde te hallas,
y espero contra toda esperanza
anhelando el roce de tu brisa.

Y entonces, Señor, entonces,
si no pasas susurrando y moviendo
los cristales de mis ventanas,
mi anhelo se desata, en pasión o ira,
queriendo que seas huracán, fuego, tormenta
que zarandee mi cuerpo y espíritu.

A veces, Señor, a veces
sólo anhelo que Tú me llames,
pronunciando mi nombre como otras veces,
para despertarme y pacificarme,
y poder compartir heridas, deseos y tareas
a la vera del camino de la vida.

Y entonces, Señor, entonces,
aunque haya bandidos y ladrones,
sé que Tú vas cerca y delante
abriendo caminos y horizontes,
silbando alegres canciones
y dándonos a todos vida abundante.

A veces, Señor, a veces
reconozco tu presencia y voz,
y entonces, Señor, entonces
te sigo y salgo al mundo con ilusión.

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

lunes, 12 de septiembre de 2016

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 7, 1-10



Jesús entró en Cafarnaúm. Había allí un centurión que tenía un sirviente enfermo, a punto de morir, al que estimaba mucho. Como había oído hablar de Jesús, envió a unos ancianos judíos para rogarle que viniera a sanar a su servidor.
Cuando estuvieron cerca de Jesús, le suplicaron con insistencia, diciéndole: «Él merece que le hagas este favor, porque ama a nuestra nación y nos ha construido la sinagoga».
Jesús fue con ellos, y cuando ya estaba cerca de la casa, el centurión le mandó decir por unos amigos: «Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres en mi casa; por eso no me consideré digno de ir a verte personalmente. Basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará. Porque yo -que no soy más que un oficial subalterno, pero tengo soldados a mis órdenes- cuando digo a uno: "Ve", él va; y a otro: "Ven", él viene; y cuando digo a mi sirviente: "¡Tienes que hacer esto!", él lo hace».
Al oír estas palabras, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la multitud que lo seguía, dijo: «Yo les aseguro que ni siquiera en Israel he encontrado tanta fe».
Cuando los enviados regresaron a la casa, encontraron al sirviente completamente sano.
Palabra del Señor.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

"Ni en Israel he encontrado tanta fe". La fe en Jesucristo es la nota que define nuestro ser cristiano. Tener fe no es sólamente creer que Dios existe, o que Jesús es el Hijo de Dios. Para los cristianos tener fe es creer que Jesús puede curarme, puede salvarme, puede hacerme plenamente feliz. ¿Has sentido alguna vez la alegría de sentirte curado por Jesús? ¿deseas con todo el corazón revivir esta experiencia o experimentarla por primera vez? Adelante. Ten fe. Reza. Busca a Jesús en la oración, en tus hermanos. Está deseando curarte de eso que tanto te pesa.
    "Creo Señor, pero aumenta mi fe"

La fe no nos encierra, nos hace abiertos, solidarios. Aquel centurión no pidió para él, pidió para un criado, intercedió por él. Interceder es rezar por el otro, trabajar por el otro, dar la cara por el otro, dar voz a los que no tienen voz. Hay muchas personas que necesitan tu intercesión.
     "Gracias Señor por las personas que interceden por mi"
     "Gracias Padre por las personas que interceden por los más pobres"
     "No dejes nunca Señor que me ahogue en mis problemas"
     "Te pido Señor por ... y dame fuerza para trabajar por él"

Yo creo en Ti, Señor, y te doy gracias de corazón,
pero aumenta mi fe, porque a veces me envuelven las dudas.

Señor, haz que mi fe sea plena,
que sepa abrirte mis pensamientos y sentimientos y acciones,
mi pasado, mi presente y mi futuro, sin reservas.

Señor, haz que mi fe sea coherente,
que acepte las renuncias y los deberes que comporta
y sepa hacerla vida en cada momento de mi vida.

Señor, haz que mi fe sea fuerte,
que madure ante la contradicción de los problemas,
que encuentre cimiento más firme ante quienes la rechazan.

Señor, haz que mi fe sea alegre,
al saber y sentir que tu amor me envuelve,
al descubrir en cada persona la huella de tu gloria.

Señor, haz que mi fe sea activa
que sepa verte en los pobres y en cuantos me necesitan
y sepa avanzar por el camino de servicio y la entrega.

Señor, haz que mi fe sea humilde.
Porque estoy envuelto en debilidades,
que apoye mi fe en la fe de los hermanos, en la fe de la Iglesia.

Señor, haz que mi fe sea contagiosa,
a través de mis palabras, mi sonrisa y mi vida entera.
Que sepa transmitir, Señor, que Tú eres lo mejor que me ha pasado.
Amén.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha. 

domingo, 11 de septiembre de 2016

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 15, 1-32



Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Pero los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos».
Jesús les dijo entonces esta parábola: «Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido".
Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse».
Y les dijo también: «Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido".
Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte».
Jesús dijo también: «Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte de herencia que me corresponde". Y el padre les repartió sus bienes.
Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa. Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. Él hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. Entonces recapacitó y dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre! Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros". Entonces partió y volvió a la casa de su padre.
Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó.
El joven le dijo: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo".
Pero el padre dijo a sus servidores: "Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado".
Y comenzó la fiesta.
El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó que significaba eso.
Él le respondió: "Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo".
Él se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero él le respondió: "Hace tantos años que te sirvo, sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!".
Pero el padre le dijo: "Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado"».
Palabra del Señor.



¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Dios es el buen pastor que sale a buscar la oveja perdida, es la mujer que no descansa hasta que haya la moneda perdida, es el Padre que acoge siempre al hijo que vuelve.
¿Cuál es tu experiencia? ¿Cómo te ha buscado el Señor cuando te has perdido? ¿Has sentido la alegría del Señor cuando te ha recobrado?
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

El hijo pequeño se aleja del Padre y pierde su vida. Llega a envidiar a los cerdos que se hartaban de bellotas... Y vuelve al Padre. Lejos del Padre no se puede ser feliz, no puedes vivir como hijo
¿Dónde buscas tu felicidad? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

¿Tienes sed de amor?
«Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba...» [Jn 7, 37]
Yo le saciaré y le llenaré.
¿Tienes sed de ser amado?,
te amo más de lo que te puedes imaginar…
hasta el punto de morir en la cruz por ti.


Tengo sed de ti.
Sí, esa es la única manera en que apenas puedo empezar a describir mi amor.
Tengo sed de ti.
Tengo sed de amarte y de que tú me ames.
Tan precioso eres para mí que Tengo sed de ti.

Ven a Mí y llenaré tu corazón y sanaré tus heridas.
Te haré una nueva creación y te daré la paz aun en tus pruebas.
Tengo sed de ti.
Nunca debes dudar de Mi Misericordia, de mi deseo de perdonarte,
de Mi anhelo por bendecirte y vivir Mi vida en ti,
y de que te acepto sin importar lo que hayas hecho.
Tengo sed de ti.
Si te sientes de poco valor a los ojos del mundo, no importa.
No hay nadie que me interese más en todo el mundo que tú.
Tengo sed de ti. Ábrete a Mí,
ven a Mí, ten sed de Mí, dame tu vida.
Yo te probaré lo valioso eres
para Mi Corazón.

Teresa de Calcuta


----------------------

Me amas como río que fluye
y me lleva dentro, en su corriente,
por cascadas, pozos, remansos y afluentes.

Me amas, invisible, cual el aire que respiro,
pero haciéndote presente como viento,
brisa, cierzo o huracán al instante.

Como la primavera que renace, así me amas
despertándome y seduciéndome
con tu savia, perfumes y flores.

Como el verano que abre horizontes
con su calor, luz, sueños y frutos,
entras en mi alma y vientre amándome.

Como el otoño tranquilo y maduro,
después de haberme vestido de colores,
me amas despojándome y serenándome.

Como el invierno que, en paz y silencio,
cubre de nieve cumbres, llanuras y valles,
así me amas siempre, sin cansarte.

Me amas como sutil lagartija
que busca luz, sol y calor febrilmente
recorriendo los entresijos de mi vientre.

Como ciervo que brama y corre veloz
a las fuentes de agua viva que calman su sed,
así me amas, alcanzas y sorbes.

Como pelícano que se entrega y desvive
por alimentar a su crías más débiles,
así me amas Tú, alimentándome.

Y a veces me amas como corzo arrogante
que, que en época de berrea, todos los días
suspira y reclama encontrarme y rozarme.

Me amas con un corazón desbocado
que se entrega sin importarle los riesgos
cuando percibe gemidos humanos.

Me amas con unos ojos que me traspasan,
desnudan y llevan, en armonía,
al primer paraíso y a la tierra prometida.

Me amas con tus entrañas tiernas y cálidas
que generan, dan y cuidan la vida anhelada,
siempre nueva, hermosa y, a la vez, desvalida.

Me amas al alba, entre trinos y danzas,
con la fuerza, la pasión y el mimo
de quien ha descansado y busca nuevos caminos.

Y, al atardecer, cansado y casi en silencio,
me abrazas más fuerte que la última vez,
porque tu amor es así y solo puede querer.

Así me amas y siento tu querer, una y mil veces,
en mi rostro, en mi mente, en mi vientre,
en mi corazón... ¡en todo mi ser!

Por eso no me extraña tu forma de comportarte:
que anheles mi vuelta a pesar de mis andanzas,
que otees el horizonte desde tu atalaya,
que me veas, a lo lejos, antes que nadie,
que se te enternezcan las entrañas,
que salgas corriendo a mi encuentro,
que me abraces con fuerza y llenes de besos...

Y tampoco me extraña tu anillo, traje y banquete,
y el que no dudes en acogerme como hijo,
pues no quieres renunciar a ser Padre.

Florentino Ulibarri


El hijo mayor no se separa del Padre. Trabaja en sus campos, duerme en la misma casa, come en su misma mesa, pero su corazón está muy muy lejos del Padre. Ser hijo se había convertido para él en un castigo.
Cuando rezamos, cuando vamos a la Eucaristía, cuando cumplimos nuestros compromisos, ¿dónde está nuestro corazón?
¿Cómo vivimos nuestra fe, con la alegría de sentirnos amados por Dios o como si fuera una carga pesada?

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha. 

sábado, 10 de septiembre de 2016

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 6, 43-49




Jesús decía a sus discípulos:
No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos: cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas.
El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de su maldad, porque de la abundancia del corazón habla su boca.
¿Por qué ustedes me llaman: "Señor, Señor", y no hacen lo que les digo? Yo les diré a quién se parece todo aquél que viene a mí, escucha mis palabras y las practica. Se parece a un hombre que, queriendo construir una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando vino la inundación, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa, pero no pudieron derribarla, porque estaba bien construida.
En cambio, el que escucha la Palabra y no la pone en práctica se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin cimientos. Cuando las aguas se precipitaron contra ella, en seguida se derrumbó, y el desastre que sobrevino a esa casa fue grande.
Palabra del Señor.
Hoy, el Señor nos sorprende haciendo “publicidad” de sí mismo. No es mi intención “escandalizar” a nadie con esta afirmación. Es nuestra publicidad terrenal lo que empequeñece a las cosas grandes y sobrenaturales. Es el prometer, por ejemplo, que dentro de unas semanas una persona gruesa pueda perder por lo menos cinco o seis kilos usando un determinado “producto-trampa” (u otras promesas milagrosas por el estilo) lo que nos hace mirar a la publicidad con ojos de sospecha. Mas, cuando uno tiene un “producto” garantizado al cien por cien, y —como el Señor— no vende nada a cambio de dinero sino solamente nos pide que le creamos tomándole como guía y modelo de un preciso estilo de vida, entonces esa “publicidad” no nos ha de sorprender y nos parecerá la más lícita del mundo. ¿No ha sido Jesús el más grande “publicitario” al decir de sí mismo «Yo soy la Vía, la Verdad y la Vida» (Jn 14,6)?

Hoy afirma que quien «venga a mí y oiga mis palabras y las ponga en práctica» es prudente, «semejante a un hombre que, al edificar una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre roca» (Lc 6,47-48), de modo que obtiene una construcción sólida y firme, capaz de afrontar los golpes del mal tiempo. Si, por el contrario, quien edifica no tiene esa prudencia, acabará por encontrarse ante un montón de piedras derruidas, y si él mismo estaba al interior en el momento del choque de la lluvia fluvial, podrá perder no solamente la casa, sino además su propia vida.

Pero no basta acercarse a Jesús, sino que es necesario escuchar con la máxima atención sus enseñanzas y, sobre todo, ponerlas en práctica, porque incluso el curioso se le acerca, y también el hereje, el estudioso de historia o de filología... Pero será solamente acercándonos, escuchando y, sobre todo, practicando la doctrina de Jesús como levantaremos el edificio de la santidad cristiana, para ejemplo de fieles peregrinos y para gloria de la Iglesia celestial.

jueves, 8 de septiembre de 2016

Natividad de Santa María



¡Felicidades, Madre! Felicidades por Ti, por tu nacimiento.
Felicidades, Madre, porque creciste en el oscuro camino de la fe.
Felicidades, Virgen peregrina, porque nos enseñas la ruta de la santidad.
Felicidades, Madre, porque un día, un mes, en un lugar, de unos padres...
naciste como cualquiera de nosotros  y sin embargo de Ti nacería el Salvador del mundo.
Felicidades, por estar siempre atenta ala palabra del Señor.
Felicidades porque tu vida fue un Si a la voluntad de Dios.
Felicidades, María, porque eres la Madre de Dios.
Feliz soy yo también por tenerte como madre.
(Adaptación de un texto de iglesia.org)

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 1, 18-23



Éste fue el origen de Jesucristo:
María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra, del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella pro- viene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque Él salvará a su Pueblo de todos sus pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta:
"La Virgen concebirá
y dará a luz un hijo, a quien pondrán
el nombre de Emanuel",
que traducido significa: «Dios con nosotros».
Palabra del Señor.



¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Hoy celebramos el nacimiento de la Virgen María. No podemos leer el Evangelio correspondiente a ese momento de su vida, sencillamente porque no existe. Es significativo: la mujer que Dios eligió y preparó para ser la madre de su Hijo no es una princesa, ni siquiera la hija de un personaje famoso, es una mujer sencilla, desconocida, humilde.

Aprovechamos esta fiesta del cumpleaños de María para felicitarla:

¡Felicidades, Madre! Felicidades por Ti, por tu nacimiento.
Felicidades, Madre, porque creciste en el oscuro camino de la fe.
Felicidades, Virgen peregrina, porque nos enseñas la ruta de la santidad.
Felicidades, Madre, porque un día, un mes, en un lugar, de unos padres...
naciste como cualquiera de nosotros  y sin embargo de Ti nacería el Salvador del mundo.
Felicidades, por estar siempre atenta ala palabra del Señor.
Felicidades porque tu vida fue un Si a la voluntad de Dios.
Felicidades, María, porque eres la Madre de Dios.
Feliz soy yo también por tenerte como madre.
(Adaptación de un texto de iglesia.org)

-----------------------

Como tú, María, quiero decir "aquí estoy", ante el proyecto de amor,
que Dios me propone en el hoy de mi vida.
Entro en este proyecto unida a tantos hermanos y hermanas
que, con Cristo, tu hijo, luchan por construir fraternidad,
dignidad para todos, unidad entre pueblos, razas, generaciones…

Como tú María, quiero caminar por calles y plazas, montes y llanos
cantando  las maravillas del Señor,
que triunfa en los pobres, sencillos y humildes.
Desde ellos, me pides sencillez, humildad, solidaridad.

Como tú María, quiero profundizar el misterio de Belén,
Palabra hecha carne, Dios entre nosotras, don para el mundo,
compromiso en la causa de una humanidad liberada, según el sueño del Padre.

Como tú, María, quiero gozar con  el que goza,
ser sensible ante la necesidad o dolor, pasar por al vida haciendo el bien, sencillamente,
decididamente asociada a todos los grupos que son testimonio solidario.

Como tú María, quiero estar en pie, unida a tu Hijo, en la cruz concreta de mi vida.
En mi caminar, me uno a todos los sufrientes de la humanidad
y a los que se entregan para que "la justicia y la paz se abracen".

Como tú, María, quiero participar del gozo del Resucitado.
Hoy Cristo resucita en todo lo bello, lo noble, lo auténtico.
Que mi vida sea espejo de la liberación que El ha regalado al mundo.

Como tú, María, quiero orar con mis hermanos y hermanas,
y recibir cada día , en Iglesia, la venida del Espíritu.
El colma los corazones de sus dones, nos renueva, nos sana.
El nos envía a anunciar en el mundo,
la Buena Nueva del Evangelio de tu hijo, Jesús.

--------------------

Decir tu nombre, María,
es decir que la Pobreza
compra los ojos de Dios.

Decir tu nombre, María,
es decir que la Promesa
sabe a leche de mujer.

Decir tu nombre, María,
es decir que nuestra carne
viste el silencio del Verbo.

Decir tu nombre, María,
es decir que el Reino viene
caminando con la Historia.

Decir tu nombre, María,
es decir junto a la Cruz
y en las llamas del Espíritu.

Decir tu nombre, María,
es decir que todo nombre
puede estar lleno de Gracia.

Decir tu nombre, María,
es decir que toda suerte
puede ser también Su Pascua.

Decir tu nombre, María,
es decirte toda Suya,
Causa de Nuestra Alegría.

Pedro Casaldáliga


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha. 

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Septiembre mes de la Biblia

Propuestas para escuchar la Palabra
1. La lectura diaria de los textos bíblicos litúrgicos es una excelente ayuda para profundizar en la Palabra de Dios. De esta manera nos unimos a toda la Iglesia que ora al Padre meditando los mismos textos. También nos acostumbramos a una lectura continuada de la Biblia, donde los textos están relacionados y lo que leemos hoy se continua con lo de mañana. La lectura diaria de los textos (para lo cual Liturgia Cotidiana es una excelente herramienta) constituye una "puerta segura" para escuchar a Dios que nos habla en la Biblia.
2. - ¿Has leído alguna vez un evangelio entero "de corrido"? Es muy interesante descubrir la trama de la vida de Jesús escrita por cada evangelista. Muchos detalles y relaciones entre los textos que cada evangelista utiliza quedan al descubierto cuando uno hace una lectura continuada. Este mes es propicio para ofrecerle a Dios este esfuerzo. Te recomendamos la lectura del evangelio de Marcos. No es muy largo, en unas horas se puede leer. Al ser el primero de los sinópticos, los otros (Mateo y Lucas) lo siguen en el esquema general. Por lo tanto es una muy buena "puerta de entrada" al mensaje de Jesús.


3. Otra posibilidad para poner en práctica este mes (y tal vez iniciar un hábito necesario y constructivo) es la oración con los salmos. Los mismos recogen la oración del pueblo de Dios a lo largo de casi mil años de caminata del pueblo de Israel. Nos acercan la voz del pueblo que ora con fe, y la palabra de Dios, que nos señala esta manera de orar para acercarnos y escuchar sus enseñanzas. En los salmos podemos encontrar una inmensa fuente de inspiración para la oración. Hay salmos que nos hablan de la alegría, de las dificultades y conflictos, de la esperanza, del abatimiento, del dolor, de la liberación y la justicia, de la creación, de la misma Palabra de Dios (salmo 118, el más largo de todos). Aprender a rezar con los Salmos es una "puerta siempre abierta" para el encuentro con el Dios de la Vida.
4. La lectura orante de la Palabra, realizada en comunidad, nos pone en sintonía con la voluntad de Dios. Es un ejercicio clave para el crecimiento en la fe. La fuerza de la comunidad nos alienta para encontrar en los textos la fuerza del Espíritu. Todos aprendemos juntos y nos enriquecemos con el aporte de cada uno. Existen muchos métodos de lectura orante. Simplificando al máximo podemos decir que los siguientes cuatro pasos son los más comunes:
Lectura
Meditación
Oración
Compromiso
La lectura orante siempre desemboca en un desafío para vivir. La Palabra de Dios nos desafía a seguir los pasos de Jesús y cambiar nuestra vida.
La lectura orante, practicada en comunidad, es una "puerta-espejo" que nos interpela y nos ayuda a discernir cómo vivir y practicar su Palabra en nuestros días.
De la la Encíclica Fides et ratioCapítulo V. N´55 (parcial)
"Tampoco faltan rebrotes peligrosos de fideísmo, que no acepta la importancia del conocimiento racional y de la reflexión filosófica para la inteligencia de la fe y, más aún, para la posibilidad misma de creer en Dios. Una expresión de esta tendencia fideísta difundida hoy es el « biblicismo », que tiende a hacer de la lectura de la Sagrada Escritura o de su exégesis el único punto de referencia para la verdad. Sucede así que se identifica la palabra de Dios solamente con la Sagrada Escritura, vaciando así de sentido la doctrina de la Iglesia confirmada expresamente por el Concilio Ecuménico Vaticano II.
La Constitución Dei Verbum, después de recordar que la palabra de Dios está presente tanto en los textos sagrados como en la Tradición, afirma claramente: « La Tradición y la Escritura constituyen el depósito sagrado de la palabra de Dios, confiado a la Iglesia. Fiel a dicho depósito, el pueblo cristiano entero, unido a sus pastores, persevera siempre en la doctrina apostólica ». La Sagrada Escritura, por tanto, no es solamente punto de referencia para la Iglesia. En efecto, la « suprema norma de su fe » proviene de la unidad que el Espíritu ha puesto entre la Sagrada Tradición, la Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia en una reciprocidad tal que los tres no pueden subsistir de forma independiente.
No hay que infravalorar, además, el peligro de la aplicación de una sola metodología para llegar a la verdad de la Sagrada Escritura, olvidando la necesidad de una exégesis más amplia que permita comprender, junto con toda la Iglesia, el sentido pleno de los textos. Cuantos se dedican al estudio de las Sagradas Escrituras deben tener siempre presente que las diversas metodologías hermenéuticas se apoyan en una determinada concepción filosófica. Por ello, es preciso analizarla con discernimiento antes de aplicarla a los textos sagrados."
Juan Pablo II
Fides et ratio
14 de Setiembre de 1998
Para finalizar, los católicos durante el mes de septiembre debemos dedicarlo a iniciar el conocimiento y divulgación de los textos bíblicos, ya que quien se llame cristiano tendría que conocer la historia de la salvación y la Palabra de Dios, interpretadas auténtica y fielmente por el Magisterio de la Iglesia.
La Biblia, para todas las denominaciones cristianas, contiene la Revelación y es, como todo libro sagrado, la fuente del conocimiento y el compromiso de vida en lo referente a la fe.
Cada año, la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana, la Iglesia Ortodoxa e Iglesias Evangélicas celebrarán el Mes de la Biblia.
Cada comunidad celebrará el mes con énfasis de acuerdo a su historia y tradición.
La Iglesia Católica Romana recordando a San Jerónimo, (a quien conmemoramos el 30 de septiembre), traductor de la Vulgata, la Biblia en lengua latina; la Ortodoxa haciendo memoria que fue en idioma griego que se escribieron los Santos Evangelios y los demás libros del Nuevo Testamento y las Iglesias Evangélicas conmemorando la publicación, el 26 de septiembre de 1569, de la primera traducción de los Textos Bíblicos a la lengua española, traducción realizada por Casiodoro de Reina y conocida como la “Biblia del Oso” ya que en su portada estaba representado dicho animal.
Muy pocos saben que esta Biblia, pese a ser fruto del trabajo de un activo protestante contenía todos los textos propios de la Biblia Vulgata latina de San Jerónimo, mencionada al inicio, que es el texto oficial de la Biblia para toda la iglesia católica romana.
Algo de historia
La palabra Biblia se origina, a través del latín, en la expresión griega τα βιβλ?α τα ?για (ta biblía ta haguia; los libros sagrados), acuñada por vez primera en I Macabeos 12:9, siendo βιβλ?α plural de βιβλ?ον (biblíon, ´papiro´ o ´rollo´, usado también para ´libro´). Se cree que este nombre nació como diminutivo del nombre de la ciudad de Biblos (Β?βλος), importante mercado de papiros de la antigüedad.
Esta frase fue empleada por los hebreos helenizados (aquellos que habitaban en ciudades de habla griega) mucho tiempo antes del nacimiento de Jesús de Nazaret para referirse al Tanaj o Antiguo Testamento. Muchos años después empezó a ser utilizada por los cristianos para referirse al conjunto de libros que forman el Antiguo Testamento así como los Evangelios y las cartas apostólicas, es decir, el Nuevo Testamento. Para ese entonces ya era común utilizar las dos primeras palabras de la frase, τα βιβλ?α, a manera de título.
Ya como título, y habiendo perdido el artículo τα, se empezó a utilizar en latín como biblia sacra (los libros sagrados) y de ahí fue transmitido a las demás lenguas.
La Biblia es una compilación de textos que en un principio eran documentos separados (llamados "libros"), escritos primero en hebreo, arameo y griego durante un dilatado periodo de tiempo y después reunidos para formar el Tanaj (Antiguo Testamento para los cristianos) y luego el Nuevo Testamento. Ambos testamentos forman la Biblia cristiana. En sí la Biblia fue escrita a lo largo de aproximadamente 1000 años (900 a. C. - 100 d. C.). Los textos más antiguos se encuentran en el Libro de los Jueces ("Canto de Débora") y en el Pentateuco, que son datadas en la época de los dos reinos (siglos X a VIII a. C.). El libro completo más antiguo, el de Oseas es también de la misma época.
El canon católico romano de la Biblia que conocemos hoy fue sancionado por primera vez en el Concilio de Hipona en el año 393 de nuestra era, por la Iglesia Católica. Dicho canon de 73 libros (46 pertenecientes al llamado Antiguo Testamento, incluyendo 7 libros llamados actualmente Deuterocanónicos -Tobías, Judit, I Macabeos, II Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico y Baruc- y 27 al Nuevo Testamento) fue confirmado en el Sínodo de Roma en el año 380, y ratificado en el Concilio de Cartago en el año 397, y luego nuevamente confirmado por decreto en la cuarta sesión del Concilio de Trento del 8 de abril de 1546.
Versiones castellanas de la Biblia Católica
Vienen éstas de la traducción hecha por San Jerónimo (Dalmacia, Yugoeslavia, 342-420) al latín, versión oficial de la Iglesia por casi 15 siglos. El primer intento estuvo a cargo de la corte del Rey Alfonso X, El Sabio, en 1280, conocida como la Biblia Alfonsina; en 1430, el Gran Maestre de la orden de Calatrava, Don Luis de Guzmán, patrocina a Mosé Arragel para realizar otra traducción, conocida como la Biblia de Alba.
En 1944 se publica la llamada de Nácar-Colunga, publicada por la Biblioteca de Autores Cristianos que no usa la traducción de la Vulgata como fuente si no usa los originales.
La Biblia de Jerusalén aparece en 1967, también basada en los textos originales. La primera edición de la Biblia latinoamericana, con el lenguaje propio de la región, es editada por primera vez en 2001. En el año 2005 se presentó, tras 33 años de trabajo, la Biblia de Navarra, para hacerla se tomaron como fuente los textos originales en hebreo, arameo y griego.

Nuestra Señora de Fátima

    En 1917, en el momento de las apariciones, Fátima era una ciudad desconocida de 2.500 habitantes, situada a 800 metros de altura y a 130...