martes, 31 de agosto de 2021



 

Los Cinco Minutos del Espíritu Santo

 



 La persona llena del Espíritu Santo es verdaderamente generosa, y por eso reacciona con generosidad cada vez que alguien la necesita. No tiene que estar motivándose o preparándose para poder hacer una obra buena. Le sale del corazón.


Cuando tenemos una amistad más o menos profunda con alguien, siempre tendremos que dar algo. Y a veces, cuando estamos buscando un poco de tranquilidad, se acerca alguien que necesita de nuestra ayuda. Pero si tenemos un falso ideal de felicidad, viviremos sintiendo a los demás como ladrones que roban nuestro tiempo y nuestras cosas, escaparemos de ellos, o simplemente los soportaremos con una cuota de nerviosismo disimulado.

Pero alguien resentido o egoísta, que busque a Dios para liberarse de las molestias de lo demás, no sería un verdadero místico. Sería solo un terrible ególatra o un enfermo que usa a Dios para disimular su incapacidad de amar.

Si alguna vez hemos amado de verdad a alguien, sabemos que el amor vale la pena; si algún día hemos sido verdaderamente generosos, sabemos que eso nos hace felices. Un corazón generoso vive mejor. Pero como el amor no se fabrica ni se inventa con las capacidades humanas, hay que pedirlo como un regalo sublime del Espíritu Santo.

"!Ven Espíritu Santo, y enséñame a amar!"

Liturgia - Lecturas del día

 



 Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo

a los cristianos de Tesalónica

5, 1-6. 9-11

 

Hermanos:

En cuanto al tiempo y al momento, no es necesario que les escriba. Ustedes saben perfectamente que el Día del Señor vendrá como un ladrón en plena noche.

Cuando la gente afirme que hay paz y seguridad, la destrucción caerá sobre ellos repentinamente, como los dolores del parto sobre una mujer embarazada, y nadie podrá escapar.

Pero ustedes, hermanos, no viven en las tinieblas para que ese Día los sorprenda como un ladrón: todos ustedes son hijos de la luz, hijos del día. Nosotros no pertenecemos a la noche ni a las tinieblas. No nos durmamos, entonces, como hacen los otros: permanezcamos despiertos y seamos sobrios.

Porque Dios no nos destinó para la ira, sino para adquirir la salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros, a fin de que, velando o durmiendo, vivamos unidos a Él. Anímense, entonces, y estimúlense mutuamente, como ya lo están haciendo.

 

Palabra de Dios.



Podemos experimentar miedo, inquietud al leer estas palabras, sin embargo deben llevarnos a confiar más abiertamente en Dios, en su infinita misericordia que nos hecho sus hijos. Por eso no tememos la llegada del Señor. Si somos hijos de Dios, El, que es Padre, no nos abandonará, ya que quiere nuestro bien, nuestra salvación. Son palabras de consuelo y de ánimo. Hay también una llamada de atención, a estar despiertos, llevar una vida en la presencia de Dios. No dudemos y digamos de corazón: “Gracias Señor porque nos amas y quieres nuestro bien”.


 

 

SALMO RESPONSORIAL                                     26, l. 4. 13-14

 

R.    ¡Contemplaré la bondad del Señor!

 

El Señor es mi luz y mi salvación,

¿a quién temeré?

El Señor es el baluarte de mi vida,

¿ante quién temblaré? R.

 

Una sola cosa he pedido al Señor,

y esto es lo que quiero:

vivir en la Casa del Señor todos los días de mi vida,

para gozar de la dulzura del Señor y contemplar su Templo. R.

 

Yo creo que contemplaré la bondad del Señor

en la tierra de los vivientes.

Espera en el Señor y sé fuerte;

ten valor y espera en el Señor. R.

 

 

 


 

 

    Evangelio de nuestro Señor Jesucristo

según san Lucas

4, 31-37

 

Jesús bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y enseñaba los sábados. Y todos estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad.

En la sinagoga había un hombre que estaba poseído por el espíritu de un demonio impuro; y comenzó a gritar con fuerza: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios».

Pero Jesús lo increpó, diciendo: «Cállate y sal de este hombre». El demonio salió de él, arrojándolo al suelo en medio de todos, sin hacerle ningún daño. El temor se apoderó de todos, y se decían unos a otros: «¿Qué tiene su palabra? ¡Manda con autoridad y poder a los espíritus impuros, y ellos salen!»

Y su fama se extendía por todas partes en aquella región.

 

Palabra del Señor.



Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Quiero dejarme amar por ti, Señor, ayúdame a confiar y permanecer en tu amor.




Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

En este Evangelio Jesús nos recuerda el poder y el valor del nombre de Dios. En la antigüedad, era tanto el respeto al nombre de Dios que no se atrevían ni siquiera a nombrarlo. Era tal la estima y el respeto hacia Dios que sólo el pronunciar su nombre ya era rozar con lo divino.

Creo que tristemente estamos muy lejos de aquel respeto y devoción. Hoy, el nombre de Dios parece carecer de valor. La devoción al santo nombre de Jesús suena tan extraña que ni siquiera se piensa que existió. Pero la misma Sagrada Escritura nos muestra que jamás se hizo un milagro, por parte de los hombres, sin haber antes invocado el nombre de Dios, de Jesús.

¿Por qué exigimos milagros a Dios? ¿Por qué nos quejamos de su falta de acción y presencia en nuestras vidas cuando ni siquiera escuchamos la petición o condición que Él mismo nos dio para ser bendecidos. «Todo lo que pidan al Padre en mi nombre, lo recibirán»?

Enséñanos, Jesús, la gloria de tu nombre; derrama en nuestros corazones el don de la fe para que seamos capaces de recibir todas las gracias y bendiciones que tienes tiempo de querer regalarnos.

«La transformación del corazón que nos lleva a confesar nuestros pecados es “don de Dios”. Nosotros solos no podemos. Poder confesar nuestros pecados es un don de Dios, es un regalo, es “obra suya”. Ser tocados con ternura por su mano y plasmados por su gracia nos permite, por lo tanto, acercarnos al sacerdote sin temor por nuestras culpas, pero con la certeza de ser acogidos por él en nombre de Dios y comprendidos a pesar de nuestras miserias; e incluso sin tener un abogado defensor: tenemos sólo uno, que dio su vida por nuestros pecados. Es Él quien, con el Padre, nos defiende siempre».
(Homilía de S.S. Francisco, 13 de marzo de 2015).

lunes, 30 de agosto de 2021

Inicio de ministerio episcopal de Mons. . Marcelo Julián Margni


 

Los Cinco Minutos del Espíritu Santo

 




 "Ven Espíritu Santo. Tu amor me contiene y me eleva. Pero muchas veces las preocupaciones de la vida me tiran abajo, como si no tuviera tu amor. Y algunas veces me dejo llevar por la angustia cuando los problemas no son tan grandes. Dame un corazón más agradecido, para que pueda vivir con más optimismo, sin dejar que se me amargue el alma por las cosas que me pasan. Porque siempre, en medio de los problemas, hay muchos regalos de tu amor. Ayúdame a descubrirlos, Espíritu que sostienes mi vida. Ven Espíritu Santo, una vez más quiero dejar ante ti todo lo que me preocupa, y confiar en tu ayuda. Te entrego mi salud, mi hogar, mis tareas, mis proyectos. Quiero que te hagas presente en todos los momentos, que me protejas, y que lleves todo a un buen puerto. Y te agradezco, Espíritu de amor, por todo lo que me has dado. Por el aire, las personas que me ayudan y me alientan, el corazón que late, la sangre, la piel, las sensaciones agradables, y tantas simples cosas que llenan cada día de mi vida.

Gracias, Espíritu Santo.

Amén."

Santa Rosa de Lima

 




La bautizaron como Isabel, pero su madre -al ver que con el paso de los años su rostro se volvía sonrosado- la empezó a llamar con el nombre de Rosa.


Su fama de santidad era tal, que es la primera santa que antes de ser canonizada fue proclamada, de manera excepcional, patrona del Perú, del Nuevo Mundo y de Filipinas. Fue canonizada por el papa Clemente X en 1671, y se convirtió en la primera santa de América.

Santa Rosa fue laica y no religiosa, una terciaria en la orden de Santo Domingo. Es decir, una mujer que se vestía con túnica blanca y manto negro. Llevaba una vida consagrada a Dios, pero en su propia casa. Ella buscó imitar a la más famosa terciaria dominica: Santa Catalina de Siena.

La santa vivió e inició sus curaciones milagrosas en este santuario, ubicado en la primera cuadra de la avenida Tacna, en el Centro de Lima. Pasó sus tres últimos años de su vida ayudando en el servicio del hogar de don Gonzalo de Massa, un empleado del Gobierno, cuya esposa le tenía mucho cariño.

El papa Inocencio IX expresó que posiblemente en América no hubo un misionero que con sus predicaciones haya logrado más conversiones que las que Rosa de Lima obtuvo con su oración.

SANTA ROSA DE LIMA Patrona de América Latina

 




 

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Corinto

10, 17—11, 2

 

Hermanos:

El que se gloría, que se gloríe en el Señor. Porque el que vale no es el que se recomienda a sí mismo, sino aquel a quien Dios recomienda.

¡Ojalá quisieran tolerar un poco de locura de mi parte! De hecho, ya me toleran. Yo estoy celoso de ustedes con el celo de Dios, porque los he unido al único Esposo, Cristo, para presentarlos a Él como una virgen pura.

 

Palabra de Dios.

 



Pablo dirá que somos "desposados" con Dios, "aliados" de Dios, "amados" de Dios. No es la única vez: la Iglesia es la esposa de Cristo. La humanidad es "amada apasionadamente" por Cristo. Debo escuchar esto en el silencio de mi corazón: Yo soy amado. Así lo entendió Santa Rosa y por eso quiso que su corazón fuera todo para ese Señor que la amaba entrañablemente. No quiso un corazón compartido, se lo dio todo entero y a pesar de morir a los 31 años pudo decir con verdad que amo al Señor con todo el corazón y con todas las fuerzas y al prójimo por amor a Dios, transformándose así en la primera santa americana.





 

SALMO RESPONSORIAL                               148, 1-2. 11-13a. 13c-14

 

R.    ¡Los jóvenes y las vírgenes, alaben el nombre del Señor!

 

Alaben al Señor desde el cielo,

alábenlo en las alturas;

alábenlo, todos sus ángeles,

alábenlo, todos sus ejércitos. R.

 

Los reyes de la tierra y todas las naciones,

los príncipes y los gobernantes de la tierra;

los ancianos, los jóvenes y los niños,

alaben el Nombre del Señor. R.

 

Su majestad está sobre el cielo y la tierra,

y Él exalta la fuerza de su pueblo.

¡A Él, la alabanza de todos sus fieles,

y de Israel, el pueblo de sus amigos! R.

 

 

 


 

 Evangelio de nuestro Señor Jesucristo

 según san Mateo

13, 44-46

 

Jesús dijo a la multitud:

El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo.

El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró.

 

Palabra del Señor.




La Palabra me dice


Seguimos con las comparaciones del Reino de los Cielos. Jesús no lo define directamente, sino a través de semejanzas, comparaciones. El Reino se parece a… un tesoro, un hombre que busca perlas finas. Es “algo que está” e implica “alguien que busca”, que está en movimiento.

Lo primero que dice es que está: escondido, en un campo, que se puede encontrar, y una vez encontrado, hay que elegir. ¿Qué podría ser? ¿Qué es eso de Reino “que está…”? 

Esta afirmación nos da la certeza que el Reino está entre nosotros, está cerca, lo podemos encontrar…
Una forma de vivir según Dios, personal, social o comunitariamente. Esa forma está.

Es muy importante estar en búsqueda si queremos encontrar, dedicarnos a buscar esas “perlas finas”.  Y al encontrar… hacer opción. La vocación es un movimiento profundo de adentro. No se impone, es libre. “Calza justo”, pero aun así, no siempre vendemos y compramos esos tesoros que enriquecen nuestra vida.


A la Palabra, le digo


Soy buscador, buscadora... como el hombre de la Parábola que ya cuenta con algunas perlas pero que no se conforma, ¡quiero seguir buscando hasta encontrar la de gran valor! Sé que todavía me falta “vender” para quedarme con la riqueza del carisma, dame Señor el coraje del desprendimiento, la libertad que todavía no conquisto para quedarme con lo mejor.




 

Nuestra Señora de Fátima

    En 1917, en el momento de las apariciones, Fátima era una ciudad desconocida de 2.500 habitantes, situada a 800 metros de altura y a 130...