Los cinco minutos del Espíritu Santo

El Espíritu Santo no hace su obra maravillosa solamente en las personas que son dóciles desde niños, o que toda su vida han llevado un comportamiento normal. Él también nos sorprende haciendo maravillas en los grandes pecadores. Por eso es bueno que hoy recordemos a María Magdalena, la gran pecadora convertida. María Magdalena fue la primera en encontrar el sepulcro vacío y en ver al Señor resucitado. Fue testigo privilegiada de Cristo vivo. Así como Jesús se encontró a solas con la samaritana (Juan 4), cuando resucitó quiso encontrarse a solas con María Magdalena. La vida cristiana es un encuentro permanente con el Señor resucitado. Él visita con su luz la pobre existencia de cualquier ser humano, esté donde esté, no importa donde; para que nadie pueda decir que no es tenido en cuenta, o que ha sido olvidado por Jesús. María Magdalena, que había sido despreciada por sus muchos pecados, debe ser testigo de su resurrección, debe transmitirlo a los apóstoles. Aquella mujer apasiona...