lunes, 13 de mayo de 2024

Nuestra Señora de Fátima

 





 En 1917, en el momento de las apariciones, Fátima era una ciudad desconocida de 2.500 habitantes, situada a 800 metros de altura y a 130 kilómetros al norte de Lisboa, casi en el centro de Portugal. Hoy Fátima es famosa en todo el mundo y su santuario lo visitan innumerables devotos.


Allí, la Virgen se manifestó a niños de corta edad: Lucía, de diez años, Francisco, su primo, de nueve años, un jovencito tranquilo y reflexivo, y Jacinta, hermana menor de Francisco, muy vivaz y afectuosa. Tres niños campesinos muy normales, que no sabían ni leer ni escribir, acostumbrados a llevar a pastar a las ovejas todos los días. Niños buenos, equilibrados, serenos, valientes, con familias atentas y premurosas.

Los tres habían recibido en casa una primera instrucción religiosa, pero sólo Lucía había hecho ya la primera comunión.

Las apariciones estuvieron precedidas por un "preludio angélico": un episodio amable, ciertamente destinado a preparar a los pequeños para lo que vendría.leer mas

Los cinco minutos del Espíritu Santo

 


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"Ven Espíritu Santo, mira todas esas emociones que a veces se sublevan en mi interior. Mira mis nerviosismos, mis arranques de ira, mis reacciones de agresividad, todas las veces que me indigno y me resiento por las cosas que me dicen, o por los errores y las imperfecciones de los demás. 
Ven como lluvia mansa a refrescar mi interior, para que no me queme y me enferme a causa de esas tensiones. Ven como brisa tibia que acaricia y devuelve la calma, ven como música suave que me relaja por dentro, ven como amor y ternura que me ayuda a comprender a los demás. 
¿Para qué quiero esos nerviosismos y resentimientos? Ayúdame a usar mis energías para cosas buenas, porque no quiero desgastarme en lamentos y angustias sin sentido. Ven Espíritu de armonía y de serenidad. Ven, para que siempre elija el  amor, el diálogo y la amistad. Ven, para que sepa reaccionar con amor, para que pueda vencer el mal con el bien. Porque el amor es siempre el mejor camino. Ven Espíritu Santo. 
Amén
."


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

Evangelio de hoy / Lunes de la 7º Semana de Pascua

 



Evangelio según san Juan 16, 29-33

Los discípulos le dijeron a Jesús: "Por fin hablas claro y sin parábolas.
Ahora conocemos que tú lo sabes todo y no hace falta hacerte preguntas. Por eso creemos que tú has salido de Dios".
Jesús les respondió: "¿Ahora creen?
Se acerca la hora, y ya ha llegado, en que ustedes se dispersarán cada uno por su lado, y me dejarán solo. Pero no, no estoy solo, porque el Padre está conmigo.
Les digo esto para que encuentren la paz en mí. En el mundo tendrán que sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo".

Palabra del Señor.

“¿Ahora creen?”

Las palabras de despedida de Jesús a sus discípulos en Juan (pausadas por el pasaje de Lucas sobre la Ascensión), vuelven nuevamente a ser retomadas; pero con una perspectiva que nos invita a prepararnos para el acontecimiento de Pentecostés. 

Ante las largas y profundas enseñanzas de Jesús, donde los discípulos mantuvieron un silencio prolongado, hoy han expresado al Maestro: “Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que saliste de Dios”.

Los discípulos consideran que “escuchan claramente y que comprenden las palabras de Jesús”; también aseguran que “ven y creen”. Para ellos, están adelantados y maduros en el seguimiento. El Señor sabe que aún les falta mucho. ¿Qué significa creer; qué supone? Creer es aceptar y asumir lo que Dios revela; es caminar sólo con la confianza en la Palabra, sin más, aunque no se vean ni se comprendan del todo las cosas. Creer es apostarlo todo, sin nada en las manos como garantía. Es tan grande lo que implica que por eso, sin la asistencia del Espíritu es imposible creer y ser honesto con la fe.

Jesús recupera la forma verbal que los discípulos emplean: -“¿Ahora creen?”. Ciertamente, no sabían lo que decían. Todo lo que habían vivido no era el punto de llegada, sino de partida. La verdad que cualquiera tiembla antes de considerar su fe suficiente. Porque los misterios de Dios siempre nos superan. Jesús les deja claro, y a nosotros también, que sin la fuerza del Espíritu nos dispersamos al momento del aprieto, de la dificultad, cada quien por su lado, desintegrando la comunidad, dejando a Jesús.

El mismo Señor aclara que a Él no lo dejan solo; los que nos vamos solos somos quienes nos distanciamos de Él. El Espíritu es quien nos da la convicción de permanecer a su lado, en comunidad, como racimo a ser servido. El Espíritu es quien da sentido a las convicciones, para optar por Jesús en medio de las luchas que esta unidad implique. El Espíritu es maestro de paz. Presencia pacífica. Es quien da valor y fortaleza. Es el motor que ha hecho a Jesús vencer el mundo. Compartir esta gracia es lo que nos espera si nos vamos preparando seriamente para la llegada de Pentecostés.  

Señor: danos la gracia de experimentar al vivo nuestra debilidad. Déjanos tocar nuestra ignorancia con los sentidos. Queremos y necesitamos experimentar nuestra falta de prudencia ante tu misterio. Y ahí, Señor, amado, déjanos hacer nido para acoger tu Santo Espíritu. Espíritu de Dios que desea nacer dentro. Necesitamos oír claro, y tener una mirada contemplativa. Danos conciencia de lo que se aproxima.

Despiértanos, Señor, que somos tuyos. Necesitamos consistencia para permanecer fiel a ti, en tu seguimiento. Que podamos pedir a conciencia la llegada de tu Espíritu.

  1. ¿Qué estoy esperando en este momento de mi vida?
  2. ¿Quién es el Espíritu para mí?
  3. En este tiempo y siempre ¿por qué es ganancia no dispersarse, cada cual por su lado, y mantenerse siempre en unidad comunitaria?

domingo, 12 de mayo de 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo


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El Espíritu Santo me lanza hacia el futuro y me invita a crecer. Pero en realidad, lo que más le interesa es que yo viva la vida con todas mis ganas, que me entregue ahora a lo que me toque vivir. El deseo de ser mejores es importante, pero no tiene que llevarnos a estar siempre pendientes del futuro. Eso nos llena de ansiedad y hace que el presente se vuelva insoportable.

Tengo que optar en primer lugar por el presente, porque es lo que Dios me está regalando, y por eso tengo derecho a vivirlo lo mejor posible. Es Dios quien me da la vida, y eso me otorga todo el derecho a vivir feliz en este mundo.

Más allá de mis errores yo soy amado por Él, que no puede rechazar su propia obra.

Entonces, hoy es un día valioso y estoy llamado a vivirlo. El pasado ya sucedió. No lo puedo borrar, pero ya terminó. Y ese pasado no tiene derecho a arruinar mi vida presente que Dios me está ofreciendo generosamente.

Tengo que vivir hoy de tal manera que pueda sentir que vale la pena que yo exista. Y eso es dejarme llevar por el Espíritu Santo, sabiéndome amado, y entregándome a su amor y a su proyecto, dando lo mejor de mí y disfrutando de lo que pueda vivir en este día.

Ahora mismo me dejo llevar por el Espíritu Santo, y me entrego a vivir esta jornada con paz, confianza, dignidad y creatividad.


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

ASCENSIÓN DEL SEÑOR

 




 Evangelio según san Marcos 16, 15-20

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo: “Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, tomarán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos”. Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a predicar por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Palabra del Señor.



“El que crea y se bautice, se salvará”

El signo que mejor expresa la opción radical por el proyecto de Jesús es el bautismo. Quien ha elegido el bautismo es porque realmente ha tenido una experiencia profunda con Jesús resucitado, y la expresa a través de signos liberadores, signos que evidencian la presencia del Señor en medio de la comunidad cristiana. Es triste percibir actualmente la pérdida del sentido liberador y salvífico de los sacramentos; es necesario que, como comunidad creyente, asumamos con seriedad y compromiso la misión que se desprende de cada uno de ellos. Si no la tengo presente, trato de ubicar la fecha de mi bautismo, para celebrar la fe de otros en mí, y cómo he ido profundizando esa fe hasta hacerla propia.



sábado, 11 de mayo de 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo


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El Espíritu Santo ha hecho en los seres humanos una obra maravillosa. Tenemos muchos y bellísimos ejemplos. Son los seres humanos que han dejado que el Espíritu los transformara. Entonces, él los hizo parecidos a Jesús, puso en sus vidas algo de la hermosura del Salvador, los fue tallando como una piedra preciosa, y ahora son para nosotros como un regalo de amor. Son los santos. 

Ellos fueron seres humanos de carne y hueso como nosotros; llenos de debilidades y defectos, como nosotros. Pero también, como nosotros, tenían dentro cosas lindas que el Señor les había regalado. Cuando ellos se dejaron transformar por el Espíritu Santo, él fue purificando todo lo malo y negativo, y regó con el agua de su gracia todas las buenas semillas que llevaban dentro. Por eso fueron santos. 

Lo mismo puede hacer en nuestras vidas. Pero nada cambiará si confiamos sólo en nuestras fuerzas y capacidades. Podremos cambiar por fuera, pero por dentro no habrá cambios profundos sin el fuego del Espíritu Santo.


📚 Autor: 
Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

Evangelio diario / Sábado de la Sexta Semana de Pascua

 





 Evangelio según san Juan 16, 23b-28

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “En verdad, en verdad les digo: si piden algo al Padre en mi nombre, se lo dará. Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre; pidan, y recibirán, para que su alegría sea completa. Les he hablado de esto en comparaciones; viene la hora en que ya no hablaré en comparaciones, sino que les hablaré del Padre claramente. Aquel día pedirán en mi nombre, y no les digo que yo rogaré al Padre por ustedes, pues el Padre mismo los quiere, porque ustedes me quieren y creen que yo salí de Dios. Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre”.

Palabra del Señor.


"El Padre les concederá todo lo que le pidan en mi nombre"

Tamaña promesa, pero ¿cómo? La respuesta es simple: a través de la oración, del íntimo contacto con Dios que nos lleva a llamarle Padre. Pero no una relación sacada de las necesidades personales, sino que desde lo más profundo de nosotros; vivamos en comunión con El, y compartamos logros y fracasos, alegrías y tristezas, aciertos y desaciertos, pero siempre con la mirada puesta en su proyecto de Padre generoso, y lo hagamos nuestro con mucho amor y disponibilidad. Jesús se dirige al Padre y dice: "No se haga mi voluntad sino la tuya". Nos enseña en el padrenuestro: "se haga su voluntad". Y María tiene esta expresión: "se haga en mi según tu palabra". ¿Cuánto hace que no le presentas tu disponibilidad a tu Padre que te ama?

Los discípulos van a descubrir una vez más el poder y el amor de Dios, cuando pidan en nombre de Jesús y reciban lo que necesitan y eso les hará reconocer a Jesús, que vivo en ellos, sigue actuando.






viernes, 10 de mayo de 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo


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El Espíritu Santo nos lleva a adorar al Padre Dios, y le ofende que adoremos las cosas del mundo. Pero sobre todo le ofende que estemos demasiado pendientes de nosotros mismos, como si fuéramos dioses.

Para no sufrir tanto, y para que mis errores y caídas no me paralicen, tengo que reconocer algo: que yo no soy Dios. Para eso, lo mejor es adorar a Dios, el único que merece ser adorado. Yo no puedo pretender la adoración de los demás, ni pretender adorarme a mí mismo. Sólo él es el Absoluto, sin manchas ni imperfecciones. Todos los seres creados de este mundo somos limitados, y es inevitable que cometamos errores. Y aunque no los cometamos, es imposible que todos estén conformes con nuestra forma de ser y de actuar.

Hay muchas cosas que no sabemos, y no podemos medir todas las consecuencias de todos nuestros actos y palabras. Ignoramos todo lo que hay en el corazón de los demás, no podemos enterarnos de todo, y ni siquiera nos conocemos bien a nosotros mismos. Nuestra forma de ser necesariamente tiene límites. Por lo tanto, reconozcamos que no somos dioses, ni podemos serlo. Nuestras capacidades son tremendamente limitadas. Hay que aceptar esto con serenidad y realismo, y destruir el falso ideal de ser absolutamente perfectos.

Es bueno detenerse algunas veces a pedirle al Espíritu Santo esa sencillez que nos ayuda a aceptar nuestros límites con serenidad. Sólo así podemos tratar de mejorar, pero sin obsesionarnos ni entristecernos demasiado por nuestras debilidades.

Los errores pueden darnos la gran sabiduría de la humildad, la bella virtud de la misericordia, la serena paciencia con los errores ajenos, la capacidad de depender de Dios con sencillez, etc.

Así tenemos que amarnos, como somos: como seres limitados llamados a un permanente crecimiento. Somos una mezcla, una combinación de cosas buenas, de errores y de nuevas posibilidades de cambio. Tenemos que aceptar y amar esa combinación que nos proyecta hacia un futuro mejor.


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

Evangelio diario / Viernes de la Sexta Semana de Pascua




 Evangelio según san Juan 16, 20-23a

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo."
La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al mundo.
También ustedes ahora están tristes, pero yo los volveré a ver, y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar.
Aquél día no me harán más preguntas."

Palabra del Señor.



"Tendrán una alegría que nadie les podrá quitar"

Nuestra vida está orientada a las alegrías pascuales pero primero deberá pasar por los sufrimientos del calvario, y Jesús no se lo oculta a sus discípulos, al contrario, se lo repite varias veces y de maneras distintas pero muy claramente: "ustedes llorarán y se lamentarán", "estarán tristes". Pero también les promete la alegría: "esa tristeza se convertirá en gozo"; "los volveré a ver y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar". Y de eso se trata cuando hacemos carne en nosotros el misterio de la muerte y resurrección, de alimentar nuestra esperanza para traducirla en testimonio de Fe y de compromiso.

miércoles, 8 de mayo de 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo

 Los cinco minutos del Espíritu Santo

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Cuando le pedimos al Espíritu Santo que sane nuestros recuerdos, no tenemos que pensar solo en lo que nos han hecho los demás. A veces sufrimos más por lo que hemos hecho nosotros mismos. Los remordimientos son recuerdos dolorosos de errores que hemos cometido; errores que nos llevan a despreciarnos a nosotros mismos, y así nos hacen sentir indignos de vivir.

Si no los curamos, los remordimientos no desaparecerán con el paso del tiempo. Podremos disimularlos con la actividad o las distracciones; pero ni bien tengamos un momento de soledad o de silencio, volverán a torturarnos. Y si escapamos de la soledad, aparecerán igualmente, en medio de una conversación o de un pasatiempo, impidiéndonos disfrutar de lo que estamos viviendo.
O aparecerán en medio del trabajo y nos harán sentir que lo que hacemos no vale la pena, porque ya no es posible modificar el pasado.

Esos sentimientos quitan la alegría, el entusiasmo, la iniciativa. Son como una mancha que parece arruinarlo todo. Pero no se puede volver atrás para borrar lo que pasó.

Lo mejor es pedirle al Espíritu Santo que nos ayude a reconciliarnos con nosotros mismos, que nos dé su amor para comprendernos y perdonarnos a nosotros mismos con ternura. Porque de nada nos sirve odiarnos y despreciarnos. Dios no quiere eso. Sólo quiere que entreguemos nuestro pasado y marchemos hacia adelante con alegría y con ganas.

A veces es necesario pedir durante un tiempo al Espíritu Santo, la gracia de perdonarnos a nosotros mismos, porque solo él puede tocar y sanar nuestras angustias más profundas y él nos va liberando poco a poco, a medida que le abrimos nuestro corazón.


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA DE LUJÁN




 Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan       19, 25-27

Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien Él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo.» Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre.»
Y desde aquel momento, el discípulo la recibió como suya.

Palabra del Señor.


Tenemos una Madre

 Los argentinos tenemos una Madre en común. Nos la dio Jesús en la cruz. Ella quiso quedarse a orillas del río Luján y desde allí hacer una mirada protectora sobre todo el territorio de este bendito suelo. Inmaculada, modelo de amor virginal. 

Hoy es un día de gran fiesta. ¿De qué manera  mi corazón agradecido podrá expresarle a Ella simplemente que la quiero?




martes, 7 de mayo de 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo


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Ya los Apóstoles de Jesús acostumbraban imponer las manos a los que habían sido bautizados para que recibieran de un modo especial el Espíritu Santo (Hechos 8,15-17).

La Confirmación es el Sacramento que necesitamos no simplemente para salvarnos, sino para alcanzar la plenitud de la gracia del Bautismo:

"A los bautizados el Sacramento de la Confirmación los une más íntimamente a la Iglesia, y los enriquece con una fortaleza especial del Espíritu Santo. De esta forma se comprometen mucho más, como auténticos testigos de Cristo, a extender y defender la fe con sus palabras y sus obras" (Lumen Gentium 11).

Pero eso no significa que sólo un adulto o una persona madura puedan recibirlo, sino que es precisamente el regalo de la Confirmación lo que nos lleva a la madurez espiritual (CCE 1.308).

Demos gracias al Espíritu Santo, porque él se derramó en nosotros en ese hermoso Sacramento.


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

Palabra de Vida / Martes de la sexta Semana de Pascua

 



Evangelio según san Juan 16, 5-11

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Ahora me voy al que me envió, y ninguno de ustedes me pregunta: ‘¿Adónde vas?’. Sino que, por haberles dicho esto, la tristeza les ha llenado el corazón. Sin embargo, les digo la verdad: les conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a ustedes el Paráclito. En cambio, si me voy, se los enviaré. Y cuando venga, dejará convicto al mundo acerca de un pecado, de una justicia y de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me verán; de una condena, porque el Príncipe de este mundo está condenado”.

Palabra del Señor.

 

Jesús nos promete el Espíritu

Jesús anuncia su regreso al Padre. El retorno al Padre es la ratificación de Dios sobre la justicia manifestada en la vida y la muerte de Cristo. El Señor promete que enviará el Espíritu Santo, como un abogado, que acompaña la vida de la Iglesia. Como nos recordaba José Comblin: «El Espíritu ha sido enviado para suscitar el reino de Dios en el mundo. La Iglesia está al servicio de esta tarea. Solamente el Espíritu es el que les da energías para vivir la resurrección en este mundo.»

Será el Espíritu Santo quien nos fortalecerá en el Amor para ser testigos en el tiempo y las circunstancias que nos toca vivir. Que la promesa de Jesús nos ayude a hacer nuestras las palabras de Don Hélder Camara: «El “otro mundo posible” sólo vendrá si lo soñamos juntos y nos vamos esforzando entre todos por plasmarlo. Sueño que se sueña solo puede ser pura ilusión. Sueño que se sueña juntos es señal de solución. Soñemos juntos.»

Fray Edgardo César Quintana O.P.

Fray Edgardo César Quintana O.P.
Casa Stmo. Cristo de la Victoria (Vigo)

lunes, 6 de mayo de 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo


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Para iniciarnos en la vida cristiana, tenemos un tesoro de tres Sacramentos: el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía. A través de estos tres Sacramentos, el Espíritu Santo nos introduce en un precioso camino de fe, de esperanza y de amor.

En los países más cristianos, casi todos han sido bautizados. Una gran mayoría ha recibido la Comunión, al menos una vez. Pero son menos los que han recibido la Confirmación.

¿Será que no es muy importante?

Sí que lo es. Imaginemos un niño, que es bueno, feliz, pero que siempre sigue siendo niño. ¿No será mejor que se anime a enfrentar los desafíos de la vida, que deje de ser niño, y que vaya creciendo como joven y como adulto, para que sea cada vez más parecido a Jesús?

El Espíritu Santo quiere que vivamos con la confianza de un niño, pero no que tengamos una vida infantil. Él espera que seamos espiritualmente adultos, más allá de los años que tengamos. Por eso, aunque ya lo recibimos en el Bautismo, se derrama de un modo nuevo en la Confirmación. Entonces, es un Sacramento necesario para el desarrollo cristiano.

Si cuando lo recibimos no estábamos bien dispuestos, tratemos de renovarlo interiormente, invocando al Espíritu Santo que nos marcó como un sello espiritual.


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

Palabra de Vida / Lunes de Sexta Semana de Pascua

 




 Evangelio según san Juan 15, 26–16, 4a

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Cuando venga el Paráclito, que les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, Él dará testimonio de mí; y también ustedes darán testimonio, porque desde el principio están conmigo. Les he hablado de esto, para que no se escandalicen. Los excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que les dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Les he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, se acuerden de que yo se los había dicho”.

Palabra del Señor.


Cuando venga el Paráclito...el Espíritu de la verdad...el dará testimonio de mí, y también ustedes

Metidos de lleno en la vivencia y celebración del Misterio Pascual, como acontecimiento único e indivisible, contemplamos, de la mano de San Juan, el anuncio y la realización del mismo. Anuncio realizado en la última Cena y la realización del mismo, al anochecer del primer día de la semana, cuando Jesús otorga el Espíritu. Ante los discípulos el Espíritu Santo infundido por Jesús, da testimonio de Jesucristo muerto y resucitado, porque él les hace reconocer al Señor, superar sus miedos y sentir interiormente la fortaleza propia del que ha vencido al pecado y a la muerte. Y ellos mismos, ahora iluminados por el Espíritu dan testimonio de lo vivido con Jesús desde el principio. Lo que antes no entendieron lo van comprendiendo ahora y en ellos se pone de manifiesto el proceso de la fe, en el que todos los discípulos están inmersos.

Necesitamos comprender, en el momento presente, hasta dónde debe llegar la comunión con él. Jesús les ha anunciado cómo se ha de cumplir en él todo lo señalado por los profetas. El anuncio hecho en diferentes momentos tiene en la Última Cena un carácter singular: se refiere a él mismo, pero también a los discípulos. A todos los discípulos, no solamente al grupo apostólico. Les habla, nos habla de todo ello para prevenir el escándalo y situarnos en la perspectiva de compartir su misma entrega, que solo así el amor es más grande, cuando se entrega la vida.

Juan señala en varias ocasiones que vincularse con Jesús conlleva la excomunión de la sinagoga. Incluso el darles muerte será tenido como un acto de culto a Dios. Y todo, indica, lo hacen porque “no han conocido ni al Padre ni a mí”. Quizá esto pesa especialmente en nuestros días, cuando se pretende fijar de tal manera el proceder de Dios, que se puede llegar a desconocer la pedagogía del Espíritu, que va llevando al conocimiento pleno de la verdad revelada.

Jesús se reconoció ante Pilato como Testigo de la Verdad. Y en esa definición los bautizados son invitados a reconocer la calidad de su testimonio, que no es la elaboración de un discurso, sino una manifestación de la obra del Espíritu que los configura con Jesucristo.

¿Estoy atento para considerar el testimonio ofrecido actualmente desde la condición de bautizado?

¿Cómo es la respuesta dada ante los requerimientos de nuestro mundo?

Fr. Antonio Bueno Espinar O.P.

Fr. Antonio Bueno Espinar O.P.
Convento de Santa Cruz la Real (Granada)

domingo, 5 de mayo de 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo


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"Ven Espíritu Santo. Quiero decirte que he tenido muchos ideales y muchos sueños, pero con el paso del tiempo se fueron apoderando de mí muchas cosas que me enferman por dentro: rencores, egoísmos, nerviosismos, celos, envidias, tristezas, ambiciones, cansancios o desilusiones.
Todo eso, poco a poco, me fue quitando la alegría de soñar, de amar, de servir.
Ahora, en lugar de luchar por un mundo mejor, lo que busco es estar tranquilo, que no me molesten, disfrutar de la vida. Yo sé que eso también es bueno, pero me duele haber enfriado mis sueños más hermosos.
Por eso te pido que vengas Espíritu Santo. Ven a devolverme las ganas de hacer el bien, de cambiar algo en este mundo; renueva en mí el sueño de una vida fraterna y solidaria, la alegría de servir y de trabajar con los demás.
Ven Espíritu Santo, para que deje de sobrevivir y vuelva a vivir.
Ven, para que pueda recuperar la alegría y el deseo de luchar por grandes ideales.
Ven Espíritu Santo.
Amén
."


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

SEXTO DOMINGO DE PASCUA

 



Evangelio según san Juan 15, 9-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Como el Padre me ha amado, así los he amado yo; permanezcan en mi amor. Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he hablado de esto para que mi alegría esté en ustedes, y su alegría llegue a plenitud. Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a ustedes los llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre se los he dado a conocer. No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los he elegido y los he destinado para que vayan y den fruto, y su fruto permanezca. De modo que lo que pidan al Padre en mi nombre se los dé. Esto les mando: que se amen unos a otros”.

Palabra del Señor.


 Ustedes son mis amigos

Durante todo este tiempo pascual seguimos meditando este gran secreto de Jesús: su amistad, la amistad que Él nos regala. Estas palabras las dijo durante la intimidad de la última cena, una cena de Pascua celebrada con amigos, no con servidores.





sábado, 4 de mayo de 2024

Palabra de vida / Sábado de la Quinta Semana de Pascua

 



Evangelio según san Juan 15,18-21

Jesús dijo a sus discípulos:
«Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí.
Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, el mundo los odia.
Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más grande que su señor. Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si fueron fieles a mi palabra, también serán fieles a la de ustedes.
Pero los tratarán así a causa de mi Nombre, porque no conocen al que me envió.»

Palabra del Señor.


"Yo los elegí"

Seguir a Jesús no es tarea fácil. Él mismo profetizó que seríamos perseguidos si creemos en Él. Y creer en Él consiste en identificarnos con Él mismo, seguir su estilo de vida. Eso nos hace chocantes para los demás; eso nos hace “ir contracorriente” con lo que el mundo toma como norma común, como dice el Papa Francisco en su carta sobre la Santidad y en sus catequesis.

viernes, 3 de mayo de 2024

San Felipe y Santiago, Apóstoles




 San Felipe era originario de Betsaida de Galilea. San Juan habla de él varias veces en el Evangelio. Narra que el Señor Jesús llamó a Felipe al día siguiente de las vocaciones de San Pedro y San Andrés. De los Evangelios se deduce que el Santo respondió al llamado del Señor. Escritores de la Iglesia primitiva y Eusebio, historiador de la Iglesia, afirman que San Felipe predicó el Evangelio en Frigia y murió en Hierápolis. Papías, obispo de este lugar, supo por las hijas del apóstol, que a Felipe se le atribuía el milagro de la resurrección de un muerto.

A Santiago se le llama "el Menor" para diferenciarlo del otro apóstol, Santiago el Mayor (que fue martirizado poco después de la muerte de Cristo).

Los cinco minutos del Espíritu Santo


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"Espíritu Santo, quiero dejar en tu presencia los frutos de mi trabajo.
Dame un corazón humilde y libre, que no esté atado a las vanidades, reconocimientos y aplausos.
Dame un corazón simple que sea capaz de darlo todo, pero dejándole a Jesús la gloria y el honor.
Derrama en mí tu gracia para que pueda vivir desprendido de los frutos de mis esfuerzos, para que en mi trabajo busque tu gloria, sin obsesionarme por determinados resultados.
Dame ese desprendimiento, Espíritu Santo, libérame del orgullo, para que pueda trabajar intensamente, pero con la santa paz y la inmensa felicidad de un corazón desprendido.
También te ruego que sanes todo sabor amargo, todo resentimiento, y todo lo que hubo de egoísmo o de vanidad en mi trabajo. 
Ayúdame Señor, para que la próxima vez pueda vivirlo con más generosidad, sencillez y alegría.
Permíteme descansar un momento en tu presencia.
Amén
."


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

Nuestra Señora de Fátima

    En 1917, en el momento de las apariciones, Fátima era una ciudad desconocida de 2.500 habitantes, situada a 800 metros de altura y a 130...