Nos hablas, José

Con tu silencio como respuesta y con tus pisadas, suaves y humildes, nos muestras el camino de la fe. Con tu silencio, obediente y puro, hablas, más que con palabras, con tus propias obras. ¡Sí; José! Acercarse a tu pecho es sentir el rumor de Dios, saber que, en la soledad y en la prueba, es donde se demuestra la grandeza que presumimos, la verdad o la mentira de lo que somos. Nadie como Tú, José, habló tanto en imperceptibles palabras: Tu vida fue un canto a la obediencia. Tu caminar se convirtió en letra impresa. Tu sendero marcó un antes y un después para los que, como Tú, queremos se...