sábado, 31 de octubre de 2020

Liturgia - Lecturas del día

 




 

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo

a los cristianos de Filipos

1, 15. 18b-26

 

Hermanos:

Es verdad que algunos predican a Cristo llevados por la envidia y el espíritu de discordia, pero otros lo hacen con buena intención.

De una u otra manera, con sinceridad o sin ella, Cristo es anunciado, y de esto me alegro y me alegraré siempre. Porque sé que esto servirá para mi salvación, gracias a las oraciones de ustedes y a la ayuda que me da el Espíritu de Jesucristo. Así lo espero ansiosamente, y no seré defraudado. Al contrario, estoy completamente seguro de que ahora, como siempre, sea que viva, sea que muera, Cristo será glorificado en mi cuerpo.

Porque para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia. Pero si la vida en este cuerpo me permite seguir trabajando fructuosamente, ya no sé qué elegir. Me siento urgido de ambas partes: deseo irme para estar con Cristo, porque es mucho mejor, pero por el bien de ustedes es preferible que permanezca en este cuerpo.

Tengo la plena convicción de que me quedaré y permaneceré junto a todos ustedes, para que progresen y se alegren en la fe. De este modo, mi regreso y mi presencia entre ustedes les proporcionarán un nuevo motivo de orgullo en Cristo Jesús.

 

Palabra de Dios.



Pablo está en la cárcel. No sabe si le espera la muerte. Pero hoy muestra su disponibilidad total para su misión: quiere colaborar con todas sus fuerzas en la evangelización de este mundo. Su destino personal no importa. Tanto si vive como si le llevan a la muerte. Es admirable la convicción de este gran hombre: toda su vida está orientada a dar a conocer a Cristo Jesús. Esto nos interpela. ¿Estamos disponibles a vivir o a morir, con tal de buscar el bien de los demás? ¿Miramos a nuestra propia muerte como a un estar con Cristo? Y si deseamos seguir viviendo, ¿es precisamente para continuar haciendo el bien y cooperando en la salvación de la humanidad?

 


 

 

SALMO RESPONSORIAL                                   41, 2-3. 5bcd

 

R.    ¡Mi alma tiene sed del Dios viviente!

 

Como la cierva sedienta

busca las corrientes de agua,

así mi alma suspira

por ti, mi Dios. R.

 

Mi alma tiene sed de Dios,

del Dios viviente:

¿Cuándo iré a contemplar

el rostro de Dios? R.

 

¡Cómo iba en medio de la multitud

y la guiaba hacia la Casa de Dios,

entre cantos de alegría y alabanza,

en el júbilo de la fiesta! R.

 

 

 



   Evangelio de nuestro Señor Jesucristo

según san Lucas

14, 1. 7-11

 

Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola:

«Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: "Déjale el sitio", y asÍ, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar.

Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: "Amigo, acércate más", y así quedarás bien delante de todos los invitados. Porque todo el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado».

 

Palabra del Señor.

 

Reflexión


¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Jesús no discrimina a nadie. No tiene problemas para entrar en casa de un recaudador, se acerca a los pecadores y prostitutas, a los enfermos y a los niños… Y en el Evangelio de hoy lo contemplamos en casa de uno de los principales fariseos. Tiene un corazón grande, abierto a todos.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Siempre nos parece que son los otros los que escogen los primeros puestos. Tenemos mucha facilidad para darnos cuenta. Pero ¿estás seguro de que tú no caes en esta tentación? Pide a Dios luz para que te ayude a descubrir la realidad. Recuerda la vida de Jesús: "Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios;  al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz". (Flp 2)

viernes, 30 de octubre de 2020

Liturgia - Lecturas del día

 




 

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo

a los cristianos de Filipos

1, 1-11

 

Pablo y Timoteo, servidores de Cristo Jesús, saludan a todos los santos en Cristo Jesús, que se encuentran en Filipos, así como también a los que presiden la comunidad y a los diáconos. Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

Yo doy gracias a Dios cada vez que los recuerdo. Siempre y en todas mis oraciones pido con alegría por todos ustedes, pensando en la colaboración que prestaron a la difusión del Evangelio, desde el comienzo hasta ahora. Estoy firmemente convencido de que Aquél que comenzó en ustedes la buena obra la irá completando hasta el Día de Cristo Jesús.

Y es justo que tenga estos sentimientos hacia todos ustedes, porque los llevo en mi corazón, ya que ustedes, sea cuando estoy prisionero, sea cuando trabajo en la defensa y en la confirmación del Evangelio, participan de la gracia que he recibido.

Dios es testigo de que los quiero tiernamente a todos en el corazón de Cristo Jesús. Y en mi oración pido que el amor de ustedes crezca cada vez más en el conocimiento y en la plena comprensión, a fin de que puedan discernir lo que es mejor. Así serán encontrados puros e irreprochables en el Día de Cristo, llenos del fruto de justicia que proviene de Jesucristo, para la gloria y alabanza de Dios.

 

Palabra de Dios.



Una de las cartas "de la cautividad". Dirigida a la comunidad de una ciudad de Macedonia, en la actual Grecia. Colonia romana, se llamaba así porque la fundó Filipo II, el padre de Alejandro Magno, el siglo IV antes de Cristo. Primera ciudad europea evangelizada por Pablo, en su segundo viaje, hacia el año 49. Conservaba un recuerdo muy cariñoso de aquella comunidad, que colaboró y le ayudó en todo momento. La escribe porque, al saber que estaba detenido, le envían por medio de Epafrodito, tal vez dinero y ropa. Leemos el saludo, que firman Pablo y Timoteo. Se llaman "servidores de Cristo Jesús", mientras que a la comunidad "los santos en Cristo Jesús que se encuentran en Filipos". El saludo y la acción de gracias están llenos de alegría y cariño cordial, deseando que lo que ya tienen de bueno lo sigan manteniendo y vaya creciendo.


 

 

SALMO RESPONSORIAL                            110, 1-6

 

R.    ¡Grandes son las obras del Señor!

 

Doy gracias al Señor de todo corazón,

en la reunión y en la asamblea de los justos.

Grandes son las obras del Señor:

los que las aman desean comprenderlas. R.

 

Su obra es esplendor y majestad,

su justicia permanece para siempre.

Él hizo portentos memorables,

el Señor es bondadoso y compasivo. R.

 

Proveyó de alimento a sus fieles

y se acuerda eternamente de su alianza.

Manifestó a su pueblo el poder de sus obras,

dándole la herencia de las naciones. R.

 

 

 



    Evangelio de nuestro Señor Jesucristo

según san Lucas

14, 1-6

 

Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Delante de Él había un hombre enfermo de hidropesía.

Jesús preguntó a los doctores de la Ley y a los fariseos: «¿Está permitido sanar en sábado o no?» Pero ellos guardaron silencio.

Entonces Jesús tomó de la mano al enfermo, lo sanó y lo despidió. Y volviéndose hacia ellos, les dijo: «Si a alguno de ustedes se le cae en un pozo su hijo o su buey, ¿acaso no lo saca enseguida, aunque sea sábado?»

A esto no pudieron responder nada.

 

Palabra del Señor.

 

Reflexión


¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

En este evangelio Jesús muestra su poder, curando al enfermo, y su sabiduría, al hacer callar a los fariseos antes de que hablen.
            “Señor, haznos generosos y astutos, para hacer el bien”

Los fariseos tienen la tendencia de utilizar la ley para condenar a los demás y conocen todos los resquicios para cumplir la ley sin cumplirla. Jesús, en cambio utiliza la ley para hacer el bien y nunca se la salta en provecho propio, sólo cuando está en juego la vida de las personas. Se juega su fama (y su vida), por salvar, por dar vida a los que más sufren.

Jesús, Señor, hermano, amigo,
quiero arriesgar mi vida por amar, por servir, por liberar,
arriesgar contigo, siguiendo tu Evangelio.

No quiero ser conformista ni dejarme conducir
por criterios egoístas.
Quiero jugarme entero por la limpieza del alma,
por el amor verdadero,
por esa santa belleza del universo creado,
que nos confiaste a todos para su cuidado.
Y quiero ser caminante, peregrino,
creador humilde, criatura inteligente.

Escojo ir de la mano con los pobres de la tierra,
luchando por la justicia, por la paz de un mundo nuevo.
Te pido, Señor, tu Espíritu, soplo de tu alegría,
presencia de tu amor y fuente de mi energía,
Y la ayuda de tu Madre María,
mujer de esperanza, servidora creyente.
Amén.

jueves, 29 de octubre de 2020

Circular Nº 21

 

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Liturgia - Lecturas del día

 




 Lectura de la carta del Apóstol san Pablo

A los cristianos de Éfeso

6, 10-20

 

Hermanos:

Fortalézcanse en el Señor con la fuerza de su poder. Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio. Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio.

Por lo tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superados todos los obstáculos. Permanezcan de pie, “ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza”. Calcen sus pies con el celo para propagar el Evangelio de la paz. Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, con el que podrán apagar todas las flechas encendidas del Maligno. Tomen el caso de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.

Eleven constantemente toda clase de oraciones y súplicas, animados por el Espíritu, Dedíquense con perseverancia incansable a interceder por todo los hermanos, y también por mí, a fin de que encuentre palabras adecuadas para anunciar resueltamente el misterio del Evangelio, del cual yo soy embajador en medio de mis cadenas. ¡Así podré hablar libremente de Él, como debo hacerlo!

 

Palabra de Dios.



Estamos, hoy como entonces, en una lucha encarnizada entre el bien y el mal. Pablo habla de los "soberanos de este mundo de tinieblas". Tenemos que luchar, con las armas de Dios, contra esas fuerzas del mal. Lo que pedimos en el Padrenuestro, "más líbranos del mal", no sólo lo pedimos para nosotros, sino para todos. Y nos mostramos disponibles para luchar para que triunfe el bien y no el mal a nuestro alrededor. Las armas de Dios las ha enumerado Pablo. No podemos triunfar sin la fe ni la oración ni la ayuda del Espíritu de Dios. Si celebramos la Eucaristía, escuchando la Palabra de Dios y recibiendo en alimento el Cuerpo y Sangre de Cristo, estaremos pertrechados para el combate de cada día. No tenemos que asustarnos. Eso de que el mal actúa con fuerza y echa mano de estratagemas es muy antiguo. Pero con la ayuda de Dios podemos vencer.


 

 

SALMO RESPONSORIAL                                       143, 1-2. 9-10ab

 

R.    ¡Bendito sea el Señor, mi Roca!

 

Bendito sea el Señor, mi Roca,

el que adiestra mis brazos para el combate

y mis manos para la lucha. R.

 

Él es mi bienhechor y mi fortaleza,

mi baluarte y mi libertador;

Él es el escudo con que me resguardo,

y el que somete los pueblos a mis pies. R.

 

Dios mío, yo quiero cantarte un canto nuevo

y tocar para ti con el arpa de diez cuerdas,

porque Tú das la victoria a los reyes

y libras a David, tu servidor. R.

 

 

 



    Evangelio de nuestro Señor Jesucristo

según san Lucas

13, 31-35

 

Se acercaron algunos fariseos que le dijeron a Jesús: «Aléjate de aquí, porque Herodes quiere matarte».

Él les respondió: «Vayan a decir a ese zorro: hoy y mañana expulso a los demonios y realizo curaciones, y al tercer día habré terminado. Pero debo seguir mi camino hoy, mañana y pasado, porque no puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén.

¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne bajo sus alas a los pollitos, y tú no quisiste! Por eso, "a ustedes la casa les quedará desierta". Les aseguro que ya no me verán más, hasta que llegue el día en que digan:

¡Bendito el que viene en Nombre del Señor!»

 

Palabra del Señor.

 

Reflexión


¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?


El cerco en torno a Jesús se estrecha. Él se da cuenta, pero es fiel a su misión, aunque se da cuenta de que se aproxima su término. Sin embargo, nosotros, en muchas ocasiones, encontramos mil disculpas para dejar de ser fieles y evitar así el sufrimiento que prevemos.
            “Señor, haznos fieles, cura nuestra cobardía”

Cuantas veces Dios nos ha querido reunir, como la gallina reúne a sus pollitos bajo sus alas. Sin embargo, no nos dejamos querer por el Señor que nos ofrece su ternura.
            “No te canses, Señor, de reunirnos”
            “Perdona y cura nuestra autosuficiencia”

Jesús, tú me dices con lágrimas en los ojos: -¡Cuántas veces he querido acompañarte, consolarte, amarte y darte fuerza; y no has querido! ¡Cuántas veces he querido acercarte y unirte a otros hermanos tuyos, que te necesitan y a los que necesitas; y te has quedado solo, aíslado!

Señor, sé que tú eres fuego y no me acerco a calentarme; sé que tú eres pan y no me acerco a saciar mi hambre; sé que tú eres paz y no me acerco a curarme de mis inquietudes; sé que tú eres alegría y prefiero quedarme a solas con mi tristeza... Prefiero hacer otras cosas y acercarme a otras personas, aunque sé que sólo tú puedes colmar el gran corazón que me diste.

Señor, que tus lágrimas me conviertan y sepa acercarme cada día a ti, sin prisa, con absoluta confianza, que sepa dejarme cuidar por ti, para vivir como un polluelo, seguro y feliz, bajo las alas de la gallina. Qué sepa acercarme cada día a las personas que necesitan de mí y a las que necesito para seguir adelante.

Nuestra Señora de Fátima

    En 1917, en el momento de las apariciones, Fátima era una ciudad desconocida de 2.500 habitantes, situada a 800 metros de altura y a 130...