jueves, 31 de octubre de 2013

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 13, 31-35



Se acercaron algunos fariseos que le dijeron a Jesús: «Aléjate de aquí, porque Herodes quiere matarte».
Él les respondió: «Vayan a decir a ese zorro: hoy y mañana expulso a los demonios y realizo curaciones, y al tercer día habré terminado. Pero debo seguir mi camino hoy, mañana y pasado, porque no puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén.
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne bajo sus alas a los pollitos, y tú no quisiste! Por eso, "a ustedes la casa les quedará desierta". Les aseguro que ya no me verán más, hasta que llegue el día en que digan:
¡Bendito el que viene en Nombre del Señor!»

Palabra del Señor.


¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 


El cerco en torno a Jesús se estrecha. Él se da cuenta, pero es fiel a su misión, aunque se da cuenta de que se aproxima su término. Sin embargo, nosotros, en muchas ocasiones, encontramos mil disculpas para dejar de ser fieles y evitar así el sufrimiento que prevemos.
            “Señor, haznos fieles, cura nuestra cobardía”

Cuantas veces Dios nos ha querido reunir, como la gallina reúne a sus pollitos bajo sus alas. Sin embargo, no nos dejamos querer por el Señor que nos ofrece su ternura.
            “No te canses, Señor, de reunirnos”
            “Perdona y cura nuestra autosuficiencia”

miércoles, 30 de octubre de 2013

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 13, 22-30





Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén. Una persona le preguntó: «Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?»
Él respondió: «Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán. En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos". Y Él les responderá: "No sé de dónde son ustedes".
Entonces comenzarán a decir: "Hemos comido y bebido contigo, y Tú enseñaste en nuestras plazas". Pero Él les dirá: "No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!"
Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera. Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios.
Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos».

Palabra del Señor.


¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 


¿Serán pocos los que se salven? Esta pregunta revela por una parte una preocupación por la salvación, una preocupación que en nuestros tiempos pocas personas tienen. Ni siquiera tenemos muy claro que es eso de la salvación. ¿Qué podemos decir de la salvación?
- La salvación consiste en vivir como hijos de Dios, hermanos de todos los hombres y señores de las cosas. Es la felicidad completa.
- Comenzamos a disfrutar de la salvación en esta tierra y la podremos gozar en plenitud cuando Dios termine nuestro peregrinar y lleguemos a nuestra verdadera patria.
- Es un don de Dios que ofrece a todos. Dios quiere que todos nos salvemos. Dios nos salva de todo lo que nos hace infelices y además nos ofrece la posibilidad de vivir como hijos suyos.
- Es un don que debemos acoger en la vida, entrando por la puerta estrecha de la solidaridad, de la austeridad, del compartir, de dar la vida… No importa saber si se salvaran muchos o pocos. Importa salvarse y ayudar a que otros se salven, a que sean felices en esta tierra y por toda la eternidad

¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

martes, 29 de octubre de 2013

La luz de Franciso


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 13, 18-21

                               
Jesús dijo:
«¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas».
Dijo también: «¿Con qué podré comparar el Reino de Dios? Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa».
 
Palabra del Señor. 


¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?


Jesús nos enseña la importancia de lo pequeño. Hay que ser fieles en lo poco. En lo cotidiano estamos haciendo crecer la dinámica del amor que es el Reino de Dios. Nadie conoce las buenas consecuencias de una sonrisa, de una palabra de aliento, de un compromiso cuidado y constante. Se siembra una semilla pequeña, pero queda ahí y crece. ¿Qué siembro yo, inconstancias y discordias o ilusión por Jesucristo?

Tenemos la experiencia contraria: una mentira tiene repercusiones que quedan y crecen cada día sin que sepamos cómo. En cambio nos falta confianza en esta Palabra: el bien es difusivo, imparable.

También nosotros somos pequeños, como el grano de mostaza. Si te dejas cuidar y provocar por Dios, si dejas que él pruebe tu amor en la fragua de su Amor, entonces serás como un árbol frondoso en el que todos encontremos sombra, frescura, aliento y descanso.

lunes, 28 de octubre de 2013

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 6, 12-19




 


Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles: Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote, Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, para escucharlo y hacerse sanar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados por espíritus impuros quedaban sanos; y toda la gente quería tocarlo, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos.
 
Palabra del Señor.


¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 

Jesús subió a la montaña, subió a orar, a estar con su Padre. La montaña y la noche están acostumbradas a escuchar las confidencias de Jesús y el Padre. Seguir a Jesús es también orar, crecer en la amistad personal de Dios. ¿Qué dices a Dios?

Jesús busca colaboradores para su misión. Dios busca la cooperación de las personas. Dios pide tu ayuda. ¿Para qué? Para predicar, es decir, para anunciar a las personas el amor de Dios; también para expulsar demonios, es decir, para luchar contra la injusticia, la mentira, el pecado... Para ser sacerdotes, laicos comprometidos, religiosos… ¿Qué dices a Dios?

Jesús marca un estilo de actuar. Podría haber actuado él solo, sin colaboradores, pero prefiere llevar adelante su misión en comunidad. ¿Soy persona de comunidad o tiendo al individualismo? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

domingo, 27 de octubre de 2013

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 18, 9-14


Refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, Jesús dijo esta parábola:
Dos hombres subieron al Templo para orar; uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba así: «Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas».
En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: «¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!»
Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado.
 

                               Palabra del Señor.


¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? Pueden ayudar estas ideas:

No sólo estamos llamados a rezar más, estamos llamados a rezar mejor. A veces no rezamos bien, rezamos subidos en la prepotencia, en el orgullo, en la autosuficiencia, en el desprecio a los demás.

Al leer este Evangelio, podemos caer en la tentación de creer que nosotros no rezamos así. No vayamos tan deprisa. Rezamos como vivimos, y ¿quién está libre del orgullo?

La sencilla oración del publicano nos ayuda a vivir y a rezar bajando a la verdad, a la humildad, a la pobreza y a la sencillez.
    ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

            “Señor, ten compasión de este pecador”

sábado, 26 de octubre de 2013

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 13, 1-9


En cierta ocasión se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios. Él respondió:

«¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera. ¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera».

Les dijo también esta parábola: «Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: "Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Entonces córtala, ¿para qué malgastar la tierra?" Pero él respondió: "Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás"».

 
Palabra del Señor. 


¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?


       Jesús no se cansa de hablar de la bondad de Dios. Pero no nos engaña. Habla claro. Nos advierte. Podemos perder la vida si no acogemos su salvación, si no damos frutos, si lo rechazamos, si vivimos de espaldas al hermano, si dejamos la conversión para mañana... Muchas veces vivimos como si esta posibilidad no existiera. ¿Eres consciente? ¿Qué le dices a Dios?

            A veces hasta los cristianos pensamos que los accidentes y las enfermedades son un castigo de Dios por nuestros pecados. No es cierto. Jesús lo ha dejado claro: ¿pensáis que los que fueron aplastados eran más culpables que el resto? Os digo que no.
  

viernes, 25 de octubre de 2013

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 12, 54-59






Jesús dijo a la multitud:

Cuando ven que una nube se levanta en occidente, ustedes dicen en seguida que va a llover, y así sucede. Y cuando sopla viento del sur, dicen que hará calor, y así sucede.

¡Hipócritas! Ustedes saben discernir el aspecto de la tierra y del cielo; ¿cómo entonces no saben discernir el tiempo presente?

¿Por qué no juzgan ustedes mismos lo que es justo? Cuando vas con tu adversario a presentarte ante el magistrado, trata de llegar a un acuerdo con él en el camino, no sea que el adversario te lleve ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y éste te ponga en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.

 

Palabra del Señor.



¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 


Dios no manda al arcángel Gabriel cada vez que quiere darnos una misión. Basta con que estemos atentos a la realidad que nos rodea. Cada cristianos, cada comunidad, cada parroquial, cada diócesis, la Iglesia entera… Todos tenemos que estar atentos para descubrir las llamadas de Dios en los acontecimientos de la vida, en los hechos más sencillos y en los más significativos.

            “Dame Señor, unos ojos abiertos para ver la realidad

              y la sabiduría de tu Espíritu para saber lo que debemos hacer”

¿Qué ves en el horizonte de tu vida? ¿lluvia, vientos, nubes…? ¿Qué te está sucediendo últimamente? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

jueves, 24 de octubre de 2013

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 12, 49-53





Jesús dijo a sus discípulos:

Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente!

¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división. De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.


Palabra del Señor.




¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? Pueden ayudar estas ideas:



Este Evangelio nos extraña. Parece que estas palabras no han podido salir de los labios de Jesús. Sin embargo, pensemos por un momento en la vida del mismo Señor: provocó divisiones: unos a su favor, otros en contra; unos lo querían con locura, otros le odiaban a muerte.



Pensemos también en la vida de los santos: su estilo de vida y sus palabras obligaban a las personas a definirse, a favor o en contra.



Si somos fieles a nuestra condición de bautizados, nos ocurrirá algo semejante. Provocaremos divisiones, aunque no queramos.



            “Señor, prende el fuego de tu Espíritu en nuestros corazones

              el fuego que purifique y queme toda maldad

              el fuego que encienda el amor y la esperanza

              para que, también nosotros, como tú y contigo

              llevemos el fuego de tu Espíritu a nuestros hermanos,
              a nuestro mundo y a nuestra Iglesia”

miércoles, 23 de octubre de 2013

LA FAMILIA QUE VIVE LA FE ,CONSIGUE LA PAZ



ENTREGA DE PREMIOS “SAGRADA FAMILIA “Y “MEJOR COMPAÑERO

LA Comisión Diocesana de la Liga de Madres  de  Familia de Avellaneda-Lanús ,el día 26 de octubre próximo a las 10:00 hs en el teatro Roma ,Sarmiento 109 Avellaneda  ,entregara el premio :”La Sagrada Familia”,cuyo objetivo es premiar  a quienes han contribuido a promover la dignidad y la defensa de la vida humana los valores del matrimonio  y la familia  ,la defensa de los principios morales que ayudan a la convivencia y desarrollo espiritual de la comunidad.
Participan familias de las comunidades de Avellaneda-Lanús.
Desde hace 48 años se da también el premio ‘Al Mejor Compañero del EP, que cursan 6º año, donde participan escuelas publicas y privadas de la diócesis de Avellaneda-Lanús .Se destacan los valores espirituales y éticos que encierra el compañerismo, deben ser elegidos por sus pares en merito a sus cualidades personales.

Agradecemos a todos los que participan en este importante evento.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 12, 39-48




Jesús dijo a sus discípulos: «Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada».
Pedro preguntó entonces: «Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para todos?»
El Señor le dijo: «¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá al frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno? ¡Feliz aquél a quien su señor, al llegar, encuentra ocupado en este trabajo! Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes.
Pero si este servidor piensa: "Mi señor tardará en llegar", y se dedica a golpear a los servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse, su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la misma suerte que los infieles.
El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto recibirá un castigo severo. Pero aquél que, sin saberlo, se hizo también culpable será castigado menos severamente.
Al que se le dio mucho se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho se le reclamará mucho más».
 
Palabra del Señor.

¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?




Jesús nos dice: “Estad preparados”. Estamos preparados cuando cumplimos con nuestra misión, con la tarea que Dios nos ha confiado.

            “¿Cuál es mi misión, Señor? ¿Qué quieres de mi?

            “Dame tu Espíritu para ser fiel a mi vocación”



Cuando no vivimos de acuerdo con nuestra vocación, en un primer momento parece que no pasa nada, parece que Dios no se entera… Sin embargo, poco a poco, vamos perdiendo el sentido de la vida, se va apagando la alegría, crece la desilusión, no sentimos la presencia de Dios… Es la pena de los que nos son (somos) fieles.

            “Señor, perdona y cura mis infidelidades”

            “No dejes que caigamos por el precipicio del sinsentido”

            “Ayúdanos a ayudar a las personas que malgastan su vida”



El Señor nos ha dado mucho. A todos. También a ti. Quizá no lo sepas. Quizá no valores todo lo que Dios ha puesto en tus manos.

            “Gracias Señor por los dones que me confías,

             danos fuerza para que sepamos aprovecharlos
             y podamos enriquecer al mundo, a la Iglesia y a nosotros mismos”

martes, 22 de octubre de 2013

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 12, 35-38




 
Jesús dijo a sus discípulos:
Estén preparados, ceñidas las vestiduras y con las lámparas encendidas. Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta.
¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlos. ¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así!
 
Palabra del Señor.


¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Estamos dormidos cuando no nos enteramos de lo que ocurre a nuestro alrededor, cuando nos descubrimos la presencia de Dios en nuestra vida, en los hermanos, en la sociedad, en la comunidad…

Y cuando dormimos, el Señor pasa de largo, no podemos sentarnos a su mesa, no podremos disfrutar de su amor.

Dios llega de madrugada, por la noche y al mediodía. A cualquier hora, en cualquier lugar, a cualquier edad.

¿Estoy dormido? ¿En qué momentos? ¿En qué lugares?
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

lunes, 21 de octubre de 2013

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 12, 13-21

 

 


Uno de la multitud dijo a Jesús: «Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia»,
Jesús le respondió: «Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?» Después les dijo: «Cuídense de toda avaricia, porque aun en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas».
Les dijo entonces una parábola: «Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho, y se preguntaba a sí mismo: "¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha" Después pensó: "Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida",
Pero Dios le dijo: "Insensato, esta misma noche vas a morir, ¿y para quién será lo que has amontonado?"
Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios».
 
Palabra del Señor.




¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?



Que pocas son las familias en la que no hay problemas con las herencias. Normalmente los problemas no surgen porque cada uno exige sus derechos legítimos, sino porque, aunque casi nadie lo reconoce, en casi todos se esconde la codicia.



Pedimos al Señor que nos ayude a reconocer la codicia (consciente o inconsciente) que influye, condiciona y en ocasiones determina nuestra actuación; y que, por consiguiente, marca las relaciones con los demás y con Dios. Pedimos fuerza para superarla.

Damos gracias porque también somos capaces de ser generosos y por todas aquellas personas que son ejemplares a la hora de compartir sus bienes.



La vida no depende de los bienes. Ni la vida, ni la felicidad, ni nada que tenga realmente valor a los ojos de Dios. Una vida plena y feliz es consecuencia del amor, de la fe, de la entrega...

¿Cómo quieres asegurarte una buena vida, acumulando riquezas?
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

domingo, 20 de octubre de 2013

Oración de una hija


 
¡Mamá!
Soy la continuidad de tu ser,
el eco de tu voz,
sangre de tu sangre
y vida de tu vida.

Iluminas mi vida
con tu sabiduría,
con tu amor
y con tu bondad.

Deseo para ti
lo mejor de la vida
hoy y siempre...

¡¡¡Feliz día, querida Mamá!!!

A todas las madres de familia


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 18, 1-8




 

Jesús enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse:
«En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaban los hombres; y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: "Te ruego que me hagas justicia contra mi adversario".
Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: "Yo no temo a Dios ni me importan los hombres, pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme"».
Y el Señor dijo: «Oigan lo que dijo este juez injusto. Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a Él día y noche, aunque los haga esperar? Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia.
Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?»
 
Palabra del Señor.


¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?


A. ¿Cuál era la intención de Jesús al proponer esta parábola? El mismo texto nos lo dice: Jesús quería que entendiesen, que entendamos, que hay que orar siempre, sin desanimarse. Para crecer en la fe, en la amistad con Jesucristo no sirve solamente  rezar de vez en cuando, cuando me apetece, cuando necesito algo. La fe crece con la fidelidad en la oración. Sin embargo en muchas ocasiones rezar se convierte en un trabajo duro, incluso repelente... Pido al Señor el regalo de la perseverancia para rezar siempre.

B. ¿Para qué rezar tanto? Algunos dicen con razón: "Dios ya sabe lo que necesito", "Dios no es un juez injusto, es Padre bueno y generoso, que nos da todo antes de pedir nada", "Hay muchas cosas que hacer"; sin embargo sacan una consecuencia equivocada: "Rezar es un pérdida de tiempo". Jesús, sin embargo, nos invita a rezar siempre. Él rezaba para dar gracias a Dios, para pedir fuerzas a su Padre, para desahogarse con Él, para tomar decisiones con acierto... para sentirse amado y amar a su Padre. ¿Por qué rezo yo? ¿rezo como Jesús?
     "Señor, enséñanos a orar"

C. ¿Por qué no somos fieles a la oración? Cada uno tendrá que buscar sus razones. He aquí algunas de las más comunes: no somos conscientes de todo lo que nos quiere Dios, creemos que podemos vivir sin pedir ayuda de nadie, nos ocupamos de lo urgente y descuidamos lo importante, nos cuesta reconocer que todo lo que somos lo hemos recibido de Dios... Puedo pedir a Dios que me dé luz para descubrir que obstáculos no me dejan ser fiel a la oración y fuerza para superarlos.
  

Nuestra Señora de Fátima

    En 1917, en el momento de las apariciones, Fátima era una ciudad desconocida de 2.500 habitantes, situada a 800 metros de altura y a 130...