martes, 31 de octubre de 2023



 

Los cinco minutos del Espíritu Santo


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En el siglo noveno, el piadoso San Rabano Mauro escribió esta oración al Espíritu Santo. Es bueno reconocer que, aunque pasen los siglos, podemos seguir utilizando esas mismas palabras, porque expresan la sed del corazón humano:"Ven Espíritu de Dios Creador y visita el hogar de tus fieles.Haz de su pecho un templo de gracia con el don de tu presencia santa.Tú, el amor que consuela a los hijos como eterno regalo del Padre, Caridad, fuente viva de gracia, llama eterna de amor verdadero. Que tu luz ilumine los ojos y tu amor se derrame en el alma. Sé mano vencedora en nuestras luchas, y sendero que nos guíe los pasos.Que tus hijos triunfen al mal y que reine la paz en sus vidas. Fortalece la fe del creyente que ha nacido a la vida divina.Demos gloria por siempre a Dios Padre y a Jesús triunfador de la muerte, y al Espíritu, vida del alma, alabanza y honor para siempre.Amén."📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

Lecturas de hoy

 



Lectura de la carta del Apóstol san Pablo

a los cristianos de Roma

8, 18-25

 

Hermanos:

Yo considero que los sufrimientos del tiempo presente no pueden compararse con la gloria futura que se revelará en nosotros. En efecto, toda la creación espera ansiosamente esta revelación de los hijos de Dios. Ella quedó sujeta a la vanidad, no voluntariamente, sino por causa de quien la sometió, pero conservando una esperanza. Porque también la creación será liberada de la esclavitud de la corrupción para participar de la gloriosa libertad de los hijos de Dios.

Sabemos que la creación entera, hasta el presente, gime y sufre dolores de parto. Y no sólo ella: también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, anhelando la plena realización de nuestra filiación adoptiva: la redención de nuestro cuerpo.

Ahora bien, cuando se ve lo que se espera, ya no se espera más: ¿acaso se puede esperar lo que se ve? En cambio, si esperamos lo que no vemos, lo esperamos con constancia.

 

Palabra de Dios.



"Somos conscientes de que constantemente estamos sometidos a una diversidad de pruebas y tentaciones, y que muchas veces tal vez nuestras obras hayan manifestado que nos alejamos del Señor, y que nuestros caminos se desviaron de Él. Sin embargo el Señor siempre está dispuesto a perdonarnos. Nosotros, por nuestra parte, siempre hemos de estar dispuestos a retomar el camino del bien, fortalecidos con el Espíritu Santo para escuchar con amor la Palabra de Dios y ponerla en práctica.

Por eso pidámosle al Señor que nos conceda su gracia y que derrame en mayor abundancia su Espíritu Santo en nosotros."

 



 

 

SALMO RESPONSORIAL                                     125, 1-6

 

R.    ¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros!

 

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía que soñábamos:

nuestra boca se llenó de risas

y nuestros labios, de canciones. R.

 

Hasta los mismos paganos decían:

«¡El Señor hizo por ellos grandes cosas!»

¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros

y estamos rebosantes de alegría! R.

 

¡Cambia, Señor, nuestra suerte

como los torrentes del Négueb!

Los que siembran entre lágrimas

cosecharán entre canciones. R.

 

El sembrador va llorando

cuando esparce la semilla,

pero vuelve cantando

cuando trae las gavillas. R.

 

 

 


 

 

   Evangelio de nuestro Señor Jesucristo

según san Lucas

13, 18-21

 

Jesús dijo:

«¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas».

Dijo también: «¿Con qué podré comparar el Reino de Dios? Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa».

 

Palabra del Señor.



La grandeza de lo pequeño


(...) En la minúscula semilla de mostaza se encierra algo inmensamente grande. Dios sabe valorar la dimensión de lo pequeño frente a la mentalidad oficial del tiempo de Jesús donde solo contaba lo grande y poderoso, y esta mentalidad se había convertido en la medida de todo juicio. Jesús reacciona contra este modo de ver la vida y en esta bella parábola nos describe otra realidad.   

De una minúscula semilla brota la vida más exuberante: un árbol que crece y da cobijo a otros seres, adonde “vienen  las aves del cielo y anidan en sus ramas”

Por eso tenemos que mirar desde lo pequeño de nuestra vida la grandeza y el poder de Dios.

Ojalá que nos parezcamos al grano de mostaza y de la levadura para tener la verdadera esperanza en Dios, ya que él es el que nos da el crecimiento de nuestra fe para alcanzar el reino glorioso.

 

lunes, 30 de octubre de 2023



 

Los cinco minutos del Espíritu Santo

 


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El Espíritu Santo nos regala su paz. Pero la paz debe ser buscada de nuevo cada día, porque permanentemente hay cosas que vuelven a perturbarnos: el orgullo herido por una palabra que nos dijeron, el temor de que suceda algo desagradable, una cosa que no nos salió bien, el dolor de haber dicho algo que no debíamos decir, el deseo de algo que no podemos conseguir, etc. Todo eso nos va quitando la paz.Por eso, no hay que dejar pasar varios días sin volver a rogarle al Espíritu Santo que nos pacifique por dentro con su caricia de amor.También para esto se puede utilizar la imaginación:Tomo conciencia de las cosas que me están perturbando por dentro e imagino cada una como una gota que cae y se hunde en un arroyo que la arrastra. Hasta que siento dentro de mi corazón un dulce vacío. No han quedado perturbaciones, y ahora ese hueco se llena de calor, de fuerza, de vida, de fuego que consume todo resto de preocupación: Es el fuego del Espíritu Santo que todo lo invade.📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

Lecturas de hoy




PRIMERA LECTURA

De la Carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 12-17

Hermanos: Somos deudores, pero no de la carne para vivir según la carne. Pues si viven según la carne, morirán; pero si con el Espíritu dan muerte a las obras del cuerpo, vivirán. Cuantos se dejan llevar por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios. Pues no han recibido un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino que han recibido un espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: “¡Abbá, Padre!”. Ese mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios; y, si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo; de modo que, si sufrimos con Él, seremos también glorificados con Él.

Palabra de Dios.


Quienes creemos en Cristo tenemos la esperanza cierta de que lograremos la plenitud que en este mundo no podemos alcanzar. Somos frágiles; y, por desgracia, muchas veces hemos actuado conforme a nuestros desórdenes egoístas. Sin embargo Dios no nos ha abandonado, sino que nos ha comunicado su Espíritu Santo para que venga en nuestro auxilio. Mediante Él vemos a Dios no como esclavos, sino como hijos suyos; gemimos como los niños desprotegidos y en peligro y llamamos cariñosa y confiadamente a Dios con el nombre de Abba (= Papi, Papito).

La presencia del Espíritu de Dios en nosotros nos lleva a vivir confiados en Dios y a actuar bajos sus inspiraciones. Por eso estamos ciertos de que, en medio de las luchas y tentaciones de esta vida, mientras no nos dejemos dominar por el mal y el pecado, nuestro destino no será la muerte, sino el llegar a ser herederos de Dios, junto con Cristo, participando de su misma Gloria.


SALMO RESPONSORIAL

Salmos 67

R/. Bendito sea el Señor, que nos salva.

•  Cuando el Señor actúa, / sus enemigos se dispersan / y huyen ante su faz los que lo odian. / Ante el Señor, su Dios, / gocen los justos y salten de alegría. R/.

•   Porque el Señor, desde su templo santo, / a huérfanos y viudas da su auxilio; / Él fue quien dio a los desvalidos casa, / libertad y riqueza a los cautivos. R/.

•  Bendito sea el Señor, día tras día, / que nos lleve en sus alas y nos salve. / Nuestro Dios es un Dios de salvación, / porque puede librarnos de la muerte. R/.

 

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Lucas 13, 10-17

Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y estaba encorvada, sin poderse enderezar de ningún modo. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: “Mujer, quedas libre de tu enfermedad”. Le impuso las manos, y enseguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, se puso a decir a la gente: “Hay seis días para trabajar; vengan, pues, a que los curen en esos días y no en sábado”. Pero el Señor le respondió y dijo: “Hipócritas: cualquiera de ustedes, ¿no desata en sábado su buey o su burro del pesebre, y los lleva a abrevar? Y a esta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no era necesario soltarla de tal ligadura el día sábado?”. Al decir estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba por todas las maravillas que hacía.

Palabra del Señor.


¿No había que soltarla en sábado?

De nuevo en este evangelio aparece la cuestión del sábado. Bien sabemos la importancia del sábado para los judíos. Era un día especial para dedicarlo por entero al Señor y, por eso, tenía numerosas prohibiciones, no se podían hacer muchas cosas, que estaban permitidas el resto de días de la semana, para no distraer la glorificación de Dios.

Pero Jesús, a propósito del sábado, afirma que no puede hacer ninguna ley que prohíba hacer el bien a cualquier persona humana. El bien de un hombre, el curar a una persona de su enfermedad está por encima de cualquier prohibición sabática. Amar al hombre es amar y glorificar a Dios.

El jefe de la sinagoga no entendía la acción curativa de Jesús en sábado, afirmando que ya tenían el resto de la semana para hacer curaciones. A lo que Jesús, con su habitual agudeza, le responde: “Hipócritas: cualquiera de vosotros ¿no desata del pesebre al buey o al burro, y lo lleva a abrevar, aunque sea en sábado?”. Pues también a esta persona se la puede desatar de su mal en sábado.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)


domingo, 29 de octubre de 2023

Los cinco minutos del Espíritu Santo


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"Ven Espíritu Santo, ven Dios de amor.Porque el amor es lo que más necesito.Porque sin amor soy como una planta seca, sin raíces.Porque el amor es vida, es fuerza y es calor.Porque sin amor el corazón se muere de frío.Ven Espíritu de amor.Porque el amor del mundo siempre es imperfecto.Porque es tu amor lo que más necesito.Porque tu amor es real, es verdadero, es sincero.Ven Espíritu de amor.Porque todo mi ser está hecho para el amor.Porque el amor le da un sentido a todo lo demás.Porque sin amor, nada podrá hacerme feliz.Ven Amor infinito. Porque todos los demás amores son imperfectos, y me dejan sed del tuyo.Ven Espíritu Santo. Amén."📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

TRIGÉSIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 




PRIMERA LECTURA

Del libro del Éxodo 22, 20-26

Esto dice el Señor: “No maltratarás ni oprimirás al emigrante, pues emigrantes fueron ustedes en la tierra de Egipto. No explotarás a viudas ni a huérfanos. Si los explotas y gritan a mí, yo escucharé su clamor, se encenderá mi ira y a ustedes los mataré a espada; sus mujeres quedarán viudas y sus hijos huérfanos. Si prestas dinero a alguien de mi pueblo, a un pobre que habita contigo, no serás con él un usurero cargándole intereses. Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo, ¿y dónde, si no, se va a acostar? Si grita a mí, yo lo escucharé, porque yo soy compasivo”.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 17
R. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.

• Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza; Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R/.


• Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte. Invoco al Señor de mi alabanza y quedo libre de mis enemigos. R/.

• Viva el Señor, bendita sea mi Roca, sea ensalzado mi Dios y Salvador: tú diste gran victoria a tu rey, tuviste misericordia de tu ungido. R/.

 

SEGUNDA LECTURA

De la Primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 1, 5c-10

Hermanos: Saben cómo nos comportamos entre ustedes para su bien. Y ustedes siguieron nuestro ejemplo y el del Señor, acogiendo la Palabra en medio de una gran tribulación, con la alegría del Espíritu Santo. Así llegaron a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya. No solo ha resonado la palabra del Señor en Macedonia y en Acaya desde su comunidad, sino que además su fe en Dios se ha difundido por doquier, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la visita que les hicimos: cómo se convirtieron a Dios, abandonando los ídolos, para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que nos libra del castigo futuro.

Palabra de Dios.

EVANGELIO

Del santo Evangelio según san Mateo 22, 34-40

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?”. Él le dijo: “‘Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente’. Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los Profetas”.

Palabra del Señor.



“ Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón 

AL FINAL DE LA VIDA SE NOS EXAMINARA DEL AMOR


1.- "¿Cuál es el mandamiento principal de la Ley?". En el evangelio del domingo pasado observamos cómo los fariseos quieren comprometer a Jesús para que responda si hay que obedecer a Dios o al Estado. Jesús aclara que la obediencia a Dios no impide los derechos de los ciudadanos. En esta misma línea, los fariseos vuelven al ataque, "para ponerlo a prueba" con esta pregunta: "¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?". Ellos eran celosos cumplidores, al menos aparentemente, de las 613 leyes prescritas para todo buen judío. Jesús responde con las palabras del Deuteronomio: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu ser" (Dt. 6,5), es decir con las tres facultades que definen la persona humana. Todo judío, según este texto, debía poner estas palabras en la frente, atarlas en su mano, escribirlas en las jambas de su casa.

La novedad de Jesús es asemejar este mandamiento primero al segundo: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Estas palabras aparecen ya en el capítulo 19 del libro del Levítico para evitar la venganza y el rencor contra "los hijos de tu pueblo". Jesús amplia este amor también hacia el extranjero, e incluso al enemigo. No por casualidad en el evangelio paralelo de Lucas viene a continuación la explicación de qué entiende Jesús como prójimo en la parábola del Buen Samaritano. Jesús no invita a ir en contra de la Ley, sino a situarnos más allá de ella, por encima de ella.


2.- El amor de Dios es gratuito y universal. Los fariseos habían deformado el espíritu inicial de la Ley. En el Código de la Alianza de la lectura del Éxodo, semejante a otros códigos procedentes de Oriente, se especifica la protección hacia los más débiles: los forasteros, las viudas, los huérfanos, los pobres que reciben dinero en préstamo. Está formulado en un sentido negativo: "no oprimirás, no explotarás..." Pero todo esto se cumple si hay amor. El amor nace de Dios porque "Dios es amor". En el salmo 17 se pone de manifiesto la bondad de Dios: "mi roca, mi alcázar, mi libertador, mi salvador". El amor de Dios es gratuito y universal. Ya no hay distinción entre razas, lenguas o culturas porque Dios es Padre de todos.


3.- "El que dice que ama a Dios y odia a su hermano es un mentiroso". En una sociedad donde abunda el anonimato, la soledad, el vacío de cariño, es necesario anunciar que "Dios es compasivo". No basta con la justicia, con lo debido, hay que amar, porque el hombre de hoy necesita ser amado. Podemos gritar la respuesta del salmo: "Yo te amo, Señor, Tú eres mi fortaleza". Pero el amor de Dios se hace visible y concreto en el amor al prójimo. Ya lo dice San Juan: "el que dice que ama a Dios y odia a su hermano es un mentiroso" (1 Jn 4,20). Al final de nuestra vida se nos examinará del amor, no de si hemos cumplido muchas leyes, o hemos ido mucho al templo, o si sabemos mucho de religión o de vidas de santos. Hemos de entender el amor como Cristo lo entendió: como auto donación, como entrega de uno mismo. Un amor que es "ágape", fraternidad. Vivir como hermanos supone asumir un nuevo estilo de vida, unos valores nuevos que nos llevan a vivir en comunión con los excluidos, los marginados, los preferidos de Dios. Quizá nos hace falta despojarnos de todo el ropaje legalista y rutilante con que hemos cubierto nuestra fe. En la Eucaristía celebramos el amor de Dios. Cada vez que nos reunimos para partir el pan debe avivarse en nosotros el amor a los necesitados. Esta es la esencia de nuestra fe.

 

José María Martín OSA

www.betania.es


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