domingo, 31 de octubre de 2021



 

Los Cinco Minutos del Espíritu Santo

 




 En el siglo noveno, el piadoso San Rabano Mauro escribió esta oración al Espíritu Santo. Es bueno reconocer que, aunque pasen los siglos, podemos seguir utilizando esas mismas palabras, porque expresan la sed del corazón humano:

"Ven Espíritu de Dios Creador 

y visita el hogar de tus fieles.

Haz de su pecho un templo de gracia 

con el don de tu presencia santa.

Tú, el amor que consuela a los hijos 

como eterno regalo del Padre, 

Caridad, fuente viva de gracia, 

llama eterna de amor verdadero. 

Que tu luz ilumine los ojos 

y tu amor se derrame en el alma. 

Sé mano vencedora en nuestras luchas, 

y sendero que nos guíe los pasos.

Que tus hijos triunfen al mal 

y que reine la paz en sus vidas. 

Fortalece la fe del creyente 

que ha nacido a la vida divina.

Demos gloria por siempre a Dios Padre 

y a Jesús triunfador de la muerte, 

y al Espíritu, vida del alma, 

alabanza y honor para siempre.

Amén."


DOMINGO 31° DURANTE EL AÑO

 




Lectura del libro del Deuteronomio

 

6, 1-6

 

Moisés habló al pueblo diciendo:

Éste es el mandamiento, y éstos son los preceptos y las leyes que el Señor, su Dios, ordemó que les enseñara a practicar en el país del que van a tomar posesión, a fin de que temas al Señor, tu Dios, observando constantemente todos los preceptos y mandamientos que yo te prescribo, y así tengas una larga vida, lo mismo que tu hijo y tu nieto.

Por eso, escucha, Israel, y empéñate en cumplirlos. Así gozarás de bienestar y llegarás a ser muy numeroso en la tierra que mana leche y miel, como el Señor, tu Dios, te lo ha prometido.

Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.

Graba en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy.

 

Palabra de Dios.




Este fragmento expresa en síntesis el corazón de la espiritualidad bíblica: la exhortación a permanecer fieles a la alianza sancionada con el Señor a través de la observancia de sus leyes. El fin de estas normas es, la verdadera felicidad del hombre, una felicidad que procede de Dios, su fuente; por eso es menester sentir hacia él aquel «temor» que, en el lenguaje deuteronómico, es sinónimo de adhesión, escucha reverente y obediencia amorosa. Los versículos finales constituyen el núcleo central de la oración que todavía hoy todo judío piadoso recita tres veces al día. Se trata de una profesión de fe en el único Dios que mantiene con todo el pueblo y con cada uno de sus miembros una relación particular, personal. De ahí nace la exigencia de corresponder a este sagrado vínculo con un amor indiviso.



 

 

SALMO RESPONSORIAL                                 17, 2-4. 47. 51ab

 

R.    ¡Yo te amo, Señor, mi fortaleza!

 

Yo te amo, Señor, mi fuerza,

Señor, mi Roca, mi fortaleza y mi libertador. R.

 

Eres mi Dios, el peñasco en que me refugio,

mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte.

Invoqué al Señor, que es digno de alabanza

y quedé a salvo de mis enemigos. R.

 

¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi Roca!

¡Glorificado sea el Dios de mi salvación!

Él concede grandes victorias a su rey

y trata con fidelidad a su Ungido. R.

 

 

 


 

Lectura de la carta a los Hebreos

 

7, 23-28

 

Hermanos:

En la antigua Alianza los sacerdotes tuvieron que ser muchos, porque la muerte les impedía permanecer; pero Jesús, como permanecepara siempre, posee un sacrdocio inmutable.

De ahí que Él puede salvar en forma definitiva a los que se acercan a Dios por su intermedio, ya que vive eternamente para interceder por ellos.

Él es el Sumo Sacerdote que necesitábamos: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y elevado por encima del cielo. Él no tiene necesidad, como los otros sumos sacerdotes, de ofrecer sacrificios cada día, primero por sus pecados, y después por los del pueblo. Esto lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. La Ley, en efecto, establece como sumos sacerdotes a hombres débiles; en cambio, la palabra del juramento que es posterior a la Ley establece a un Hijo que llegó a ser perfecto para siempre.

 

Palabra de Dios.

 

 

 


 

    Evangelio de nuestro Señor Jesucristo

según san Marcos

 

12, 28b-34

 

Un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Cuál es el primero de los mandamientos?»

Jesús respondió: «El primero es: "Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único. Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas". El segundo es: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". No hay otro mandamiento más grande que éstos».

El escriba le dijo: «Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que Él, y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios».

Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: «Tú no estás lejos del Reino de Dios».

Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

 

Palabra del Señor.

 



Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, hoy he descubierto una cosa. «Escucha», me dices. A veces me concentro más en los dos mandamientos esenciales y me olvido del «Escucha». Es que es tan importante la escucha… Si no escucho no sabré cómo quieres que viva. Si no escucho tu voz vale poco hacer las mejores obras de caridad. Necesito tu luz. Quiero escuchar tu voz. A eso vengo hoy, a escucharte en el silencio de mi corazón. Háblame, Jesús, que tu palabra es la fuente que refresca mi vida. Habla, Señor, que tu siervo escucha.



Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

El Señor es “único”…y no hay otro… Me doy cuenta al leer estas breves líneas que no siempre he vivido teniéndote al centro de mi vida. Eso sí, siempre has sido la prioridad. Los domingos, lo primero que hago es ir a misa. Antes de ir al trabajo paso a la Iglesia y hago un poco de oración. En fin. Siempre te he puesto en el primer lugar de mi agenda.

Pero ¿qué pasa cuando las cosas no van bien y los planes no funcionan? Pues el primer puesto te lo gana otro. Mis preocupaciones me llenan la cabeza y me olvido de ti. Tengo buenos propósitos pero cuando alguien me hace enfadar me olvido de ellos. Y así mi vida es un ir y venir. Entonces te dejo de lado. Paso de largo por la parroquia y al llegar a casa estoy tan cansado que no puedo pensar en otra cosa más que meterme directo en la cama o ver un poco la televisión o perder algunas horas en internet.

Creo que he encontrado la solución. Tú serás el centro de mi vida. Todo lo que haga estará impregnado de tu amor. Hasta el detalle más pequeño. Si trabajo, lo haré para alegrarte y mientras cocine la cena o haga cualquier cosa lo haré por ti. Incluso, si me enfado lo pondré en tus manos e intentaré que salga una sonrisa. Los imprevistos los tomaré con buen humor. Si Tú estás conmigo ¿cómo voy estar triste o malhumorado o inquieto? Sí Tú estás conmigo nada podré temer.

Te amo, Jesús. Y en ti a cada persona que me encuentro. Sé que mi amor es pequeño, pero «Tú lo sabes todo, Tú sabes que te quiero». Hoy comienzo.

«Jesús dice: el amor más grande es este: amar a Dios con toda la vida, con todo el corazón, con toda la fuerza, y al prójimo como a uno mismo’. Porque es el único mandamiento que está a la altura de la gratuidad de la salvación de Dios. Y después añade Jesús: ‘en este mandamiento están todos los otros, porque ese llama -hace todo el bien- a todos los otros’. Pero la fuente es el amor; el horizonte es el amor. Si tú has cerrado la puerta y has echado la llave del amor, no estarás a la altura de la gratuidad de la salvación que has recibido».
(S.S. Papa Francisco, homilía del 15 de octubre de 2015, Santa Marta)


 

sábado, 30 de octubre de 2021


 

Los Cinco Minutos del Espíritu Santo

 


El Espíritu Santo nos regala su paz. Pero la paz debe ser buscada de nuevo cada día, porque permanentemente hay cosas que vuelven a perturbarnos: el orgullo herido por una palabra que nos dijeron, el temor de que suceda algo desagradable, una cosa que no nos salió bien, el dolor de haber dicho algo que no debíamos decir, el deseo de algo que no podemos conseguir, etc. Todo eso nos va quitando la paz.


Por eso, no hay que dejar pasar varios días sin volver a rogarle al Espíritu Santo que nos pacifique por dentro con su caricia de amor.
También para esto se puede utilizar la imaginación:

Tomo conciencia de las cosas que me están perturbando por dentro e imagino cada una como una gota que cae y se hunde en un arroyo que la arrastra. Hasta que siento dentro de mi corazón un dulce vacío. No han quedado perturbaciones, y ahora ese hueco se llena de calor, de fuerza, de vida, de fuego que consume todo resto de preocupación: Es el fuego del Espíritu Santo que todo lo invade.

Liturgia - Lecturas del día

 



 Lectura de la carta del Apóstol san Pablo

a los cristianos de Roma

11, 1-2a. 11-12. 25-29

 

Hermanos:

Yo me pregunto: ¿habrá Dios rechazado a su Pueblo? ¡Nada de eso! Yo mismo soy israelita, descendiente de Abraham y miembro de la tribu de Benjamín. Dios no ha rechazado a su Pueblo, al que eligió de antemano.

Yo me pregunto entonces: ¿El tropiezo de Israel significará su caída definitiva? De ninguna manera. Por el contrario, a raíz de su caída, la salvación llegó a los paganos, a fin de provocar los celos de Israel.

Ahora bien, si su caída enriqueció al mundo y su disminución a los paganos, ¿qué no conseguirá su conversión total?

Hermanos, no quiero que ignoren este misterio, a fin de que no presuman de ustedes mismos: el endurecimiento de una parte de Israel durará hasta que haya entrado la totalidad de los paganos. Y entonces todo Israel será salvado, según lo que dice la Escritura: "De Sión vendrá el Libertador. Él apartará la impiedad de Jacob. Y ésta será mi alianza con ellos, cuando los purifique de sus pecados".

Ahora bien, en lo que se refiere a la Buena Noticia, ellos son enemigos de Dios, a causa de ustedes: pero desde el punto de vista de la elección divina, son amados en atención a sus padres. Porque los dones y el llamado de Dios son irrevocables.

 

Palabra de Dios.


 

 

SALMO RESPONSORIAL                        93, 12-13a. 14-15. 17-18

 

R.    El Señor no abandona a su pueblo.

 

Feliz el que es educado por ti, Señor,

aquél a quien instruyes con tu ley,

para darle un descanso

después de la adversidad. R.

 

Porque el Señor no abandona a su pueblo

ni deja desamparada a su herencia:

la justicia volverá a los tribunales

y los rectos de corazón la seguirán. R.

 

Si el Señor no me hubiera ayudado,

ya estaría habitando en la región del silencio.

Cuando pienso que voy a resbalar,

tu misericordia, Señor, me sostiene. R.

 

 

 


 

    Evangelio de nuestro Señor Jesucristo

según san Lucas

14, 1. 7-11

 

Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola:

«Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: "Déjale el sitio", y asi, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar.

Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: "Amigo, acércate más", y así quedarás bien delante de todos los invitados. Porque todo el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado».

 

Palabra del Señor.




La Palabra me dice


Pareciera que Jesús hace honor a la fama que le adjudican de mala fe sus enemigos. Pareciera que no rehúsa ninguna invitación a comer, a beber y encontrarse incluso con los fariseos. Ellos siempre están al acecho y su corazón está tan cerrado que les impide reconocer a Jesús y aprender de sus palabras. Pero Él sigue yendo en búsqueda de las ovejas “negras”, y por eso, no tiene inconvenientes en aceptar invitaciones o en entrar en la casa de cualquiera, pobres o ricos, fariseos o publicanos. 

En este caso, al banquete de la comida Él ofrece el banquete de la palabra. Y relatando esta comparación, invierte los roles y actitudes que espontáneamente todos los seres humanos son llevados a representar. Ninguno quiere ser el último de la cola y para eso quiere llegar primero, y cuando se sienta a la mesa no suele servirse los trozos más pequeños o dejar de lado los platos más apetitosos. 

Y si está entre compañeros, amigos incluso extraños, le agrada ser reconocido por su prestigio social, por su profesión, por los éxitos que haya podido tener en cualquier aspecto de la vida. Incluso por su religiosidad. Cuántas internas suele haber en el seno de las comunidades cristianas por un pequeño trozo de poder o por un lugar que se cree adquirido. En realidad, esta era la actitud de los fariseos que Jesús indirectamente denuncia. Y esta es también nuestra actitud. 

Pero Jesús nos muestra otro camino: Él eligió el último y el peor lugar, el de la cruz. Allí fue maltratado, humillado y tratado como el peor malhechor. También nosotros estamos invitados al banquete de los pecadores. Y allí nadie queda afuera. No hay ovejas excluidas o a quienes no se dejaría entrar. A la mesa de la humildad, donde nadie puede sentirse grande. Pero ese será precisamente el lugar de la salvación. Solo quien se humilla es ensalzado.


A la Palabra, le digo


Señor Jesús, te damos gracias por habernos llamado a vivir en comunidad. Y a buscar siempre el último lugar, que es el mejor lugar. Tú lo hiciste primero y Tú nos sigues llamando para que construyamos la comunidad desde el servicio mutuo, donde nadie es más grande y donde yo solo soy el último de los pecadores. Gracias, Señor Jesús. Amén.


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