Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 3, 20-21
Jesús regresó a la casa, y de nuevo se juntó tanta gente que ni siquiera podían comer. Cuando sus parientes se enteraron, salieron para llevárselo, porque decían: «Es un exaltado». Palabra del Señor. ¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? ¿Qué verían todas aquellas multitudes que iban detrás de Jesús, a donde quiera que fuera? Nos lo podemos imaginar. Su vida era coherente, sus palabras verdaderas, su amor a prueba de cruz... La Madre Teresa de Calcuta, Monseñor Oscar A. Romero, el mismo Papa Francisco... y muchas personas siguen despertando la admiración de multitudes. Es verdad que todos no tenemos los mismos dones, pero como cristianos, nos tenemos que preguntar: ¿qué sentimientos despierta nuestra vida en los que nos rodean? ¿en que se nos nota que somos cristianos? ¿qué testimonio estamos dando? "Señor, gracias por las personas que me han animado a seguirte" ...