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Mostrando las entradas de julio, 2022
DOMINGO 18° DURANTE EL AÑO
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Lectura del libro del Eclesiastés 1, 2; 2, 21-23 ¡Vanidad, pura vanidad!, dice el sabio Cohélet. ¡Vanidad, pura vanidad! ¡Nada más que vanidad! Porque un hombre que ha trabajado con sabiduría, con ciencia y eficacia, tiene que dejar su parte a otro que no hizo ningún esfuerzo. También esto es vanidad y una grave desgracia. ¿Qué le reporta al hombre todo su esfuerzo y todo lo que busca afanosamente bajo el sol? Porque todos sus días son penosos, y su ocupación, un sufrimiento; ni siquiera de noche descansa su corazón. También esto es vanidad. Palabra de Dios. El sabio que escribe este libro, alrededor del 250 a C, se imagina en el lugar de un Salomón envejecido que hace el balance de su Vida. El estribillo del libro da el tono «Vanidad, pura vanidad», es decir, todo es «viento», inconsistente, desilusionante. El sabio se pregunta ¿qué queda de una vida gloriosa y cumplida?, ¿para qué penar tanto para amasar riquezas, ya que la muerte hace ...
Sábado en María
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Oramos y pedimos a María Madre, que nos preste a su Hijo para poderlo amar Préstame, Madre, tus ojos, para con ellos poder mirar, porque si con ellos miro, nunca volveré a pecar. Préstame, Madre, tus labios, para con ellos rezar, porque si con ellos rezo, Jesús me podrá escuchar. Préstame, Madre, tu lengua, para poder comulgar, pues es tu lengua patena de amor y santidad. Préstame, Madre, tus brazos, para poder trabajar, que así rendirá el trabajo una y mil veces más. Préstame, Madre, tu manto, para cubrir mi maldad, pues cubierta con tu manto al Cielo he de llegar. Préstame, Madre, a tu Hijo, para poder yo amar. Si tú me das a Jesús, ¿qué más puedo yo desear? Y ésta será mi dicha por toda la eternidad. Amén.
Liturgia - Lecturas del día
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Lectura del libro de Jeremías 26, 11-15. 24 Los sacerdotes y los profetas dijeron a los jefes y a todo el pueblo: «Jeremías es reo de muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, como ustedes lo han escuchado con sus propios oídos». Pero Jeremías dijo a los jefes y a todo el pueblo: «El Señor es el que me envió a profetizar contra esta Casa y contra esta ciudad todas las palabras que ustedes han oído. Y ahora, enmienden su conducta y sus acciones, y escuchen la voz del Señor, su Dios, y el Señor se arrepentirá del mal con que los ha amenazado. En cuanto a mí, hagan conmigo lo que les parezca bueno y justo. Pero sepan que si ustedes me hacen morir, arrojan sangre inocente sobre ustedes mismos, sobre esta ciudad y sobre sus habitantes. Porque verdaderamente el Señor me ha enviado a ustedes para decirles todas estas palabras». Ajicám, hijo de Safán, protegió a Jeremías e impidió que fuera entregado en manos del pueblo para ser ejecutado. Palabra de Dios. El proces...
Santos Marta, María y Lázaro
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Marta, María y Lázaro en las enseñanzas de Francisco Las reflexiones del Papa sobre estos tres Santos hermanos son numerosas. En el primer año de su Pontificado, a la hora del Ángelus del 21 de julio, citando el episodio narrado por el Evangelista Lucas de la visita de Jesús a sus amigos Marta, María y Lázaro, en la pequeña aldea a pocos kilómetros de Jerusalén, recordó que mientras "María, a los pies de Jesús, escuchaba su palabra", "Marta estaba ocupada en muchos servicios". Y dijo que "ambas ofrecieron hospitalidad al Señor de paso, pero lo hicieron de manera diferente: María escuchaba (...), mientras que Marta se dejaba absorber por las cosas que había que preparar, y estaba tan ocupada que se dirigió a Jesús diciendo: 'Señor, ¿no te importa nada que mi hermana me haya dejado sola para servir? Así que dile que me ayude". Francisco explicó entonces que la cariñosa reprimenda de Jesús: "Marta, Marta, te afanas y te preocupas por muchas cosas, ...
Liturgia - Lecturas del día
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Lectura del libro de Jeremías 26, 1-9 Al comienzo del reinado de Joaquím, hijo de Josías, rey de Judá, llegó esta palabra a Jeremías, de parte del Señor: «Así habla el Señor: Párate en el atrio de la Casa del Señor y di a toda la gente de las ciudades de Judá que vienen a postrarse en la Casa del Señor todas las palabras que Yo te mandé decirles, sin omitir ni una sola. Tal vez escuchen y se conviertan de su mal camino; entonces Yo me arrepentiré del mal que pienso hacerles a causa de la maldad de sus acciones. Tú les dirás: Así habla el Señor: Si ustedes no me escuchan ni caminan según la Ley que Yo les propuse; si no escuchan las palabras de mis servidores los profetas, que Yo les envío incansablemente y a quienes ustedes no han escuchado, entonces Yo trataré a esta Casa como traté a Silo y haré de esta ciudad una maldición para todas las naciones de la tierra». Los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron a Jeremías mientras él pronunciaba estas palabras ...