lunes, 28 de octubre de 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo

 


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Muchos, movidos por el Espíritu Santo, han dado la vida por grandes ideales. Algunos han dado la vida por Cristo. Pero si es posible entregar hasta la sangre soportando tormentos terribles, entonces es posible entregar mucho menos por Cristo y por los demás.

Realmente es posible soportar con paciencia, y hasta con el gozo del amor, las contradicciones y angustias de cada día. Es posible tolerar serenamente que nos critiquen, nos rechacen, nos olviden. ¿Por qué no?

Si otros pueden ser asesinados por ser fieles a su opción, y se entregan decididos, ¿por qué yo no puedo recibir burlas, contradicciones y rechazos como los sufrió Jesús? ¿Por qué yo tendré que estar libre de todo sufrimiento, límite o angustia? ¿Quién soy yo para pretender que no se me pida nada?

Ninguno de nosotros es el centro del universo ni tiene derecho a exigir que el mundo esté a su servicio o que su vida esté libre de toda dificultad. Ciertamente, eso es lo que proponen los engaños de la sociedad de consumo, pero no vale la pena vivir de engaños.

Invocando al Espíritu Santo para que nos haga más firmes por dentro, podemos lograr que las contrariedades de la existencia y las molestias de la vida en sociedad no nos derriben ni nos quiten el gozo de ser cristianos.


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

Evangelio diario / Semana 30ª del tiempo Ordinario

 



Evangelio según san Lucas 6, 12-19

En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de Él una fuerza que los curaba a todos.

Palabra del Señor.


"Sanaba a todos”


 La importancia de la oración

Jesús dedica toda la noche a orar antes de tomar una decisión crucial: la elección de los doce apóstoles. Su ejemplo subraya la importancia de la oración como fundamento de cualquier decisión importante en la vida cristiana. En lugar de actuar impulsivamente, Jesús busca la guía del Padre, mostrando cómo en los momentos de discernimiento es fundamental recurrir a Dios. Esta práctica de Jesús nos invita a poner nuestras decisiones en manos de Dios, pidiendo Su dirección y sabiduría.

La elección de los apóstoles: diversidad y misión

Jesús no elige a los más poderosos o influyentes, sino a personas de diversos orígenes y características. En el grupo de apóstoles encontramos pescadores como Pedro y Andrés, un recaudador de impuestos como Mateo, y hasta un revolucionario como Simón el Zelote. Esta elección refleja cómo en el Reino de Dios, la diversidad es un valor, y cada persona, independientemente de su pasado, tiene un papel que cumplir en la misión de llevar el Evangelio. Esto nos recuerda que Dios nos llama no por nuestros méritos, sino por Su gracia, y que cada uno de nosotros tiene un lugar único y valioso en Su plan.

 El poder de Jesús para sanar y liberar

Al descender de la montaña, Jesús se encuentra con una multitud que lo busca para escuchar su enseñanza y ser sanada. Aquí vemos el poder y la compasión de Jesús en acción, sanando a los enfermos y liberando a los atormentados por espíritus malignos. Las personas no solo escuchan sus palabras, sino que buscan tocarlo porque de él emana una fuerza que transforma. Esto revela el deseo de Dios de restaurarnos y sanarnos en todas las dimensiones de nuestra vida: física, emocional y espiritual. También muestra que su amor se expresa no solo en palabras, sino en actos concretos de sanación y liberación.

 La misión hacia todos

La multitud que viene de diferentes lugares —desde Judea, Jerusalén, Tiro y Sidón— simboliza la universalidad del mensaje de Jesús. Su misión no está limitada a un grupo o nación específicos, sino que se extiende a todos aquellos que buscan esperanza, consuelo y sanación. Este aspecto nos anima a abrir nuestros corazones al amor universal de Dios, que abraza a todos, sin importar su origen, pasado o situación.

viernes, 25 de octubre de 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo


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Dice el Evangelio que Jesús estaba lleno del Espíritu Santo, porque el Padre Dios "le da el Espíritu sin medida" (Juan 3,34). Sin medida, y eso significa que Jesús está repleto del fuego, la luz y el poder del Espíritu Santo. Todo su ser desborda de vida, de amor y de belleza, porque él posee el Espíritu sin medida.

Imaginemos a Jesús feliz por esa presencia plena y desbordante del Espíritu en su corazón, imaginemos cuánta libertad, cuánta alegría, cuánta fuerza había en él cuando predicaba, cuando hacía milagros, cuando iba por todas partes derramando amor.

Y pidámosle que abra su corazón, para que de esa plenitud también nosotros podamos recibir cada día más el Espíritu Santo. Porque lo necesitamos para vivir mejor.


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

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Evangelio diario / Semana 29ª del tiempo Ordinario

 




 Evangelio según san Lucas 12, 54-59

En aquel tiempo, decía Jesús a la gente: “Cuando ven subir una nube por el poniente, ustedes dicen enseguida: “Va a caer un aguacero”, y así sucede. Cuando sopla el sur dicen: “Va a hacer bochorno”, y sucede. Hipócritas: saben interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, pues ¿cómo no saben interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no saben juzgar ustedes mismos lo que es justo? Por ello, mientras vas con tu adversario al magistrado, haz lo posible en el camino por llegar a un acuerdo con él, no sea que te lleve a la fuerza ante el juez y el juez te entregue al guardia y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues la última monedilla”.

Palabra del Señor.



¿Cómo es que no saben interpretar el tiempo presente?


Interpretar los signos de los tiempos

Jesús reprocha a sus oyentes que son capaces de interpretar los signos del clima, pero no logran ver y entender las señales espirituales de su tiempo, especialmente su propia presencia y las obras que hace en medio de ellos. Esto nos invita a preguntarnos si estamos atentos a las señales de Dios en nuestras propias vidas. En una era de información y conocimiento, a menudo somos rápidos para entender lo material, lo científico o lo inmediato, pero a veces somos lentos para discernir la voluntad de Dios o reconocer Su llamado en los acontecimientos que nos rodean.

 El llamado a la justicia y a la reconciliación

Jesús también menciona la necesidad de juzgar lo que es justo y actuar con rectitud. Al hablar de reconciliarnos con el adversario antes de llegar al juez, usa una imagen que implica resolver conflictos mientras sea posible. Nos anima a buscar la paz y a resolver nuestras diferencias antes de que el tiempo de la misericordia dé paso al tiempo del juicio. Esta enseñanza subraya la urgencia de la reconciliación en el aquí y ahora, ya que todos tendremos que rendir cuentas algún día.

La urgencia de la conversión

El mensaje de Jesús es también un llamado a la conversión personal. Al comparar el juicio final con la imagen de un deudor encarcelado, advierte que la justicia divina es real y que no podemos ignorarla. Al igual que una deuda que debe pagarse hasta el último centavo, Jesús nos llama a una revisión sincera de nuestras vidas, para vivir en paz y justicia con Dios y con los demás.

Un mensaje de amor y responsabilidad

Esta enseñanza nos recuerda que la relación con Dios es más profunda que una simple observancia externa; requiere una comprensión interna y un compromiso activo. Al juzgar por nosotros mismos lo que es justo, Jesús nos da una responsabilidad individual: nadie puede hacer este trabajo por nosotros. Nos corresponde a cada uno reflexionar sobre nuestras acciones, reconciliarnos y buscar la verdad en nuestras decisiones.


jueves, 24 de octubre de 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo


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"Ven Espíritu Santo, para enseñarme a quererme como tú me quieres. Tú sabes que a veces me obsesiono por mi cuerpo, me angustio cuando descubro el paso de los años en mi piel, cuando percibo que el aspecto físico se va desgastando sin cesar, cuando reconozco que mi belleza es limitada y que algunos detalles de mi cuerpo no me agradan. 
Ven Espíritu Santo, y enséñame a amar este cuerpo que has creado. Ayúdame a tratarlo con cariño y delicadeza, porque es obra de tu poder amoroso. No permitas que me obsesione por la belleza y por la salud, para que pueda amar este cuerpo tal como es, y reconozca que tiene un lugar en el universo, porque es una creatura tuya. 
Pasa por mi cuerpo, Espíritu Santo, sánalo, restáuralo, serénalo. Cura todas las enfermedades que se han provocado por falta de amor, por exigirle demasiado, por tratarlo mal, por haberme llenado de tensiones, por todas las angustias que le han hecho daño. 
Ven Espíritu Santo, pasa delicadamente por todo mi cuerpo, y llénalo de vida.
Amén.
"


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

Evangelio diario / Semana 29ª del tiempo Ordinario

 



 Evangelio según san Lucas 12, 49-53

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo! Con un bautismo tengo que ser bautizado, ¡y qué angustia sufro hasta que se cumpla! ¿Piensan que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división. Desde ahora estarán divididos cinco en una casa: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra la suegra”.

Palabra del Señor.



“ He venido a prender fuego a la tierra 


El fuego como purificación

El "fuego" que Jesús menciona a menudo se interpreta en el contexto bíblico como un símbolo de purificación y transformación. El deseo de Jesús de que el fuego ya esté encendido puede entenderse como su anhelo por la llegada del Reino de Dios, que trae consigo una renovación radical del corazón humano. Este fuego es una fuerza que transforma, que quema lo viejo y prepara el terreno para lo nuevo. El mensaje de Jesús no puede dejar a las personas indiferentes, ya que exige una respuesta radical.

División por la verdad

Cuando Jesús dice que no ha venido a traer paz sino división, no está contradiciendo su mensaje de amor, sino reconociendo las consecuencias que tiene su proclamación de la verdad en un mundo dividido por el pecado. El mensaje del Evangelio no siempre es aceptado de manera unánime, y su proclamación a menudo crea tensiones y divisiones, incluso dentro de las familias. Seguir a Jesús implica tomar decisiones difíciles y, a veces, enfrentar la oposición de los seres más cercanos. Las divisiones que menciona no son su objetivo, sino una consecuencia inevitable de la lucha entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad.

Una prueba personal para Jesús

Jesús también menciona que está angustiado hasta que se cumpla una prueba que debe pasar, lo cual se refiere a su pasión y muerte. Este es el "bautismo" que menciona, un sufrimiento necesario para la redención del mundo. Su sacrificio es la culminación del fuego purificador que Él trae, y su angustia refleja la carga que lleva por cumplir su misión.

El llamado a una decisión

Este pasaje nos invita a reflexionar sobre la naturaleza del compromiso cristiano. Seguir a Jesús no es algo superficial o cómodo, sino que requiere tomar posiciones claras que a veces nos ponen en conflicto con aquellos a nuestro alrededor. La división que menciona es una llamada a la decisión: no podemos permanecer neutrales ante su mensaje. La luz de Cristo expone las tinieblas, y esto inevitablemente produce una respuesta en quienes lo escuchan.

miércoles, 23 de octubre de 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo


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A veces el Espíritu Santo no puede regalarme su vida y su paz, y no puede obrar en mi existencia, porque yo estoy obsesionado con algo y quiero conseguirlo por un camino equivocado.  

Es cierto que necesitamos amor, todos lo necesitamos. Y si alguien dice que no necesita amor está mintiendo, se está engañando a sí mismo, se ha cauterizado para no sufrir.

En el fondo de su corazón hay un niño necesitado que está gritando de frío y abandono.
Pero nunca lograremos el verdadero amor que necesitamos vendiéndonos a los demás, tratando de hacer todo lo que esperan de nosotros para que nos quieran, violentándonos por dentro y tratando de ser lo que no somos.

Si renunciamos a ser nosotros mismos, ellos no amarán nuestro ser real; amarán sólo esa máscara, esa apariencia que hemos fabricado.

No seamos injustos con nosotros mismos y con Dios. Seamos lo que tenemos que ser, nuestro verdadero ser, el que Dios ha creado. Es cierto que tendremos que cultivarnos, pero sin dejar de ser nosotros mismos.

Por eso, es mejor dejarnos amar por el Espíritu Santo. Cualquier amor verdadero no es más que un reflejo del Espíritu, que es amor sin límites. Y es un amor que me quiere como soy, y que sólo espera que sea yo mismo. Cuando él me toca por dentro para embellecerme, lo hace respetando esa identidad que él ama. Pidámosle entonces que destruya nuestra máscara y haga brillar nuestra realidad más bella.


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

Los cinco minutos del Espíritu Santo

  Muchos, movidos por el Espíritu Santo, han dado la vida por grandes ideales. Algunos han dado la vida por Cristo. Pero si es posible entre...