Homilía para el > Te Deum del 9 de julio de 2016. Bicentenario de la > Independencia >


>  Señores Intendentes,
> SacerdotesAutoridades Municipales,
> policialesEducativas, diáconos, seminaristas,
> religiosasHermanos todos,  Hoy con alegría y gozo nos reunimos
> para celebrar en este Te Deum el Bicentenario de la
> Independencia de nuestra Patria. El Santo Padre
> Francisco,  nos dice a los Obispos, a las Autoridades
> Nacionales y a todo el Pueblo Argentino: “que esta
> Celebración nos haga más fuertes en el camino emprendido
> por nuestros mayores hace ya doscientos años. Con tales
> augurios expreso a todos los argentinos mi cercanía y la
> seguridad de mi oración, quiero estar cerca de los que más
> sufren, los enfermos, los que viven en la indigencia, los
> presos, los que se sienten solos, los que no tienen trabajo
> y pasan todo tipo de necesidad, los que son o fueron
> víctimas de la trata, del comercio humano y explotación de
> personas, los menores víctimas de abuso y tantos jóvenes
> que sufren el flagelo de la droga”…. Son los
> hijos más llagados de la Patria.Se nos pide seguir caminando, mirar
> hacia adelante y estar cerca del que lo
> necesita.Es un buen deseo del Santo Padre y un
> buen augurio, para el período que nos disponemos
> transitar.Estamos celebrando los doscientos
> años de la declaración de la Independencia de nuestra
> Patria en Tucumán, ya en 1815 había sido declarada en otra
> zona de nuestra, hoy, Argentina. Y lo hacemos con una
> celebración religiosa: el Te  Deum, estas
> celebraciones y muchas predicaciones tuvieron un papel
> fundamental en la doctrina de la Independencia, como nos
> recuerda Néstor Auza[1],
> los predicadores contribuyeron enormemente a la
> configuración de nuestra Patria, desde que se inicia el
> movimiento revolucionario a lo largo de diez años; aunque
> la declaración formal y el acto de rompimiento definitivo
> con España es en 1816 cuando se declara la Independencia,
> ella tiene su punto de partida en Mayo de 1810. Pero si bien
> ocurre que la lucha contra los ejércitos españoles que
> vienen a impedir el proceso emancipador y obtener la
> reconquista territorial se produce a partir de 1810, es a
> partir de 1824, luego de la batalla de Ayacucho, cuando se
> pone fin a la guerra americana. El pensamiento de los
> teólogos, si bien dominantemente se ha ocupado de
> justificar la Revolución de Mayo, no ha omitido referirse a
> otras cuestiones derivadas de la emancipación política,
> asumiendo un cierto papel profético y de educación de sus
> fieles. Entre los temas que han tratado, y hoy son actuales,
> pueden mencionarse el de consolidar la libertad;
> propiciar la declaración de la Independencia, pero
> sin apresurarla; el uso de la prudencia política,
> virtud moral que debe presidir la vida pública; la
> elección de ciudadanos probos para los cargos
> públicos; la exigencia de la virtud y el talento
> para quienes asumen tareas de conducción; la confianza
> en la representación política y de un modo especial y muy
> acentuado; han puesto sus advertencias para ilustrar
> sobre los peligros que acecha a la sociedad que nace, por la
> presencia del desorden, la anarquía, la división, los
> odios, las luchas encarnizadas en la política. Y todo
> ello lo señalan como peligro inminente surgido de la
> libertad recién conquistada y como derivación de la
> cultura heredada que no supo preparar a los hombres para el
> ejercicio de la vida cívica en todos los campos. El
> logro del bien común, la sagaz obtención de la felicidad
> pública, del sostenimiento de la religión católica sin
> imponerla por ningún medio, la convivencia pluralista y el
> respeto a la condición humana son, aunque no siempre
> extensamente desarrollados, aspectos de una función
> doctrinaria moralizante y educadora que el clero supo y pudo
> desarrollar por el hecho de haber percibido, más que otros
> sectores, con una clarividencia y un realismo profético los
> acontecimientos. Un último aspecto merece destacarse
> que también es compartido por todos los teólogos
> predicadores y que ha jugado un papel decisivo en el proceso
> revolucionario, cual es el lugar que la religión católica
> ocupa en esos años. Todos los teólogos coinciden en que la
> Revolución merece ser justificada en virtud de la
> racionabilidad de sus fundamentos teológicos, políticos y
> jurídicos, pero advierten que uno de ellos y el más
> esencial, es que la Revolución de Mayo se ha hecho sin
> atentar contra los derechos de Dios y la Iglesia, y que
> ésta, lejos de ser sojuzgada, goza de plena libertad y se
> asocia libremente al proceso en marcha. El doctor Victorio
> de Achega, analizando la relación entre la Revolución y
> los dogmas cristianos, luego de demostrar que nada impide
> apoyar a la primera, concluye: “Nada hay pues, en
> la sustancia de nuestro sistema, que pueda ser contrario a
> los principios de la religión y sana moral”. Más
> aún, hay una línea de coincidencia con otros teólogos al
> señalar que el cristiano consciente de sus deberes es el
> mejor constructor de la libertad y de una sociedad
> pacífica. El teólogo Miguel del Corro resume su
> exposición diciendo: “Las virtudes cristianas son
> el mejor ornamento de un ciudadano y sin ellas nadie puede
> agradar a Dios y menos ser útil a la patria y a sus
> semejantes”.Dar gracias a Dios, hoy tiene un matiz
> peculiar que se nos invita a cada uno de nosotros y a todos
> a reconocer que somos responsables, cada uno en su vida
> personal, familiar y social de seguir entretejiendo los
> verdaderos lazos de respeto, justicia, honestidad,
> solidaridad y laboriosidad.La primera palabra que debemos decir:
> es gracias a Dios, a los padres y a la Patria.Es necesario profundizar y ahondar la
> importancia de la familia. Esta ha ido perdiendo su
> identidad y su misión. Hoy más que nunca se les pide a los
> padres, que son el todo, más que la parte (los hijos) una
> presencia significativa. Todos debemos formarnos en el
> ámbito del hogar con amor, valentía, creatividad y
> audacia. Sin miedos, con presencia y no con
> ausencia.Decía el beato Pablo VI,  cuando
> se refería a la enseñanza en todos sus ámbitos: padres,
> alumnos, docentes: El hombre contemporáneo escucha más a
> gusto a los testigos que a los maestros… o si escucha
> a los maestros es porque son testigos” (Sobre la
> Evangelización) Tenemos que respaldar con obras las
> palabras.  Hoy el contexto es diferente, por
> cierto. El pluralismo, la diversidad, la cultura, y
> podríamos enumerar tantas otras cosas. Pero los valores
> estuvieron presentes y fueron la nota distintiva de toda
> pertenencia y de todo compromiso. El federalismo, la
> integración de todas las regiones, la ruptura de la
> dependencia extranjera proclamando así la
> Independencia.El marco en el que nosotros estamos
> nos debe ayudar a recordar y hacer memoria de nuestro
> pasado, traerlo al presente y proyectarnos hacia el futuro.
> Las incertidumbres, los conflictos, las dificultades están
> presentes, pero no nos eximen de colaborar. El compromiso es
> con el Bien Común, más allá de las diferencias y de las
> particularidades, debemos pensar en Nación.El Bien Común de la patria amada, de
> todos y de cada uno de los argentinos, nos exige conocer las
> necesidades concretas y postergadas de las distintas
> regiones de nuestro país[2].Es necesario construir una vida
> democrática de inclusión e integración que requiere el
> compromiso de todos. “La integración hace a la
> persona protagonista desde su propia dignidad e implica el
> derecho al trabajo, la propiedad de la tierra y un techo
> habitable.” (cfr. nº. 30)Buscando la verdad objetiva, venga de
> donde venga. La justicia, para todos.Para continuar la gesta de la
> Independencia debemos revalorizar la cultura del trabajo,
> posibilitar un real acceso a la salud y una esmerada tarea
> de educación. La educación y la formación son necesarias
> para proyectar un promisorio futuro.Hay males. Estos deben ser
> reconocidos. Hay a veces desencuentro entre los argentinos.
> Es necesario fortalecer el diálogo, el respeto, la escucha
> y la consideración del otro. Aprender a tratarse como
> hermanos, aún cuando ocasionalmente se pueda ser adversario
> en las ideas, pero nunca enemigo. El mal se supera a fuerza
> del bien.  Es necesario combatir la corrupción, sobre
> todo si se llegase a institucionalizar. Hay distintos
> estamentos, pero los actores públicos, tenemos mayor
> responsabilidad. La búsqueda del bien común
> implica:Defender los derechos de los hombres,
> de los que ni la Comunidad Política, ni la autoridad del
> Estado, son fuente, sino custodios[3].
> Que la autoridad solo se realizará
> plenamente cuando todos los ciudadanos estén seguros de sus
> derechos y conscientes de sus deberes, en caso contrario se
> llegará a la destrucción de la sociedad (ídem cita nº
> 94).El tratamiento de hermano, se
> fortalece cuando uno también se considera hijo. Esta
> relación ayudará a la real convivencia entre los hombres.
> Será necesario, aunque nos cueste admitirlo que debemos
> perdonarnos mutuamente para llegar a una verdadera
> reconciliación. En este año de la Misericordia, la
> cercanía de Dios rico en su amor, nos ayuda a pedir perdón
> y también a  concederlo. Nosotros y nuestra amada
> Patria lo merecen.Queridos hermanos que  el
> Buen Dios bendiga a todos,  los que contribuyeron al
> bienestar de nuestra Nación, a aquellos que dieron su vida
> por nuestra Patria y que nos ilumine a nosotros para ejercer
> responsablemente el espíritu evangélico y los valores
> ciudadanos.Que María, Nuestra Señora de Luján,
> Patrona de la República Argentina nos ayude a vivir en
> dignidad como hermanos, que caminemos libres y juntos por
> Avellaneda y por Lanús y a lo largo y ancho de nuestra
> Patria, contribuyendo conscientemente, con nuestro granito
> de arena, a esta Independencia que supimos conseguir y que
> queremos vivir con madurez y responsabilidad.Feliz día Aniversario de nuestra
> Independencia.       +Mons. Rubén O.Frassia Obispo de Avellaneda-Lanús

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