Al orar tenemos que escuchar



Un aprendiz de oración caminaba por el desierto

completamente confundido.

 

Había frecuentado el contacto con diversos maestros

y ya había pertenecido a un buen número de escuelas.

Cada una defendía cosas distintas y el aprendiz

ya no sabía qué era lo más importante en la oración.

Decidió que lo único que le quedaba por hacer

en su confusión era dirigirse a Dios.- ¡Señor, ilumíname! -dijo suplicante- Unos me dijeron

"No pienses en nada y repite letanías sin interrupción...

verás que sentirás la liberación interior"... 

-¿Y lo hiciste? -le dijo Dios. 

- Sí, Señor, lo hice durante meses hasta que se me secó

la boca y tuve que abandonar esa escuela. 

- ¿No encontraste ninguna otra? -preguntó Dios, interesándose. 

- ¡Oh, sí, Señor, muchas más! Fui a otra donde me dijeron:

"Tranquilízate, haz vacío en tu interior y encontrarás a Dios",

pero en el vacío sólo estaba yo mismo y como te buscaba

a ti y no a mí, comencé a dudar también de esa escuela...- Bueno, quizás haya otras...- Sí, sí Señor, no creas que ésta fue la última. Visité muchas más;

aprendí una gama enorme de posiciones para orar,

y me hice experto en posiciones pero no en oración...

y así recorrí otras tantas pero aún no sé qué hacer para orar.

He llegado a convencerme de que no puedo orar y vengo a decirte

que ya no me lo pidas más en mi interior. 

- ¿No te di yo boca y oídos? -susurró Dios suavemente 

- Sí, Señor... -dijo el principiante, que no esperaba este interrogante-

pero dime de una vez, Señor mío; qué es más importante

¿escuchar o hablar?- ¿Cuántas bocas te di? 

- Una.- Y ¿oídos? 

- Dos. 

- Entonces, ya lo sabes... 

¡Interesante dato! Orar es hablar con Dios,

pero lo más importante en esa conversación

es la escucha...Si quieres unirte con Dios; escucha su Palabra,

dialoga... y vuelve a escuchar.

 

Padre Miguel Segura

 

 

Comentarios