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Evangelio diario

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  ge Evangelio según san Mateo 7, 1-5 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “No juzguen, para que no sean juzgados. Porque serán juzgados como juzguen ustedes, y la medida que usen, la usarán con ustedes. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo; y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: ‘Déjame que te saque la mota del ojo’, teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita: sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano”. Palabra del Señor. "No juzguen, para no ser juzgados" 🙏  Reflexión: Jesús nos invita a  mirar primero hacia adentro  antes de apuntar los errores de los demás. Es fácil detectar las fallas ajenas, pero muchas veces  somos ciegos a nuestras propias debilidades . Criticar o juzgar se vuelve entonces un acto de orgullo o de hipocresía. El mensaje de Jesús no es que ignoremos el mal o que no ayudemos a los demás a mejorar, sino que lo haga...

Los cinco minutos del Espíritu Santo

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  Una persona espiritual, llena del Espíritu, sabe compartir y busca la felicidad de los demás. No se aleja de los otros, sino que sabe descubrir a Jesús en ellos. Hay personas que se creen espirituales, pero en realidad están llenas de rencores y de orgullo, o no son capaces de hacer feliz a nadie. Entonces, en realidad, están lejos de Dios, porque nuestro amor al Dios invisible se manifiesta en el trato con los hermanos visibles: " El que no ama al hermano que ve, no puede amar a Dios, a quien no ve " (1 Juan 4,20). Por eso San Pablo llamaba carnales a los que vivían en la envidia y la discordia (1 Corintios 3,3). Mientras los criterios de este mundo nos invitan a pensar en nosotros mismos, a acomodarnos lo mejor posible, a desentendernos de los demás, a consumir, a comprar, a no participar, el Espíritu Santo quiere impulsarnos siempre a la unidad, a la participación, al encuentro. Su impulso divino busca que todas las cosas y todas las personas se vayan armonizando en una ...

SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO

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    Evangelio según san Lucas 9, 11b-17 En aquel tiempo, Jesús hablaba a la gente del Reino y sanaba a los que tenían necesidad de curación. El día comenzaba a declinar. Entonces, acercándose los Doce, le dijeron: “Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado”. Él les contestó: “Denles ustedes de comer”. Ellos replicaron: “No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para toda esta gente”. Porque eran unos cinco mil hombres. Entonces dijo a sus discípulos: “Hagan que se sienten en grupos de unos cincuenta”. Lo hicieron así y acomodaron a todos. Entonces, tomando él los cinco panes y los dos peces y alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y recogieron lo que les había sobrado: doce cestos de trozos. Palabra del Señor....

Los cinco minutos del Espíritu Santo

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  21 de junio La Palabra de Dios nos invita a hacer una alianza de amor con el Señor, y el Espíritu Santo nos inspira permanentemente para que recordemos esa alianza, o para que la renovemos. Esa alianza es también una participación nuestra en la Pascua de Cristo, tanto en su muerte (Gálatas 2,19-20; 6,17) como en su resurrección (Efesios 2,5-6; 1 Corintios 15,14).  El Espíritu Santo nos une a Cristo gloriosamente resucitado y al mismo tiempo nos asocia al misterio de su Cruz vivificadora. Siendo así poseídos, por la acción del Espíritu, se reproduce en nuestra historia concreta el mismo misterio de la Pascua de Jesús. Toda nuestra vida repite de alguna manera la muerte y la resurrección del Señor.  Las relaciones humanas, el trabajo, la enfermedad, y todas las dimensiones de la vida humana, reflejan el misterio de la muerte y la resurrección del Señor. Por la gracia del Espíritu, esas dimensiones participan de la vida y de la fecundidad de Jesucristo. Por eso, nunca habr...

Evangelio según san Mateo 6, 24-34 / Sábado 21 de Junio

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  En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Nadie puede servir a dos señores. Porque despreciará a uno y amará al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No pueden servir a Dios y al dinero. Por eso les digo: no estén agobiados por la vida de ustedes pensando qué van a comer, ni por el cuerpo de ustedes pensando con qué se van a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Miren los pájaros del cielo: no siembran ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, su Padre celestial los alimenta. ¿No valen ustedes más que ellos? ¿Quién de ustedes, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué se agobian por el vestido? Fíjense cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y les digo que ni Salomón, en todo su esplendor, estaba vestido como uno de ellos. Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se arroja al horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de p...

Evangelio diario / Viernes 20 de Junio

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    Evangelio según san Mateo 6, 19-23 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “No atesoren para ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen y donde los ladrones abren boquetes y los roban. Háganse tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que los roen, ni ladrones que abren boquetes y roban. Porque donde está tu tesoro, allí estará tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; pero si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Si, pues, la luz que hay en ti está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!”. Palabra del Señor. ¿Dónde está mi tesoro? ¿Qué ocupa el centro de mi corazón? Jesús no condena tener bienes materiales, pero sí nos advierte sobre el peligro de vivir  apegados  a ellos. Cuando el corazón se obsesiona con acumular, poseer o asegurar el futuro solo con medios humanos,  se oscurece la mirada  y perdemos de vista lo esencial:  Dios, el próji...

Los cinco minutos del Espíritu Santo

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18 de junio Cuando leemos la Biblia descubrimos algo muy bello: que Jesús y las personas santas se dejaban arrastrar por el Espíritu Santo. Por ejemplo, Lucas nos cuenta que después de su bautismo “ Jesús, lleno del Espíritu Santo, se alejó del Jordán y se dejó llevar por el Espíritu al desierto ” (Lc 4, 1). También se nos cuenta que, después que Felipe convirtió al eunuco y lo bautizó, “ el Espíritu del Señor arrebató a Felipe y el eunuco ya no lo vio más ” (Hch 8, 39). De golpe, Felipe se encontró anunciando el Evangelio en otros pueblos. El que se deja llevar de esa manera ya no está obsesionado por lo que hará mañana, porque sabe que el Espíritu lo llevará donde sea necesario, y eso seguramente será lo mejor. ¡Qué bueno cuando un ser humano es capaz de dejarse impulsar con esa libertad y con esa confianza! Ojalá que seas capaz de aceptar esa experiencia, para que conozcas la libertad del Espíritu Santo. 📚  Autor:  Mons. Víctor Manuel Fernández.  ® Editorial Claretian...