Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 13, 44-46
Jesús dijo a la multitud:
El Reino de los Cielos se parece a un tesoro
escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo
vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo
lo que posee y compra el campo.
El Reino de los Cielos se parece también a un
negociante que se dedicaba a buscar perlas finas;
y al encontrar una de gran valor, fue a vender
todo lo que tenía y la compró.
Palabra del Señor.
¿Qué me quieres decir, Señor?
¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Sólo quien posee la Sabiduría que
procede de Dios podrá valorar adecuadamente el
Evangelio y la Vida que Dios le ofrece.
Nadie vendrá a Cristo si no lo llama el Padre;
nadie entenderá a Cristo si no es conducido por el
Espíritu Santo. No basta descubrir, comprender a
Cristo como el Camino, la Verdad y la Vida. A
aquel Escriba que le dice a Jesús: Muy bien,
Maestro. Tienes razón al afirmar que Dios es único
y que no hay otro fuera de Él; y que amarlo con
todo el corazón, con todo el entendimiento y con
todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno
mismo vale más que todos los holocaustos y
sacrificios, Jesús le indica: No estás lejos del
Reino de Dios.
Mientras no seamos capaces de renunciar a todo y
centrar, realmente, nuestra vida en sólo Dios,
estaremos, permaneceremos, cerca del Reino de
Dios, pero no entraremos en Él.
El Señor nos pide que seamos capaces de dejarlo
todo y pertenecerle únicamente a Él; porque, de
qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si
al final pierde su vida.
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