1. Nos mantenemos despiertos.
Tu figura, es despertador que nos hace conservar los ojos
abiertos ante Jesús que llega.
2. Nos ponemos en marcha en el camino que separa
nuestra vida de la gruta de Belén.
Pues, mirando hacia el suelo, a todas luces son tus huellas
las que se ven.
3. Decimos “SI” aunque, a veces, nos cueste y nos duela.
Pues, Nazaret, se da y se construye en todos los hombres
y mujeres que digan, como Tú, que “SI”.
4. Soñamos aun estando despiertos pues, el adviento,
es estar vigilantes y con una sonrisa en los labios:
¡El Señor vendrá!
5. Caminamos y avanzamos sostenidos por la fe.
Porque, en Ti María, vamos con los cántaros de nuestro
corazón para que Tú los llenes de la esperanza de Dios.
6. Miramos hacia el Misterio
y, al encontrarnos contigo, nos asombramos de lo que gime
y crece en tus entrañas de Madre: Dios humanado.
7. Oramos y cantamos, pensamos y guardamos silencio.
Porque, tu ser de Madre, nos indica que en la oración y la alegría,
el pensamiento y la sobriedad…podemos dar mucho mejor con Dios.
8. Creemos que es posible ser mejor o, por lo menos,
diferentes a este mundo tan escaso de ilusiones y de esperanzas.
Profesamos, en la gruta de nuestras casas, que se puede disfrutar
en esta tierra sin dejar de lado al Señor.
9. Nos comprometemos, ante Jesús que viene, a limpiar
por dentro –y también por fuera– aquello que nos pueda
impedir la total comunión con Él.
¿Nos ayudarás María a transformar nuestra carne y hueso
en madera de un humilde pesebre?
10. Contigo, María, cantamos las grandezas del Señor.
¡Algo pequeño se hizo grande en Ti cuando, Dios, se detuvo
frente a tu persona! Hoy, como ayer y siempre, te decimos
¡BIENAVENTURADA E INMACULADA MARÍA!
P. Javier Leoz
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