Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 8, 16-18
Jesús dijo a sus discípulos:
No se enciende una lámpara para cubrirla con un
recipiente o para ponerla debajo de la cama, sino
que se la coloca sobre un candelero, para que los
que entren vean la luz. Porque no hay nada oculto
que no se descubra algún día, ni nada secreto que
no deba ser conocido y divulgado.
Presten atención y oigan bien, porque al que
tiene, se le dará, pero al que no tiene, se le
quitará hasta lo que cree tener.
Palabra del Señor.
¿Qué me quieres decir,
Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
El Evangelio no es una planta de interior. El Evangelio,
para que crezca, necesita salir a la calle, recibir el calor y la lluvia. El Evangelio
no merma al compartirse, al contrario. ¡No podemos arrinconarlo en nuestras
casas y en nuestras iglesias! Hemos de ser mensajeros del Evangelio.
“Danos
la fuerza de tu Espíritu
para anunciar la
buena noticia de tu amor,
para hacer presente tu
amor con nuestro compromiso,
para que el Evangelio
pueda llegar a todos
y llene de vida a
cuantos lo reciban”
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