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"Que todos seamos instrumentos de Paz,de Amor y de compasión"

AUGURIOS PARA LAS FAMILIAS ,EN EL NUEVO ANO 2017 "REVISTANSE DEL AMOR .QUE ES EL VINCULO DE LA PERFECCION . SEA CUAL FUERE NUESTRO LUGAR EN LA FAMILIA ,VIVAMOSLO EN EL  AMOR ,UNION Y PAZ."

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 1, 1-18

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Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Al principio estaba junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron. Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino el testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre. Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios. Ellos no nacieron de la sangre, ni

En familia

En familia  vino Dios al mundo y, con una Madre de familia al pie de la cruz, el Señor marchó humildemente de él. En familia , lloró Dios en la primera noche de la Navidad, y en familia, Dios gozó por servir a la humanidad. En familia , Jesús, recibió humildes y regios honores. En familia , subió y bajó a Jerusalén a cumplir con la Ley. En familia , Jesús, aprendió el valor del trabajo y, en familia, respetó y rezó en el día de descanso. En familia , el Niño Dios, nació en la más fría noche, en familia, ese mismo Niño, recibió el aliento que, ante la ausencia del calor humano, un buey una mula le ofrecieron. ¡ En familia ! ¡Sí! ¡En familia! En familia , Jesús, creció y, en familia, Jesús, el amor de Dios aprendió. En familia , Jesús, emigró lejos de su país y, en familia, volvió a la tierra que le vio nacer. En familia , Jesús, se instruyó en el lenguaje del cielo y, en familia, Jesús, entendió los signos de la tierra. En familia , Jesús, cu

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 2, 13-15. 19-23

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Después de la partida de los magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo». José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: «Desde Egipto llamé a mi hijo». Cuando murió Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José, que estaba en Egipto, y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño». José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel. Pero al saber que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y, advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea, donde se estableció en una ciudad llamada Nazaret.

Vvir 97

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¿Palabra? ¡Más que palabras, mi Señor!

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Navidad ya no es palabra, más bien silencio. Navidad ya no son palabras, es obra de Dios. Navidad ya no es invisible, es Amor visible ¿Palabra? ¡Más que palabras, mi Dios! Te escuchábamos entre las nubes, y ahora te dejas amar y besar en la tierra. Te contemplábamos en el pensamiento, y, humildemente, te dejas querer en una cuna. Te creíamos perdido en el cielo, y, Dios mío, te encontramos débil envuelto en el frío en este tosco suelo. ¿Palabra? ¡Más que palabras, mi Dios! En Belén, ha cesado la Palabra, y Tú, bien lo sabes Señor. En Belén, habla el amor y la ternura. En Belén, salta la humildad y la obediencia. En Belén, se alcanza al Dios que nunca pudimos ver. ¿Palabra? ¡Más que palabras, mi Dios! La estrella va en busca del que está perdido y lo lleva encima del Misterio. Los Reyes abandonan riquezas, por aquellas otras que son eternas y santas. El buey y la mula, hacen lo que saben, dan aliento ante la ausencia del calor hu

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 20, 1-8

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El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada. Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto». Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes. Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro; vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto la cabeza de Jesús; éste no estaba caído con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó. Palabra del Señor. ¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?  A. Celebramos la fiesta d

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 1, 57-66

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Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella. A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: «No, debe llamarse Juan». Ellos le decían: «No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre». Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran. Éste pidió una pizarra y escribió: «Su nombre es Juan». Todos quedaron admirados. Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios. Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea. Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: «¿Qué llegará a ser este niño?» Porque la mano del Señor estaba con él. Palabra del Señor. ¿Qué me quieres decir,

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 1, 46-55

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María dijo: Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquéllos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de sus tronos, y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre. Palabra del Señor. ¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?  María canta agradecida. Puedes rezar con sus mismas palabras, recogidas en el Evang

María

Tú creíste y te jugaste la vida. Y no te fue fácil. También pasaste tiempos de incertidumbre, de no entender las cosas que pasaban, de sufrimiento y soledad. Y saliste adelante, con buen ánimo y entrega. Nos enseñaste con tu ejemplo que para dar vida hay que entregar la vida, todos los días, en las buenas, y en las malas, y en las más o menos. María, Siendo un muchacha, estando comprometida, corriste el riesgo de decir sí al plan de Dios. Confiaste en Él y el sueño de Dios se hizo realidad. Madre, en nuestros días Dios sigue soñando. Su Reino de hermanos está muy lejos de ser realidad. Y nos pide, como a Ti en Nazareth, que demos lo mejor de nosotros para ayudarlo a realizar su Proyecto.   María, ¡Cómo cuesta decirle sí al Señor! Cómo cuesta decir sí más allá de las palabras, decir sí con los hechos, con actitudes, con gestos... ¡con la vida! Enséñanos a esperar en el Señor, a confiar en su palabra, a dejarnos guiar por su Espíritu, a llenarnos de su buen humor y