¿Palabra? ¡Más que palabras, mi Señor!
Navidad ya no es palabra, más bien silencio.
Navidad ya no son palabras, es obra de Dios.
Navidad ya no es invisible, es Amor visible
¿Palabra? ¡Más que palabras, mi Dios!
Te escuchábamos entre las nubes,
y ahora te dejas amar y besar en la tierra.
Te contemplábamos en el pensamiento,
y, humildemente, te dejas querer en una cuna.
Te creíamos perdido en el cielo,
y, Dios mío, te encontramos débil
envuelto en el frío en este tosco suelo.
¿Palabra? ¡Más que palabras, mi Dios!
En Belén, ha cesado la Palabra,
y Tú, bien lo sabes Señor.
En Belén, habla el amor y la ternura.
En Belén, salta la humildad y la obediencia.
En Belén, se alcanza al Dios que nunca pudimos ver.
¿Palabra? ¡Más que palabras, mi Dios!
La estrella va en busca del que está perdido
y lo lleva encima del Misterio.
Los Reyes abandonan riquezas,
por aquellas otras que son eternas y santas.
El buey y la mula, hacen lo que saben,
dan aliento ante la ausencia del calor humano.
Los pastores, sencillos y grandes en su pobreza,
ofrecen lo que es tesoro y vida de sus vidas:
la miel del panal de su sencillez,
la leche del ganado de sus trabajos,
o el pan de las mieses, que arrancaron con sus manos.
¿Palabra? ¡Más que palabras, mi Dios!
Palabra que produce emoción y canto.
Palabra que todo lo llena y todo lo invade.
Palabra que hace surgir melodías y arte.
Palabra que se escucha, cuando en el corazón se acoge.
Palabra que tiene un nombre:
¡NAVIDAD! ¡SABOR A DIOS!
P. Javier Leoz
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