Que no nos falte, Señor
El gran fruto de esas 50 ramas
que tiene y adorna el árbol de la Pascua:
El Espíritu Santo.
El viento de Aquél que, estando reunidos con María,
es huracán que aviva nuestra vida y nuestra fe,
nuestra existencia y nuestros días hacia la santidad.
Que no nos falte, Señor:
El soplo que refresca y hace más sostenibles
nuestro caminar o nuestros fracasos,
la luz que, en la oscuridad, nos hace descubrirte,
la verdad que, en la mentira,
nos hace luchar por lo auténtico y verdadero.
Que no nos falte, Señor:
El apoyo de tu Espíritu que es lucha y perseverancia.
El calor que, con su venida,,
aporta amabilidad y valentía,
cobijo y ternura, alegría y compañía.
El amor de tu Espíritu que es esencia de tu vida,
recuerdo permanente de tu presencia,
convocatoria a ser tus testigos,
llamada a ser siervos en medio del egoísmo.
Que no nos falte, Señor:
Tu Espíritu que nos hace sentirte a nuestro lado.
Tu Espíritu que nos invita a vivir a Cristo.
Tu Espíritu que nos abre los oídos a tu Palabra.
Tu Espíritu que nos eleva y sostiene.
Tu Espíritu que derrama, sobre nosotros,
tantas cosas buenas llovidas del cielo.
Que no nos falte, Señor, tu Espíritu.
P. Javier Leoz
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