Evangelio de hoy / Orando con la Palabra



Evangelio según san Lucas 11, 47-54

En aquel tiempo, dijo el Señor: “¡Ay de ustedes, que edifican mausoleos a los profetas, a quienes mataron sus padres! Así son testigos de lo que hicieron sus padres, y lo aprueban; porque ellos los mataron y ustedes les edifican mausoleos.

Por eso dijo la Sabiduría de Dios: “Les enviaré profetas y apóstoles: a algunos de ellos los matarán y perseguirán”; y así a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario.

Sí, les digo: se le pedirá cuenta a esta generación. ¡Ay de ustedes, maestros de la ley, que se han apoderado de la llave de la ciencia: ustedes no han entrado y a los que intentaban entrar se lo han impedido!”.

Al salir de allí, los escribas y fariseos empezaron a acosarlo implacablemente y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, tendiéndole trampas para cazarlo con alguna palabra de su boca.

Palabra del Señor.


Se le pedirá cuenta de todo

En este pasaje, Jesús continúa hablando con firmeza a los fariseos y doctores de la Ley. Les reprocha que construyen monumentos a los profetas que sus antepasados mataron, pero en realidad comparten el mismo espíritu de rechazo a la verdad. Honran a los profetas con palabras, pero no con la vida.

Jesús les muestra que el problema no es el desconocimiento, sino la dureza del corazón. Ellos, que se consideraban sabios y guardianes de la Ley, se han cerrado a la voz de Dios y se han convertido en obstáculo para los demás: ni entran al Reino ni dejan entrar.

Esta actitud nos invita a examinarnos también a nosotros mismos. A veces podemos admirar las palabras de Jesús, pero resistirnos a vivirlas. Podemos hablar de fe, pero sin dejar que el Evangelio nos transforme.

Jesús no busca culpar, sino despertar. Nos llama a vivir una fe auténtica, abierta al cambio, capaz de reconocer los propios errores y de escuchar con humildad la voz de Dios que sigue hablándonos hoy.

💭 Para meditar:

  • ¿Honro a Dios solo con palabras o con mis decisiones y actitudes?

  • ¿Estoy dispuesto a dejar que su Palabra cuestione mis seguridades?

  • ¿Soy puente que acerca a los demás al Evangelio, o barrera que los aleja?

Pidamos al Señor un corazón sincero, capaz de acoger su verdad con humildad y de vivirla con amor.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 24, 42-51

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 12, 28b-34