martes, 21 de enero de 2014

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 2, 23-28




Un sábado en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar. Entonces los fariseos le dijeron: «¡Mira! ¿Por qué hacen en sábado lo que no está permitido ?»

Él les respondió: «¿Ustedes no han leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus compañeros se vieron obligados por el hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en el tiempo del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió y dio a sus compañeros los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes?»
Y agregó: «El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. De manera que el Hijo del hombre es dueño también del sábado».

Palabra del Señor.


¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?


Los judíos vigilan y están alertas para criticar, para acusar... A veces también nosotros somos así en la familia, con los amigos, en la Iglesia... Lo pienso y pido perdón.


Jesús disculpa a sus discípulos, "da la cara" por ellos. Cuanto cuesta dar la cara, sobre todo cuando te la pueden partir. Jesús no condena, disculpa, comprende... Perdona hasta lo que le están matando "Perdónales, Señor, que no saben lo que hacen". Hay personas que dan la cara por mí. Jesús mismo también da la cara por mí. Doy gracias y pido fuerza para ser más parecido a Él.


La ley para las personas o las personas para la ley. La elección de Jesús es clara: la ley al servicio de las personas. ¿Cómo suelo aplicar las leyes a los que me caen bien? ¿y a los que me resultan antipáticos? ¿y a mí mismo?
¿Qué te dice Dios? ¿qué le dices?

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