"Señor, hazme instrumento de tu paz"


La oración "simple" que san Francisco nunca escribió
Fr. Tomás Gálvez

Al lado del verdadero San Francisco está siempre la imagen que cada época se hace de él, con su parte de parcialidad, mitificación, leyendas y falsas atribuciones. Eso es válido también para hoy, no obstante los grandes avances conseguidos hacia un mejor conocimiento del personaje y de su tiempo. Un claro ejemplo de ello es la llamada "Oración Simple", digna del Pobrecillo, que todos le atribuyen a él, pero que es de un au-tor anónimo que vivió hace apenas un siglo.
En la búsqueda de los orígenes de esta hermosa oración no se podido ir más allá del mes de diciembre de 1912, cuando fue publicada en "La Clo-chette",una "petite revue catholique pieuse" fundada por el sacerdote y periodista normando abbé Esiher Suquerel (+ 1923). Entre las hipótesis que se barajan hay quien supone que fuese él mismo el autor.
En 1913 la descubre el canónigo Louis Boissey (+ 1932), apasionado por el problema de la paz, y en enero aparece publicada en los "Annales de Notre Dame de Paix" (Tinchebray, Francia), citando como origen La Clo-chette.
El mismo año, Estanislao de la Rochethoulon Grente (+ 1941), fundador de "Le Souvenir Normand", la publica en su revista.
El 20 de enero de 1916 aparece en "L'Osservatore Romano", donde se di-ce que "Le Souvenir Normand" había enviado al Santo Padre "el texto de algunas oraciones por la paz. Entre ellas nos complace reproducir una, dirigida especialmente al Sagrado Corazón. He aquí el texto, con su con-movedora sencillez".
El 3 de febrero del mismo año, La Croix de París daba a conocer que el 25 de enero el cardenal Gasparri había escrito al marqués de La Rochethu-lon et Gante, agradeciéndole el envío hecho a su Santidad. Tres días des-pués, el mismo periódico reproducía el texto publicado por el Osservatore Romano.
Fue por aquel entonces cuando el P. capuchino Etienne de París, direc-tor de la Orden Tercera, hizo imprimir en Reims una estampa de San Fran-cisco, con la invocación al Sagrado Corazón en su reverso. Al pie de la página subrayaba que aquella oración, tomada de "Le Souvenir Normand", era una síntesis perfecta del ideal franciscano que había que promover en el mundo de hoy.
Los primeros que relacionaron expresamente la oración con San Francis-co fueron los "Chevaliers de la Paix" o caballeros de la paz, una organi-zación protestante, en vísperas del VII centenario de la muerte del santo (1926).
A partir de 1925 empezó a difundirse en todo el mundo, a partir de Es-tados Unidos y Canadá. Les siguieron los países germánicos. En los medios católicos franceses no empezaron a atribuirla a San Francisco hasta el año 1947.
En la segunda mitad del siglo XX la "Oración Simple", como la llamaban en Asís, empezó a ha-cerse popular, sobre todo, cuando los frailes del Sacro Convento la imprimieron en diversas lenguas, bajo su nombre, en las estampas de San Francisco.
El resto de la historia ya lo conocemos: difusión en todo el mundo, infinidad de versiones en cada lengua y en todas las lenguas, debido a la diversidad de traducciones y retraducciones, y muchísimos cantos inspira-dos en ella. Se ha convertido casi en la oración oficial de los scouts y de las familias franciscanas; los anglicanos la consideran la oración ecuménica por excelencia; algunas iglesias y congregaciones protestantes la han adoptado incluso como texto litúrgico; ha sido pronunciada en una de las sesiones de las Naciones Unidas y, últimamente, está teniendo una gran acogida entre las religiones no cristianas, sobre todo desde que Asís se ha convertido en el centro mundial de ecumenismo y del diálogo interreligioso.
El secreto de un éxito tan grande se debe, sobre todo en la atribución

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