Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 10, 7-15
Jesús envió a sus doce apóstoles, diciéndoles:
Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Sanen a
los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos,
expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también
gratuitamente. No lleven encima oro ni plata, ni monedas, ni provisiones
para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el que
trabaja merece su sustento.
Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona
respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir. Al
entrar en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella. Si esa casa lo
merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz
vuelva a ustedes.
Y si no los reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa
casa o de esa ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies. Les aseguro
que, en el día del Juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas menos
rigurosamente que esa ciudad.
Palabra del Señor.
¿Qué me quieres decir, Señor?
¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
En este Evangelio Jesús nos da “el manual del misionero”.
Nos fijamos en tres aspectos:
1. No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla. ¿Cómo
vamos a anunciar que nuestro tesoro es Dios y la fe, si estamos todo el día
preocupados por el dinero, por nuestras cosas?
“Señor, haznos pobres y austeros”
“En Ti confiamos. Tú eres nuestra
riqueza”
“Perdona y cura nuestro afán de
poseer”
2. Quedaos
en la casa donde vayáis. El Evangelio no se anuncia en un día, ni en dos, ni en
un año. Hay que tener paciencia. Todos necesitamos tiempo para comprender y
acoger la Buena Noticia.
“Haznos, Señor, pacientes y
confiados”
“Perdona y cura nuestra impaciencia”
“Gracias Señor por las personas que
saben esperar”
3.
Si alguno no os recibe, cuando salgáis de su casa sacudid el polvo de los pies.
Es necesaria la paciencia ¡imprescindible! con todos aquellos que quieren
avanzar. Pero no podemos perder el tiempo con los que se cierran al mensaje del
Evangelio una y otra vez.
“Señor, haznos lúcidos para saber en
cada momento
lo que tenemos que hacer”
“Enséñanos a saber retirarnos sin
rencor”
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