lunes, 24 de junio de 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo

 


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Hoy celebramos el nacimiento de Juan Bautista. En el Evangelio de San Lucas podemos ver cómo el Espíritu Santo obró en San Juan Bautista. Él lo fue preparando progresivamente para su misión. 

Su fortalecimiento se manifestará en el coraje de su predicación, que lo llevó a la muerte. Y su vida en el desierto muestra cómo toda su existencia estuvo siempre completamente orientada a Dios. Juan quiso ser siempre sólo de Dios, y el desierto era el símbolo de esa consagración. Alguien que fue consagrado ya en el seno de su madre por la acción del Espíritu (Lucas 1,15; 1,41) no podía resistir el deseo de entregarse por entero.

Del desierto sale Juan el Bautista; allí había vivido su total entrega a Dios, y allí el Espíritu Santo lo fue preparando. El desierto en la Biblia es el lugar del encuentro con el Espíritu, porque no hay otras cosas que puedan distraer o encantar al hombre, y entonces allí puede escucharse la voz del Señor que habla al corazón. De hecho, el profeta Oseas presenta al desierto como el lugar de la seducción divina, donde Dios lleva a su pueblo para encontrarse con él a solas y así cautivarle el corazón (Oseas 2,16).

En el desierto Juan había estado atento al Espíritu Santo, se había alimentado y enriquecido en el encuentro con él, había bebido palabras de sabiduría. Por eso, al salir del desierto podía comunicar lo que había recibido, el anuncio de la salvación. Juan salió del desierto y entregó la vida preparando el camino a Jesús. Esto sólo es posible por la acción del Espíritu.

Por eso, en realidad, solamente la acción de la gracia puede sanar nuestro escepticismo y nuestro desaliento enfermizo, entrando en lo profundo de nuestras motivaciones y de nuestras energías, para que podamos cumplir la misión que se nos ha confiado hasta dejar la vida en esa entrega. De ahí que sea necesario invocar cada día la acción del Espíritu para que nos fortalezca interiormente, para que nos regale una vez más la energía, el arrojo, la alegría inagotable de cumplir lo que Dios en su amor nos ha encomendado.


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

NACIMIENTO DE SAN JUAN BAUTISTA /SOLEMNIDAD

 



Evangelio según san Lucas  1,57-66.80

En tiempo de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, del turno sacerdotal de Abías, que estaba casado con una mujer descendiente de Aarón, llamada Isabel. Ambos eran justos a los ojos de Dios y llevaban una vida intachable según todos los preceptos y mandatos del Señor. Pero no tenían hijos porque Isabel era estéril y ya eran ambos de edad avanzada. Una vez que oficiaban en la presencia de Dios los sacerdotes de su turno, según el uso que tenían para el servicio del templo le tocó a Zacarías entrar al santuario del Señor a ofrecer el incienso. A esa hora, toda la multitud se encontraba orando fuera. Entonces se le apareció un ángel del Señor, a la derecha del altar del incienso.

Zacarías se sorprendió al verlo y se llenó de temor. Pero el ángel le dijo: “No temas, Zacarías, que tu oración fue escuchada. Isabel, tu mujer, te dará un hijo, al que debes ponerle el nombre de Juan. Él te ha de traer gran gozo y alegría, y muchos se alegrarán con su nacimiento, porque será grande a los ojos del Señor. No beberá vino ni bebida embriagante y se llenará del Espíritu Santo ya desde el seno materno. Hará que muchos israelitas vuelvan al Señor su Dios. E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con los hijos, y para hacer volver a los rebeldes a la sensatez de los justos preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto”.

Palabra del Señor.



"Su Nombre es Juan"

El pasaje de Lucas  narra el nacimiento de Juan el Bautista y los eventos que lo rodean. Este relato está lleno de maravillas y significados profundos que nos invitan a reflexionar sobre la fe, la obediencia y el plan divino.

El nacimiento de Juan el Bautista es un acontecimiento lleno de alegría y asombro. Isabel, quien era estéril y de edad avanzada, da a luz gracias a la intervención divina. Este milagro muestra la misericordia y el poder de Dios, que puede hacer posible lo imposible. La comunidad se une a Isabel y Zacarías en su alegría, reconociendo la obra de Dios en sus vidas.

En la ceremonia de la circuncisión, que también es el momento de darle nombre al niño, Isabel insiste en que se llame Juan, siguiendo las instrucciones del ángel Gabriel. Cuando los presentes cuestionan esta elección, Zacarías confirma el nombre escribiéndolo en una tablilla. Su obediencia a la revelación divina, a pesar de las expectativas culturales y familiares, es un acto de fe y sumisión a la voluntad de Dios. Este momento también simboliza un nuevo comienzo y la importancia de la obediencia a Dios sobre las tradiciones humanas.

Cuando Zacarías confirma el nombre de su hijo, su lengua se desata y comienza a alabar a Dios. Este milagro causa asombro y temor entre los vecinos, quienes reconocen que algo extraordinario está ocurriendo. La pregunta "¿Qué llegará a ser este niño?" resuena en toda la región, señalando la expectativa y el sentido de destino especial que rodea a Juan el Bautista. La mano del Señor estaba con él, indicando la presencia y el propósito divino en su vida desde el principio.



Conclusión

El relato del nacimiento de Juan el Bautista  es una poderosa historia de fe, obediencia y el cumplimiento del plan de Dios. Nos desafía a confiar en la misericordia y poder de Dios, a obedecer sus instrucciones, a reconocer sus milagros en nuestras vidas y a prepararnos espiritualmente para cumplir con nuestro propósito. Al reflexionar sobre este pasaje, somos llamados a vivir con una mayor confianza y dependencia en Dios, reconociendo su mano en todas las cosas y preparándonos para servirle fielmente. 

domingo, 23 de junio de 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo


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Cuando Jesús se encontró con la mujer samaritana, junto al pozo de Samaría (Juan 4), le hizo descubrir que para adorar a Dios no importan tanto los lugares, sino dejarse motivar por el Espíritu Santo. Lo importante es el encuentro con Dios que se realiza en el corazón por el impulso del Espíritu divino. Ella debía encontrarse con el Dios vivo que venía a salvarla y a saciar su sed más profunda. Por eso Jesús le dijo que hay que adorar a Dios "en Espíritu y en verdad".
 
Adorarlo "en Espíritu" no se refiere a una adoración meramente interior, sin signos externos, sino a una adoración que brota de un corazón dócil al Espíritu Santo, ese Espíritu que nos impulsa a clamar "Padre" (Romanos 8,15). 

Adorar a Dios "en verdad" significa adorar al verdadero Dios, que es el Padre amante y misericordioso que nos ha revelado Jesucristo. 
Pidamos a Jesús que derrame en nosotros el agua viva de su Espíritu Santo, para que aprendamos a adorar: 

"Señor, habla a mi corazón, siéntate junto a mi pozo y sedúceme con tu Palabra. Derrama en mí la vida del Espíritu Santo. Porque tengo sed de ti Señor, y sólo tu agua viva puede saciar el intenso anhelo que hay en mi interior. Dame a beber de ti, para que nunca más tenga sed."


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

DUODÉCIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 



Evangelio según san Marcos 4, 35-41

Aquel día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: “Vamos a la otra orilla”. Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba en la popa, dormido sobre un cabezal. Lo despertaron, diciéndole: “Maestro, ¿no te importa que perezcamos?”. Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar: “¡Silencio, enmudece!”. El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: “¿Por qué tienen miedo? ¿Aún no tienen fe?”. Se llenaron de miedo y se decían unos a otros: “¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!”.

Palabra del Señor.



¿POR QUÉ TIENEN MIEDO?

La Palabra que en este Duodécimo Domingo del Tiempo Ordinario vamos a proclamar y acoger nos confronta, una vez más, con el Misterio que se encierra en Dios y en su Hijo Jesucristo.

Los versículos del libro de Job en la primera lectura despliegan en toda su magnificencia la grandeza de Dios en la Creación, aludiendo con bellas palabras al poder del mar y a su control por parte de Yahvé. Hecho que en la escena evabgélica del relato de San Marcos nos ofrece el mismo mensaje en la actuación poderosa del Señor Jesucristo, que provoca el asombro en los atemorizados discípulos. Un doble, e interesante apunte teológico para añadir a nuestra reflexión y meditación cuando por estas latitudes nos acerquemos a la inmensidad del mar en estas semanas estivales.

Y hagamos intensamente nuestra la doble invitación de San Pablo a los Corintios para ser capaces de vivir para el que murió y resucitó por nosotros, siendo muy conscientes de que quienes somos de Cristo somos una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.

Que la celebración de esta Eucaristía dominical renueve en todos nosotros la irrenunciable novedad de ser y vivir como cristianos, sin dejarnos achicar por el oleaje adverso de la vida que nos pueda acometer.

Fr. César Valero  Bajo O.P.

Fr. César Valero Bajo O.P.
Convento del Rosario (Madrid)

sábado, 22 de junio de 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo


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Una persona espiritual, llena del Espíritu, sabe compartir y busca la felicidad de los demás. No se aleja de los otros, sino que sabe descubrir a Jesús en ellos. Hay personas que se creen espirituales, pero en realidad están llenas de rencores y de orgullo, o no son capaces de hacer feliz a nadie. Entonces, en realidad, están lejos de Dios, porque nuestro amor al Dios invisible se manifiesta en el trato con los hermanos visibles: "El que no ama al hermano que ve, no puede amar a Dios, a quien no ve" (1 Juan 4,20). Por eso San Pablo llamaba carnales a los que vivían en la envidia y la discordia (1 Corintios 3,3).

Mientras los criterios de este mundo nos invitan a pensar en nosotros mismos, a acomodarnos lo mejor posible, a desentendernos de los demás, a consumir, a comprar, a no participar, el Espíritu Santo quiere impulsarnos siempre a la unidad, a la participación, al encuentro. Su impulso divino busca que todas las cosas y todas las personas se vayan armonizando en una maravillosa unidad. Él es Amor que une personas. Por eso, en este año somos llamados a integrarnos un poco más en la Iglesia, a quererla más, a buscar nuevas maneras de sentirnos parte de ella.


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

Evangelio cotidiano / 11º Semana del Tiempo Ordinario

 




Evangelio según san Mateo 6, 24-34

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Nadie puede servir a dos señores. Porque despreciará a uno y amará al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No pueden servir a Dios y al dinero. Por eso les digo: no estén agobiados por su vida pensando qué van a comer, ni por su cuerpo pensando con qué se van a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Miren los pájaros del cielo: no siembran ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, su Padre celestial los alimenta. ¿No valen ustedes más que ellos? ¿Quién de ustedes, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué se agobian por el vestido? Fíjense cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan.

Y les digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se arroja al horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe? No anden agobiados pensando qué van a comer, o qué van a beber, o con qué se van a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe su Padre celestial que tienen necesidad de todo eso.

Busquen sobre todo el Reino de Dios y su justicia; y todo esto se les dará por añadidura. Por tanto, no se agobien por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le basta su desgracia”.

Palabra del Señor.


"Busquen el Reino de Dios y su justicia"


Este pasaje del Evangelio según San Mateo es una enseñanza de Jesús que aborda la confianza en Dios y la advertencia contra la preocupación excesiva. 

Confianza en Dios: Este pasaje nos llama a confiar en la provisión y el cuidado de Dios en nuestras vidas diarias. Debemos recordar que Dios conoce nuestras necesidades y es fiel para proveer.

Prioridades Correctas: Buscar primero el reino de Dios y su justicia debe ser nuestra prioridad principal. Esto nos alinea con los propósitos divinos y nos asegura que nuestras necesidades serán cubiertas.

Vivir en el Presente: En lugar de preocuparnos por el futuro, debemos centrarnos en el día presente, confiando en que Dios nos dará lo necesario para cada momento.

Liberación de la Ansiedad: Al confiar en Dios y priorizar su reino, podemos liberarnos de la ansiedad y las preocupaciones que a menudo nos agobian, encontrando paz y seguridad en su amor y cuidado constante.

Este pasaje es un poderoso recordatorio de la fidelidad de Dios y nos invita a vivir con una fe sencilla y una confianza profunda en su provisión diaria.

viernes, 21 de junio de 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo

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La Palabra de Dios nos invita a hacer una alianza de amor con el Señor, y el Espíritu Santo nos inspira permanentemente para que recordemos esa alianza, o para que la renovemos. Esa alianza es también una participación nuestra en la Pascua de Cristo, tanto en su muerte (Gálatas 2,19-20; 6,17) como en su resurrección (Efesios 2,5-6; 1 Corintios 15,14). 

El Espíritu Santo nos une a Cristo gloriosamente resucitado y al mismo tiempo nos asocia al misterio de su Cruz vivificadora. Siendo así poseídos, por la acción del Espíritu, se reproduce en nuestra historia concreta el mismo misterio de la Pascua de Jesús. Toda nuestra vida repite de alguna manera la muerte y la resurrección del Señor. 

Las relaciones humanas, el trabajo, la enfermedad, y todas las dimensiones de la vida humana, reflejan el misterio de la muerte y la resurrección del Señor. Por la gracia del Espíritu, esas dimensiones participan de la vida y de la fecundidad de Jesucristo. Por eso, nunca habrá momentos de pura muerte. Siempre brillará de alguna manera el misterio de la resurrección, porque siempre estará él ofreciéndonos su vida. 

La vida humana se hace incomprensible sin esta Alianza que Dios ha sellado con nuestra pequeña existencia en la Pascua de Jesús. Sin esta Alianza, renovada por la acción del Espíritu, sólo quedaría de nuestra existencia una multitud de fragmentos sin sentido.


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

Evangelio cotidiano / 11º Semana del Tiempo Ordinario

 




 Evangelio según san Mateo 6, 19-23

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “No atesoren para ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen y donde los ladrones abren boquetes y los roban. Háganse tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que los roen, ni ladrones que abren boquetes y roban. Porque donde está tu tesoro, allí estará tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; pero si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Si, pues, la luz que hay en ti está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!”.

Palabra del Señor.



El Tesoro


Todos nacemos llenos de tesoros, hasta los que viven en la más absoluta pobreza, porque la mayor parte de las riquezas que poseemos no nos vienen de fuera, sino que nacemos con ellas y está en nosotros ser capaces de aumentar su valor, a medida que vamos creciendo, la pobreza aparece cuando comenzamos a dar más importancia a lo material que está fuera, a las riquezas de los otros, a lo que se pierde o estropea con el tiempo y no somos capaces de hacer florecer lo que tenemos nosotros.

Descubrir el tesoro que llevamos dentro no es tarea fácil, nos parece que lo nuestro es siempre peor que lo que vemos fuera, que no valemos, que no tenemos todo lo que necesitamos, que otros tienen más posibilidades que nosotros o más aptitudes, habilidades… lo que sea, pero tienen más.

Dicen que la necesidad agudiza el ingenio y es cierto, cuanto menos tenemos, más utilizamos la imaginación para poder salir adelante, si tenemos muchas cosas alrededor y nos dedicamos a ver qué podemos utilizar y perdemos demasiado tiempo, nos ciegan todas esas cosas y no nos dejan mirar con el corazón, como dice “El Principito”, así que solemos perder la paciencia y la esperanza y nos agotamos buscando lo que tenemos dentro, porque lo de fuera nos impide ver más allá.

¿Has descubierto cuál es tu tesoro? ¿Eres capaz de desprenderte de todo aquello que te impide mirar a tu interior? ¿Escondes el tesoro o lo das a conocer?

jueves, 20 de junio de 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo

 


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Nunca habrá verdadera conversión si no permito que el Espíritu Santo entre en lo más secreto de las intenciones que me mueven. Si no permito que me haga ver la falsedad de esas intenciones y no dejo que me las cambie. Pero si lo hago, entonces sí empezaré a vivir de otra manera, seré una nueva criatura, estaré realmente convertido. 

El corazón nuevo que el Señor quiere infundir en mí es un corazón con intenciones sanas, que de verdad ande buscando el amor, el servicio, la gloria de Dios, y no sólo su propio bien o la gloria humana. 

No vale la pena tratar de esconder todo lo que llevo dentro. Si no soy servicial o no soy generoso, no me conviene aparentar lo que no soy y vivir en la mentira. Es mucho mejor reconocer mi egoísmo y pedirle al Espíritu Santo con insistencia que cambie el corazón. 

Cuando vivimos tratando de aparentar lo que no somos, llega un momento en que ya no sabemos quiénes somos en realidad, y así es imposible cambiar y crecer. 

No hay nada mejor que mirarse a sí mismo con una sinceridad serena. Es posible cambiar poco a poco si le mostramos nuestra verdad al Espíritu Santo y comenzamos a dar pequeños pasos cada día.


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

Evangelio cotidiano / 11º Semana del Tiempo ordinario

 Evangelio según san Mateo 6, 7-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Cuando recen, no usen muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No sean como ellos, pues su Padre sabe lo que les hace falta antes de que lo pidan. Ustedes oren así: ‘Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal’. Porque si perdonan a los hombres sus ofensas, también a ustedes los perdonará su Padre celestial, pero si no perdonan a los hombres, tampoco su Padre perdonará sus ofensas”.

Palabra del Señor.





 Evangelio según san Mateo 6, 7-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Cuando recen, no usen muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No sean como ellos, pues su Padre sabe lo que les hace falta antes de que lo pidan. Ustedes oren así: ‘Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal’. Porque si perdonan a los hombres sus ofensas, también a ustedes los perdonará su Padre celestial, pero si no perdonan a los hombres, tampoco su Padre perdonará sus ofensas”.

Palabra del Señor.


Padre Nuestro


El Padre Nuestro es una oración modelo que encapsula la relación del creyente con Dios y con los demás. Cada petición tiene un profundo significado:

  • Padre nuestro que estás en los cielos: Reconocimiento de Dios como Padre y creador, estableciendo una relación íntima y filial.
  • Santificado sea tu nombre: Un llamado a que el nombre de Dios sea honrado y reverenciado.
  • Venga tu reino: Anhelo del establecimiento del reino de Dios en la tierra.
  • Hágase tu voluntad: Sumisión a la voluntad divina en todas las cosas.
  • Danos hoy el pan nuestro de cada día: Dependencia diaria de la provisión de Dios.
  • Perdónanos nuestras deudas: Búsqueda del perdón divino, ligada a la disposición a perdonar a otros.
  • No nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal: Petición de protección contra las tentaciones y el mal.

Versículos 14-15: El Perdón

“Porque si perdonan a los hombres sus ofensas, los perdonará también a ustedes vuestro Padre celestial; mas si no perdonan a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre les perdonará vuestras ofensas.”

Jesús enfatiza la importancia del perdón mutuo. El perdón es un acto de amor y gracia que refleja el carácter de Dios. Al perdonar a otros, demostramos que entendemos y valoramos el perdón que Dios nos ofrece. Es una condición para recibir el perdón divino y un aspecto esencial de la vida cristiana.

Este pasaje nos invita a una oración más genuina y profunda, evitando la superficialidad. Nos recuerda la importancia de una relación auténtica con Dios basada en la confianza y la humildad. Además, subraya la necesidad del perdón en nuestras relaciones, imitando el amor y la misericordia de Dios.

Reflexionar sobre este pasaje nos desafía a evaluar nuestra vida de oración y nuestras actitudes hacia los demás, buscando siempre crecer en amor, perdón y fidelidad a la voluntad de Dios.

miércoles, 19 de junio de 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo

 


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El Evangelio de Juan nos dice algo muy interesante sobre el Espíritu Santo: "El viento sopla donde quiere. Tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu" (Juan 3,8).

Cuando dejamos actuar al Espíritu Santo, experimentamos algo en nuestra vida, pero no lo podemos explicar ni lo podemos controlar. No es posible prever todo lo que él puede hacer en nosotros, ni podemos calcularlo o contabilizarlo. Escapa a todos nuestros registros, siempre nos sorprende.

Porque él puede actuar en medio de una alegría o de una tristeza; puede regalarnos una gran emoción, pero también puede hacer una obra preciosa en medio de nuestra aridez; puede llevarnos a lugares que nunca imaginábamos, pero también puede hacer maravillas en medio de la rutina y la normalidad. El actúa con total libertad, y nosotros no podemos ponerle condiciones ni exigirle que lo haga de una manera o de otra. Permitámosle que haga lo que él quiera, porque seguramente eso será lo mejor para nosotros.


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana

Evangelio cotidiano / 11º Semana del tiempo Ordinario

 




 Evangelio según san Mateo 6, 1-6.16-18

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Cuiden de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tienen recompensa de su Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad les digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando oren, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad les digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará”.

Cuando ayunen, no pongan cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad les digo que ya han recibido su paga.

Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».


Palabra del Señor.


"Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará"


La lectura del evangelio de hoy nos lleva a reflexionar sobre la intención que hay detrás de nuestras acciones. En Israel la práctica religiosa se resumía tradicionalmente en la limosna, la oración y el ayuno; Jesús nos invita a que la práctica de estas buenas obras sea discreta, alejada de toda exhibición y ostentación, que sería hipocresía. Una cosa es dar testimonio de la fe a través de las obras y otra buscar el halago personal.

Si lo que buscamos con nuestras buenas obras es quedar bien, ser vistos y admirados por los hombres, esa gloria será nuestra recompensa. Si lo que buscamos es guardar con fidelidad el mandato del Señor, y hacerlo con autenticidad, con el corazón, entonces del Señor vendrá la recompensa: la sinceridad, la rectitud de intención es lo que cuenta para Dios, que mira el interior, el corazón, el verdadero sentir, no las apariencias.

Nuestra vida diaria está repleta de oportunidades para demostrar nuestra fe a través de acciones pequeñas pero significativas. La discreción en la caridad, la oración y el ayuno, no debe buscar la aprobación de los demás sino la comunión con Dios. En el trabajo, en la familia y en cada encuentro, estamos llamados a vivir de manera que nuestra fe se refleje en nuestro comportamiento, no como un espectáculo para el reconocimiento humano, sino como una expresión sincera de nuestro amor a Dios y al prójimo.

En resumen, el evangelio de hoy nos anima a buscar una autenticidad espiritual que se manifieste en cada aspecto de nuestra vida, recordándonos que la verdadera recompensa de nuestras prácticas espirituales viene de una relación profunda y personal con Dios, más allá de cualquier reconocimiento humano.


Sor Cristina Tobaruela O. P.
Monasterio de las Dueñas (Salamanca)

martes, 18 de junio de 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo

 

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Cuando leemos la Biblia descubrimos algo muy bello: que Jesús y las personas santas se dejaban arrastrar por el Espíritu Santo. Por ejemplo, Lucas nos cuenta que después de su bautismo “Jesús, lleno del Espíritu Santo, se alejó del Jordán y se dejó llevar por el Espíritu al desierto” (Lc 4, 1).


También se nos cuenta que, después que Felipe convirtió al eunuco y lo bautizó, “el Espíritu del Señor arrebató a Felipe y el eunuco ya no lo vio más” (Hch 8, 39). De golpe, Felipe se encontró anunciando el Evangelio en otros pueblos.

El que se deja llevar de esa manera ya no está obsesionado por lo que hará mañana, porque sabe que el Espíritu lo llevará donde sea necesario, y eso seguramente será lo mejor.

¡Qué bueno cuando un ser humano es capaz de dejarse impulsar con esa libertad y con esa confianza! Ojalá que seas capaz de aceptar esa experiencia, para que conozcas la libertad del Espíritu Santo.


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

Evangelio coridiano / 11º Semana del Tiempo Ordinario

 



Evangelio según san Mateo 5, 43-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Han oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo’. Pero yo les digo: , para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si aman a los que los aman, ¿qué premio tendrán? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludan solo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto”.

Palabra del Señor.



"Amen a sus enemigos y recen por los que los persiguen"

Dice Jesús, amar a los enemigos significa desearles el bien y hacerles el bien. No quiere decir que tengamos por ellos los mismos sentimientos que por las personas que nos quieren, sencillamente porque no somos dueños de nuestros sentimientos. Aún así, desear y buscar el bien de quienes nos persiguen y calumnian nos puede parecer no sólo difícil sino hasta peligroso. ¿No es correr el riesgo de quedarnos con las manos vacías de amor?

Nos parece más seguro esperar a que alguien nos pruebe primero su amor para decidirnos a amar nosotros también. No nos consideramos capaces de funcionar como una fuente de amor en un desierto sin amor.

Pero, si todos nos quedamos quietos esperando a que los demás nos quieran, nunca habrá amor entre nosotros. Aunque Dios no nos pide que seamos la fuente del amor. Esa fuente ya existe y nosotros disfrutamos de ella. Jesús nos invita a contemplar y sentir en medio de nuestras vidas al Padre del cielo que hace salir su sol sobre malos y buenos. El amor lo tenemos asegurado. Nos falta creer en él y apostar nuestra vida por él.

Fr. Carlos Oloriz Larragueta O.P.

Fr. Carlos Oloriz Larragueta O.P.
Convento de la Virgen del Camino


lunes, 17 de junio de 2024

Los cinco minutos del Espíritu Santo


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El Espíritu Santo actúa por todas partes, y deja estelas de luz en la vida de la gente. Él no hace acepción de personas. No le interesa si son negros o blancos, inteligentes o no, famosos o ignorados, fuertes o débiles. Sólo le interesa que son seres humanos, y en todos realiza su obra.

Por eso, no pensemos que el Espíritu Santo está solamente en algunos seres especiales, en los grandes sabios, en personas que saben expresarse o que hablan de una forma muy agradable, o en aquellos que han estudiado mucho y saben muchas cosas. El Espíritu Santo actúa en un ama de casa, en un catequista, en un trabajador. Actúa tanto en un misionero como en un monje, tanto en un niño como en un anciano. En todos logra dejar algo bueno y lo hace de miles de maneras diferentes. Por eso no podemos encasillarlo, y no podemos decir de qué forma actúa. Él actúa como quiere, cuando quiere y donde quiere, y produce actos de bondad, de generosidad y de entrega en todos los corazones.

Él puede derramar algo bello también en un gran pecador, más allá de sus miserias y de sus debilidades.

Es bueno abrir los ojos y ampliar nuestra mente, para que no seamos negativos, y podamos reconocer todas las pequeñas y grandes cosas que hace el Espíritu Santo por todas partes.


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

Evangelio cotidiano / 11º Semana del tiempo Ordinario

 



 Evangelio según san Mateo 5, 38-42

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Han oído que se dijo: ‘Ojo por ojo, diente por diente’. Pero yo les digo: no hagan frente al que los agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el manto; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñalo dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas”.

Palabra del Señor.


“Da al que te pide”


En este pasaje, Jesús desafía la ley del talión ("ojo por ojo y diente por diente") que estaba destinada a limitar la venganza y asegurar que la justicia fuera proporcional. Jesús, en cambio, propone una actitud radical de no resistencia al mal y de amor activo hacia los enemigos.

1. No resistir al mal (v. 39):

Jesús enseña a no responder a la violencia con más violencia. Esto no significa permitir el mal pasivamente, sino buscar métodos creativos y no violentos para enfrentarlo. Al ofrecer la otra mejilla, se rompe el ciclo de retaliación y se muestra una fuerza moral superior.

2. Renunciar a los derechos personales (v. 40-41):

Jesús llama a sus seguidores a renunciar a sus derechos en aras de la paz y la reconciliación. Al dar la capa además de la túnica o al caminar dos millas en lugar de una, los cristianos demuestran una generosidad y una disposición a servir que van más allá de lo esperado. Esto desarma al adversario y puede transformar una situación de conflicto en una oportunidad para el testimonio del amor de Cristo.

3. Generosidad radical (v. 42):

La enseñanza de Jesús también incluye una generosidad sin reservas. Dar a quien pide y no rehusar al que quiere tomar prestado refleja una confianza en la provisión de Dios y un corazón dispuesto a compartir sin límites. Esta actitud contrasta con la tendencia humana a proteger y acumular bienes personales.

Aplicación práctica:

En la vida diaria:

Practicar estas enseñanzas puede ser difícil, ya que van en contra de nuestros instintos naturales de autoprotección y justicia retributiva. Sin embargo, en situaciones de conflicto interpersonal, la disposición a perdonar y a no responder con agresividad puede llevar a la reconciliación y a relaciones más profundas y auténticas.

En la comunidad y la sociedad:

A nivel comunitario, estas enseñanzas inspiran la búsqueda de justicia social a través de medios pacíficos y el trabajo por la paz y la reconciliación. Implican abogar por políticas que reflejen la misericordia y la generosidad, y trabajar para transformar estructuras injustas sin recurrir a la violencia.

En la espiritualidad personal:

Interiorizar estas enseñanzas requiere una profunda confianza en Dios y un compromiso con el camino del discipulado de Jesús. Esto significa orar por nuestros enemigos, buscar activamente el bien de los demás y confiar en que el poder del amor es más fuerte que el del odio.

En resumen, San Mateo 5, 38-42 nos desafía a vivir de una manera que refleje el amor incondicional y la gracia de Dios, a través de una respuesta no violenta al mal, una renuncia a nuestros propios derechos y una generosidad radical. Estas enseñanzas nos llaman a ser agentes de paz y reconciliación en un mundo dividido.

sábado, 15 de junio de 2024

CAPILLA SANTÍSIMO SACRAMENTO



 

Los cinco minutos del Espíritu Santo

 


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El Espíritu Santo está siempre, esperando que lo reconozcamos, en lo más íntimo de nuestra intimidad. Y nosotros estamos siempre dentro de él, sumergidos en él que nos envuelve.

Él nos sostiene y nos lleva dentro de sí permanentemente. Él está llenando todo espacio, todo tiempo y todo lugar, y nunca podemos estar fuera de él, o escondidos de su presencia permanente:

"¿Adonde iré lejos de tu espíritu? ¿Adonde huiré de tu presencia? Si subo hasta los cielos, allí estás tú, si bajo hasta el abismo, allí te encuentras. Si tomo las alas de la aurora y voy a parar a los confines del océano, también allí tu mano me conduce, tu brazo me sostiene" (Salmo 139,7-10).

Sin embargo, una persona puede reconocer con su mente que el Espíritu Santo está presente, que Dios está allí, pero su corazón no logra comunicarse con ese Dios porque le tiene miedo, o lo rechaza, o por algún motivo desea escapar de él.

Entonces, tenemos que hablarle al Espíritu Santo de ese temor y pedirle que lo sane, para que podamos arrojarnos con todo nuestro ser, llenos de confianza y gratitud, deseosos y necesitados, en su infinito amor.


📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana.

Evangelio cotidiano / 10º Semana del Tiempo Ordinario

 



 Evangelio según san Mateo 5, 33-37

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Han oído que se dijo a los antiguos: ‘No jurarás en falso’ y ‘Cumplirás tus juramentos al Señor’. Pero yo les digo que no juren en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello. Que su hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno”.

Palabra del Señor.


Compromiso con la Verdad

Estamos llamados a ser personas de verdad, cuya palabra es confiable sin necesidad de juramentos. Esto implica ser honestos en nuestras comunicaciones diarias y mantener nuestras promesas. La integridad en la palabra construye confianza y respeto en nuestras relaciones.

Reconocer la sacralidad del cielo, la tierra y todo lo que Dios ha creado nos llama a tratar estas cosas con reverencia. Este respeto se extiende a cómo usamos nuestro lenguaje y a la conciencia de que nuestras palabras tienen peso y consecuencias.

Aceptar nuestras limitaciones nos ayuda a depender más de Dios y menos de nosotros mismos. Esta humildad nos lleva a vivir de manera más auténtica y a confiar en la providencia divina en lugar de en nuestros propios juramentos.

El llamado a hablar con simplicidad y veracidad es una invitación a eliminar la duplicidad y la manipulación de nuestro discurso. Ser claros y sinceros en nuestra comunicación refleja un corazón alineado con los valores del Reino de Dios.


Jesús nos invita a una vida de integridad y simplicidad en nuestra comunicación. Nos llama a ser personas de palabra, cuya veracidad no dependa de juramentos, sino de la claridad y sinceridad de nuestro hablar. Al vivir de esta manera, reflejamos la verdad de Dios en nuestras vidas y en nuestras relaciones. Esta enseñanza nos desafía a ser honestos, humildes y reverentes, reconociendo nuestra dependencia de Dios y la sacralidad de todo lo que Él ha creado.

Los cinco minutos del Espíritu Santo

  Hoy celebramos el nacimiento de Juan Bautista. En el Evangelio de San Lucas podemos ver cómo el Espíritu Santo obró en San Juan Bautista. ...