viernes, 28 de junio de 2024

Evangelio cotidiano / Semana 12ª del tiempo Ordinario

 




Evangelio según san Mateo 8, 1-4

Al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente. En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo: “Señor, si quieres, puedes limpiarme”. Extendió la mano y lo tocó diciendo: “Quiero, queda limpio”. Y enseguida quedó limpio de la lepra. Jesús le dijo: “No se lo digas a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio”.

Palabra del Señor.



“Señor, si quieres, puedes limpiarme”


  1. Fe y Humildad: El leproso se acerca a Jesús con una fe genuina y humilde. Reconoce su necesidad y confía en el poder de Jesús para sanarlo. Esto nos enseña a acudir a Jesús con fe y humildad, confiando en su amor y poder para intervenir en nuestras vidas.

  2. Compasión de Jesús: Jesús muestra una profunda compasión al tocar y sanar al leproso. Este acto de tocar a alguien considerado impuro nos recuerda que el amor de Jesús no tiene límites y que Él se acerca a los marginados y necesitados con amor y aceptación.

  3. Poder de Sanación: La sanación instantánea del leproso demuestra el poder divino de Jesús. Nos recuerda que Jesús tiene autoridad sobre toda enfermedad y sufrimiento, y que su deseo es traer sanación y restauración a nuestras vidas.

  4. Obediencia y Testimonio: La instrucción de Jesús de presentarse al sacerdote y ofrecer la ofrenda muestra la importancia de la obediencia y el testimonio. Nuestras experiencias de sanación y bendición deben ser compartidas de manera que glorifiquen a Dios y fortalezcan nuestra comunidad de fe.

Conclusión

El pasaje de Mateo 8, 1-4 es un poderoso testimonio del amor, la compasión y el poder de Jesús. Nos llama a acercarnos a Él con fe y humildad, confiando en su capacidad para sanarnos y restaurarnos. También nos desafía a vivir como testimonios de su amor y poder en nuestras vidas, obedeciendo sus mandamientos y compartiendo nuestras experiencias de fe con los demás. Al reflexionar sobre este pasaje, somos invitados a renovar nuestra fe en Jesús y a vivir con la certeza de su amor incondicional y su poder sanador.

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