sábado, 20 de julio de 2013

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 12, 14-21



Los fariseos se confabularon para buscar la forma de acabar con Jesús.
Al enterarse de esto, Jesús se alejó de allí. Grandes multitudes lo siguieron, y los sanó a todos. Pero Él les ordenó severamente que no lo dieran a conocer, para que se cumpliera lo anunciado por el profeta Isaías:
"Éste es mi servidor, a quien elegí,
mi muy querido, en quien tengo puesta mi predilección.
Derramaré mi Espíritu sobre Él
y anunciará la justicia a las naciones.
No discutirá ni gritará,
y nadie oirá su voz en las plazas.
No quebrará la caña doblada
y no apagará la mecha humeante,
hasta que haga triunfar la justicia;
y las naciones, pondrán la esperanza en su Nombre".
Palabra del Señor.


"Jesús, dueño del sábado, realiza una curación en ese día indicando que ante Dios vale más la vida de sus hijos que la esclavitud paralizante del cumplir por cumplir la Ley.
Efectivamente: la Ley conduce a Dios y al prójimo. Mientras se quede en un cumplimiento meramente externo, no tiene ningún sentido, pues la salvación viene de Dios y no del cumplimiento de la Ley.
Jesús, amenazado de muerte por centrar al hombre en su relación con Dios, se retira y cura, tal vez ese mismo día sábado, a todos los enfermos. San Mateo aplica a Jesús, entonces, un texto del profeta Isaías. Pareciéramos escuchar la voz del Padre sobre su Hijo cuando es bautizado y cuando se transfigura ante sus discípulos: Este es mi Hijo (Siervo), muy amado, en quien tengo puestas mis complacencias. En Él reposa el Espíritu de Dios que nos manifiesta el rostro misericordioso del Padre; pues Él no ha venido a condenar sino a salvar. No vendrá con apariencias de poder que espanten y opriman, sino con la sencillez del campesino que endereza las plantas, dobladas por el viento, para que produzcan fruto; con el cuidado de quien protege la luz para que tome fuerza y pueda iluminar. Él no vino sólo a manifestarnos su amor y a comunicarnos su vida. Él quiere que, quienes aceptemos su amor, su vida, su bondad, su misericordia, produzcamos frutos capaces de alimentar las esperanzas de nuestro prójimo.
Que seamos luz que ilumine a quienes caminan en tinieblas y podamos, así, ser corresponsables en la construcción del Reino de Dios entre nosotros."

 

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