Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 12, 46-50
Jesús estaba hablando a la multitud, cuando su
madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban
de hablar con Él. Alguien le dijo: «Tu madre y tus
hermanos están ahí afuera y quieren hablarte».
Jesús le respondió: «¿Quién es mi madre y quiénes
son mis hermanos?» Y señalando con la mano a sus
discípulos, agregó: «Éstos son mi madre y mis
hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de
mi Padre que está en el cielo, ése es mi hermano,
mi hermana y mi madre».
Palabra del Señor.
"Jesús se está dirigiendo de un modo
abierto y decidido hacia Jerusalén; ha recibido
amenazas de muerte de parte de los fariseos y de
las autoridades civiles y religiosas de Israel.
Tal vez lo más prudente sería batirse en retirada
para evitar la muerte. Su familia se ha acercado a
Él cuando está hablando a la gente; probablemente
quieran llevárselo, no tanto porque crean que está
perturbado, sino para protegerlo de las asechanzas
de muerte de que es objeto. Algo de esto se colige
en la respuesta de Jesús cuando le anuncian que su
Madre y sus hermanos quieren hablar con Él. La
respuesta podemos conectarla con el Jesús
adolescente que le dice a su Madre: ¿No sabían que
debo ocuparme en las cosas de mi Padre?, indicando
con ello su fidelidad amorosa a la voluntad del
Padre Dios, muy por encima incluso de los lazos y
dependencias a que podría llevarnos la unión a la
familia. El Señor no quiere que persona alguna, ni
siquiera los más cercanos, le impidan hacer la
voluntad del Padre. A Pedro le llamó Satanás por
querer ser un tropiezo en el camino de la cruz de
Cristo. Si alguien se precia de ser de la familia
de Cristo debe no sólo contemplarlo en el camino
de su cruz, de su entrega y del amor hacia
nosotros llevado hasta el extremo, sino que debe
también cargar su propia cruz e ir tras las
huellas de su Señor y Maestro. Esta fidelidad a lo
que Dios nos ha confiado es lo único que puede
identificarnos como de la familia de Dios. Sólo
unidos a Cristo en la fe, en el amor y en la
fidelidad a su voluntad, en Él seremos en verdad
hijos de Dios. "
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