miércoles, 24 de julio de 2013

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 13, 1-9




Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a Él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa. Entonces Él les habló extensamente por medio de parábolas.

Les decía: «El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron. Otras cayeron entre espinas, y éstas, al crecer, las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta.

¡EI que tenga oídos, que oiga!»

 

Palabra del Señor.


"Jesús nos dirá que la voluntad del Padre es que creamos en Aquel que el Padre nos ha enviado. En Jesús tenemos un fuerte llamado a la conversión, pues el Reino de Dios está cerca. En Jesús tenemos el perdón de los pecados, nuestra reconciliación con Dios, y la comunicación de la misma Vida que Él recibe del Padre; así el Reino de Dios está dentro de cada uno de nosotros. Quien ha recibido la vida de Dios y la ha asimilado, o, tal vez mejor: quien se ha dejado asimilar por Dios y se ha dejado hacer uno con Él por su comunión de vida con Cristo, debe producir abundantes frutos de salvación que manifiesten la presencia del Espíritu de Dios en esa persona. El Señor nos dirá: de la abundancia del corazón habla la boca. Del interior del hombre nacen las obras buenas, el amor fraterno hecho servicio, hecho misericordia y cercanía para todas las personas; del corazón nacen los buenos deseos, las buenas inclinaciones, la mirada limpia. Hay muchos frutos que manifiestan que la presencia del Señor en nosotros no cayó al borde del camino, ni en terreno pedregoso, ni entre espinos, sino en un terreno bueno y fecundo; ese corazón manifiesta que quien lo posee es, en verdad, un hombre de buena voluntad, dócil al Señor, capaz de dejarse guiar por el Espíritu de Dios."

 

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