Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 7, 21-29




Jesús dijo a sus discípulos:
«No son los que me dicen: "Señor, Señor", los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
Muchos me dirán en aquel día: "Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?"
Entonces Yo les manifestaré: "Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal".
Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero ésta no se derrumbó, porque estaba construida sobre roca.
Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: ésta se derrumbó, y su ruina fue grande».

Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, la multitud estaba asombrada de su enseñanza, porque Él les enseñaba como quien tiene autoridad y no como sus escribas.

Palabra del Señor.



¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. Hoy el Evangelio nos recuerda que ser cristiano es vivir de acuerdo con la Palabra de Dios, es cumplir la voluntad de Dios en cada momento del día. Sin embargo, muchas veces nos conformamos con rezar, con ir a misa...  Olvidamos ser cristianos en la familia, en el lugar de estudio o trabajo, con los amigos... En definitiva, somos cristianos a ratos, cuando nos resulta más sencillo y menos arriesgado. Y ponemos mil excusas para justificarnos.
     "Perdona Señor, porque muchas veces no vivo lo que creo"
     "Dame más confianza en ti, para que cumpla tu palabra"
     "Gracias por darme fuerza para ser siempre cristiano"

A veces nos asusta "cumplir la voluntad de Dios". Parece que vamos a perder nuestra libertad. Tenemos miedo de escuchar a Dios, no vaya a ser que nos pida hacer lo que no nos apetece. La experiencia de los que se fían de Dios y cumplen su palabra nos dice más bien lo contrario. Aunque parezca incomprensible para la razón, la experiencia nos enseña que cuanto más obedeces a Dios, más libre eres. ¿Ha habido alguien más obediente al Padre que Jesús? No. ¿Ha habido alguna persona más libre que Jesús? Nadie. ¿Queremos seguir su ejemplo? Pedimos al Espíritu que nos ayude a avanzar por este camino.

Siguiendo la voluntad de Dios, no estamos a salvo de vientos, lluvias y ríos desbordados. Los problemas llegan a todos. Es más, en ocasiones las dificultades vendrán precisamente por vivir de acuerdo con la Palabra de Dios. Entonces surgen las dudas y crecen las ganas de seguir otros caminos más fáciles... ¿Qué hacer? Confiar en Jesús: él está con nosotros y nuestra casa, nuestra vida no se hundirá.
     "Haznos fieles, Señor, en la adversidad"
     "Gracias Señor por tu palabra consoladora"
     "En ti confío. Hágase en mi según tu palabra"


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