Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 21, 34-36
Jesús hablaba a sus discípulos acerca de su venida:
Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y
las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso
sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en
toda la tierra.
Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo
que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del
hombre.
Palabra del Señor.
¿Qué me quieres decir,
Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? Pueden ayudar
estas ideas:
A. "Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos". La
advertencia de Jesús es quizá en nuestro mundo todavía más necesaria que en la
Palestina del Siglo I. Hay muchos intereses que quieren que no funcione nuestra
mente. Se invierte mucho dinero para que pensemos lo que conviene a los
que pagan. Y muchas veces consiguen sus propósitos: no nos llama la atención
que cada día mueran miles de niños por hambre, por el aborto... Parece
normal que empleemos más dinero en colonias, deportes, espectáculos que en
solidaridad. Podríamos poner mil ejemplos. ¿Qué embota mi cabeza?
Pedimos a Dios que nos ayude a descubrir y
a superar las trampas que continuamente se tienden a nuestro paso.
B. "Estad
despiertos". No os traguéis cualquier cosa. Pensad ¿qué se dice? ¿quién lo dice? ¿para qué lo dice? ¿a quién beneficia? Rezad ¿qué me dices tú, Señor? La Palabra
de Dios no tiene intereses en esta tierra, mejor dicho, tiene un sólo interés:
la felicidad de todos. Pensar y rezar son los mejores medicamentos para
combatir la enfermedad del sueño.
"Ayúdame Señor
a poner los medios para permanecer despierto"
"Gracias por
buscar siempre nuestra felicidad más plena"
C. Las advertencias de Jesús son
importantes. No es lo mismo estar despiertos o dormidos, con mente embotada o
clara. Nos jugamos mucho. Nos jugamos la salvación. Es decir, nos jugamos que
nuestra vida tenga sentido o no. Nos jugamos ser felices o no. Nos jugamos que
otras personas vivan felices o no.
"Señor,
perdona nuestra falta de responsabilidad"
"Gracias por crearnos libres y responsables"
"Danos fuerza para ayudar a nuestros próximos a vivir despiertos, con la
mirada y la cabeza claras"
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