Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 19, 41-44
Cuando Jesús estuvo cerca de Jerusalén y vio la
ciudad, se puso a llorar por ella, diciendo: «¡Si
tú también hubieras comprendido en este día el
mensaje de paz! Pero ahora está oculto a tus ojos.
Vendrán días desastrosos para ti, en que tus
enemigos te cercarán con empalizadas, te sitiarán
y te atacarán por todas partes. Te arrasarán junto
con tus hijos, que están dentro de ti, y no
dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has
sabido reconocer el tiempo en que fuiste visitada
por Dios».
Palabra del Señor.
¿Qué me quieres decir,
Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? Pueden ayudar
estas ideas:
A. Jesús lloró. Lo acabamos de leer en este
evangelio. Jesús sufre sobre todo con el sufrimiento de las personas. Se deja
afectar por los problemas de los demás. No pasa de largo. No se cierra en sus
problemas.
"Gracias
Jesús porque sufres por mi, por nuestro mundo"
"Ayúdame
Señor a compartir las alegrías y los problemas de los demás"
B. "Si al menos tu comprendieras..."
La historia de Jesús es la historia de un incomprendido. No le comprende la
gente que lo escucha, ni siquiera sus mismos discípulos. En muchas ocasiones el
evangelio nos dice que los más cercanos no le entienden. También a nosotros
nos cuesta entender. Hay palabras difíciles de entender y vivir: cruz,
sacrificio, perdón, humildad, entrega...
"Ayúdame
Señor a entender tu palabra"
"Gracias
Señor por tener paciencia conmigo"
C. Jesús pronuncia las palabras del Evangelio
de hoy pocos días antes morir. A pesar de no ser comprendido, Jesús sigue
amando, sigue entregándose por aquellos que le rechazan. ¡Cuanto nos cuesta
amar a los que no nos entienden y sufrir por aquellos que nos ignoran!
Necesitamos la fuerza del Espíritu para avanzar por este camino.
"Dame Señor
un corazón generoso como el tuyo"
"Gracias
Padre por las personas que me aman gratuitamente"
"Concédeme Señor tu Espíritu de entrega"
Comentarios
Publicar un comentario