Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 9, 14-15
Se acercaron a Jesús los discípulos de Juan
Bautista y le dijeron: «¿Por qué nosotros y los
fariseos ayunamos mucho mientras que tus
discípulos no ayunan?»
Jesús les respondió: «¿Acaso los amigos del esposo
pueden estar tristes mientras el esposo está con
ellos? Llegará el momento en que el esposo les
será quitado, y entonces ayunarán».
Palabra del Señor.
¿Qué me quieres decir, Señor?
¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Los discípulos de Jesús no hacemos
las cosas por no llamar la atención o seguir la corriente a los demás; ni
tampoco para llevar la contraria a los que no comparten nuestras convicciones.
Hacemos las cosas para seguir a Jesús, para vivir como Él y estar en comunión
con Él.
El
ayuno no es lo más importante, no tiene valor en sí mismo; nos sirve si es para
nosotros un medio para estar con Jesús; nos aparta de Dios si lo absolutizamos y hacemos del privarnos de cosas algo más
importante que el llenarnos de Dios.
Esta
es la llamada que nos hace la Palabra para dar sentido a nuestra “abstinencia”
en este primer viernes de Cuaresma.
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