domingo, 22 de septiembre de 2024

VIGESIMOQUINTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 



 Evangelio según san Marcos 9, 30-37

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará”. Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó: “¿De qué discutían por el camino?”. Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”. Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: “El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado”.

Palabra del Señor.



“Debe ser el servidor de todos”


El pasaje de Marcos 9, 30-37 nos invita a cambiar nuestra mentalidad sobre lo que significa ser grande. Jesús nos enseña que el camino a la verdadera grandeza no es a través del poder o el prestigio, sino a través del servicio, la humildad y la acogida de los más pequeños. Nos recuerda que la cruz, aunque difícil de comprender, es el camino hacia la gloria y la vida plena. Al seguir a Jesús, estamos llamados a poner a los demás en primer lugar, a servir con amor y a reconocer a Cristo en los más vulnerables.

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