Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 7, 31-35
Dijo el Señor:
¿Con quién puedo comparar a los hombres de esta
generación? ¿A quién se parecen? Se parecen a esos
muchachos que están sentados en la plaza y se
dicen entre ellos:
¡Les tocamos la flauta,
y ustedes no bailaron!
¡Entonamos cantos fúnebres,
y no lloraron!
Porque llegó Juan el Bautista, que no come pan ni
bebe vino, y ustedes dicen: «¡Tiene un demonio!»
Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y
dicen: «¡Es un glotón y un borracho, amigo de
publicanos y pecadores!» Pero la Sabiduría ha sido
reconocida como justa por todos sus hijos.
Palabra del Señor.
¿Qué me quieres decir,
Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Juan y Jesús anuncian la Palabra de
Dios, con dos estilos distintos. Juan desde el desierto, Jesús desde las
calles, plazas y casas. Juan no participaba en fiestas, Jesús si. Las palabras
de Juan eras más ásperas que las de Jesús. Juan es el mayor de los
profetas, Jesús es el mismísimo Hijo de Dios. Sin embargo, ni a uno ni a
otro escucharon. Decían que Juan tenía un demonio y que Jesús era un comilón y
un borracho. A veces somos especialistas es buscar excusas para no escuchar a
las personas.
"Señor, abre
mi corazón a la verdad de cada persona"
"A veces
descalifico a las personas sin conocerlas. Perdona"
B. Dios sigue hablando a través de
personas, a través de personas amables y bruscas, aburridas y divertidas. desagradables y simpáticas, más buenas y peores, de
izquierdas y de derechas, creyentes y no creyentes...
No es fácil descubrir lo que Dios nos dice
por medio de las palabras de las personas (a veces contradictorias), pero
tenemos que abrir los oídos de par en par a todos y pedir a Dios que nos ayude
a escuchar su Palabra en las palabras.
"Concédeme
Señor tu luz para saber escucharte"
"Dame
paciencia y perseverancia cuando no entienda lo que me quieras decir"
Comentarios
Publicar un comentario