Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 17, 1-6
Jesús dijo a sus discípulos:
«Es inevitable que haya escándalos, pero ¡ay de
aquél que los ocasiona! Más le valdría que le
ataran al cuello una piedra de moler y lo
precipitaran al mar, antes que escandalizar a uno
de estos pequeños. Por lo tanto, ¡tengan cuidado!
Si tu hermano peca, repréndelo, y si se
arrepiente, perdónalo. Y si peca siete veces al
día contra ti, y otras tantas vuelve a ti,
diciendo: "Me arrepiento", perdónalo».
Los Apóstoles dijeron al Señor: «Auméntanos la
fe».
Él respondió: «Si ustedes tuvieran fe del tamaño
de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que
está ahí: "Arráncate de raíz y plántate en el
mar", ella les obedecería».
Palabra del Señor.
¿Qué me quieres decir, Señor?
¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. En muchas ocasiones no valoramos las
consecuencias de lo que hacemos y decimos en las personas que nos ven y nos oyen.
Nuestra vida influye en las personas que nos rodean positiva o negativamente.
Por eso, hemos de tener cuidado, especialmente si estamos delante de
"pequeños" en edad, en forma de pensar, en dinero...
"Señor,
perdona mi falta de sensibilidad con los hermanos"
"Dame
sabiduría y fuerza para hacer y decir lo que más ayude a los hermanos"
B. ¿Qué hacemos cuando alguien nos
ofende? ¿le decimos algo o lo criticamos a su espalda?
¿intentamos corregirle o lo dejamos por imposible a
las primeras de cambio? ¿procuramos que mejore o
lo mandamos a paseo? Es menos comprometido pensar: "es mayor, ya sabe lo
que se hace" que "todos necesitamos que nos ayuden para crecer".
Y cuando le decimos algo ¿cómo lo
hacemos? ¿con cariño o con resentimiento? ¿pensando las cosas o a boca-jarro? ¿para
desahogarme o para ayudarle?
"Dame Señor
fuerza para corregir con cariño y humildad para dejarme corregir"
"Gracias
Señor por las personas que me han corregido"
"Perdona Jesús
porque a veces no confío en los hermanos"
C. Si tuvierais fe... La fe es un don, un
regalo, es gratuita. Pero tenemos que abrir de par en par el corazón, la cabeza
y las manos para acogerla. Acogemos la fe cuando rezamos, cuando nos
formamos para comprender mejor los contenidos que creemos, cuando hacemos lo
que Dios nos dice, aunque nos dé miedo
"Creo, Señor,
pero aumenta mi fe"
"Gracias
Padre por el regalo de la fe"
"Quiero
fiarme de ti. Haz de mí lo que quieras"
Comentarios
Publicar un comentario