Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 17, 7-10
Jesús dijo a sus discípulos:
Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor
para arar o cuidar el ganado. Cuando éste regresa
del campo, ¿acaso le dirá: «Ven pronto y siéntate
a la mesa»? ¿No le dirá más bien: «Prepárame la
cena y recógete la túnica para servirme hasta que
yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás
después»? ¿Deberá mostrarse agradecido con el
servidor porque hizo lo que se le mandó?
Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo
que se les mande, digan: «Somos simples
servidores, no hemos hecho más que cumplir con
nuestro deber».
Palabra del Señor.
¿Qué me quieres decir,
Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Es
verdad que todos necesitamos “palmaditas en la espalda”, que sea reconocido y
agradecido nuestro trabajo. Sin embargo, no podemos trabajar y comprometernos
para obtener premios y regalos, como los niños. Pedimos a Dios que nos conceda
amar sin esperar nada a cambio, gratuitamente
B. A
veces queremos “ajustar las cuentas” con Dios, nos parece que no nos paga lo
suficiente, le exigimos que nos compense nuestros desvelos y tareas. No tiene
sentido. Dios nos lo ha dado todo, antes de que nosotros lo hubiéramos pedido,
nos ha dado mucho más de lo que podríamos merecer. Por eso, tenemos que decir:
“Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer.
Comentarios
Publicar un comentario