Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 21, 29-33
Jesús, hablando a sus discípulos acerca de su
venida, les hizo esta comparación:
Miren lo que sucede con la higuera o con cualquier
otro árbol, Cuando comienza a echar brotes,
ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano,
Así también, cuando vean que suceden todas estas
cosas, sepan que el Reino de Dios está cerca.
Les aseguro que no pasará esta generación hasta
que se cumpla todo esto., El cielo y la tierra
pasarán, pero mis palabras no pasaran.
Palabra del Señor.
¿Qué me quieres decir,
Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Fijate en la higuera... fíjate en la
vida, en tu vida, en la vida de las personas cercanas... fijate
en tu grupo de fe, en tu parroquia, en la iglesia... fíjate en tu familia, en
tu pueblo o ciudad, en el mundo. Jesús era un gran observador. Ver,
mirar, fijarse, contemplar... ¡qué fácil es y qué poco lo hacemos! ¿nos enteramos de las cosas que suceden en nuestro mundo y en
nosotros mismos? Podemos pedir a Dios que nos conceda ser personas con vista,
con una mirada profunda.
B. La mirada de Jesús no se detenía
únicamente en el cielo, mas bien sabía ver el cielo en la tierra. Descubría al Padre
en la historia de su pueblo, en el corazón de las personas...
C. Tenemos que aprender a mirar al estilo
de Dios. Dios, que es bueno, que es Amor, mira todo con bondad y amor. En
la Creación, el libro del Génesis repite: "y vio Dios que era bueno"
(Gn 1,4.10...). Y el Evangelio nos cuenta que
Jesús "fijando en
él (joven rico) su
mirada, le amó" (Mc 10,21). Si no
miramos con amor, no descubriremos al Dios-Amor en la vida, en la historia.
"Cura Señor mi
mirada, tantas veces fría y egoísta"
"Gracias, Señor,
por las personas que miran con amor"
"Ayúdame a descubrirte y a disfrutar de tu presencia"
Comentarios
Publicar un comentario