Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 21, 10-19



Jesús hablaba a sus discípulos acerca de su venida:
Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes: se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo.
Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados: los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.
Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, porque Yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.
Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán. Serán odiados por todos a causa de mi Nombre. Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas.
Palabra del Señor.


¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 
A. Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos.... ¿Por qué? ¿Por hacer "cosas malas"? Precisamente por lo contrario: por ser seguidores de Jesús, por buscar la justicia, por ser testigos de la verdad, por trabajar por la paz.
     "Señor, ayúdame a encajar la cruz de la incomprensión, del rechazo, de la persecución"
     "Ayúdame a estar cerca de los que sufren por los hermanos"
B. Yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría... ni un cabello de vuestra cabeza perecerá. El Señor está cerca siempre y especialmente cuando sufrimos, cuando no somos comprendidos por su causa. Aunque, a veces, cuando pasamos malos momentos se nos nubla incluso la fe, parece que hasta Dios se ha ocultado.
     "Padre, me pongo en tus manos"
     "Tu rostro buscaré Señor"
C.  Gracias a la constancia salvarán sus vidas. El mundo se salva, nosotros nos salvamos cuando seguimos amando al recibir traiciones, cuando ponemos la otra mejilla por el Reino, cuando apostamos por la comunidad y no recibimos de ella más que incomprensión, cuando rezamos, a pesar de no sentir nada. Pedimos al Señor el don de la perseverancia para nosotros y para todas las personas que titubean ante la cruz.

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